Proyecto Kulto: la startup gestada en un pequeño pueblo de Cantabria que quiere convertirse en el 'marketplace' de la agricultura de proximidad en toda España

Pablo Quintero y Pablo Kaperotxipi, fundadores de Proyecto Kulto
Pablo Quintero y Pablo Kaperotxipi, fundadores de Proyecto KultoProyecto Kulto
  • Proyecto Kulto es una plataforma online que permite comprar directamente a agricultores ecológicos locales a un precio justo que ellos mismos fijan.
  • No se trata de un intermediario: el importe íntegro se destina al productor y, a cambio de la gestión, se hace una factura por los servicios realizados.
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Los agricultores llevan años reclamando un precio justo para sus productos, de los que en muchas ocasiones apenas sacan beneficio. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicados en febrero de este año, el kilo de patatas se vende a 1,25 euros en un supermercado, mientras que el productor solamente recibe 0,17. Lo mismo pasa con la cebolla, entre muchos otros: el agricultor recibe 0,20 euros por cada kilo de cebolla, que en el destino final se vende a 1,44 euros. 

Aunque el consumidor no es responsable de esta diferencia de precios, sí hay pequeñas cosas que pueden contribuir al cambio, como consumir productos locales.

Pablo Quintero y Pablo Kaperotxipi decidieron fundar Proyecto Kulto para ayudar a los pequeños agricultores a vender sus productos directamente al consumidor final y con un precio justo, que pone el mismo productor. Se trata de una plataforma online en la que los productores pueden vender sus productos y fijar el precio que consideren oportuno.

"Son ellos los que tienen que poner el precio a su trabajo y a sus productos", incide Quintero en una entrevista con Business Insider España.

Quintero y Kaperotxipi crearon Proyecto Kulto después de que una vecina de Kaperotxipi, Casilda, les regalase una cesta de alubias y otros productos que ella misma había recogido de su huerta. "Pensamos: tenemos que conseguir la manera de poder ofrecer esa experiencia a toda la población", cuenta Quintero. 

La startup tiene su sede en Liencres, Cantabria, y cuenta con un equipo de 4 personas.

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Los fundadores, que se conocieron en la universidad cuando estudiaban Nutrición y Dietética, crearon Proyecto Kulto con 25.000 euros de fondos propios, que ahora prevén ampliar con una nueva ronda de financiación que tiene un objetivo de 100.000 euros y para la que ya hay inversores comprometidos.

Desde el lanzamiento de la startup en julio, han conseguido 320 clientes habituales y han repartido más de 5.200 kilos de rutas y verduras de primera calidad, con unos ingresos que solo el noviembre alcanzaron los 6.000 euros y que para todo 2020 serán de en torno a 14.000 o 15.000 euros

Proyecto Kulto trabaja actualmente con 12 productores activos, a los que se sumarán otros 3 en País Vasco. Kaperotxipi explica que estos son suficientes para la demanda actual, pero que prevén ampliar ambas. De momento, reparten principalmente en Madrid y Cantabria, donde tienen 4 agricultores respectivamente, aunque también trabajan con otros de Asturias, Castilla y León, Extremadura y Andalucía.

"La demanda de Madrid es muy alta y no existen productores suficientes para ajustarse a ese exceso", explica Kaperotxipi

Verdura de agricultores de Proyecto Kulto
Proyecto Kulto

Por ahora solo hacen envíos en la península, aunque Quintero, de origen canario, asegura que a medio y largo plazo empezarán a operar también en las islas.

De aquí a 3 años, la plataforma quiere convertirse en el mercado online de los productores locales, explica vasco, y no solo de fruta y verdura: quieren ampliar su oferta a todo tipo de productos, como lácteos, carne y pescado, así como otras categorías que se encuentran en los supermercados.

Frutas y verduras ecológicas a un click de distancia

Los consumidores pueden elegir a qué productor comprar sus frutas y verduras, explican los fundadores de Proyecto Kulto, así como la comida que viene en la caja. "Compras a una cara, a un agricultor, como si estuvieras yendo al mercado a comprar. Primero miras a la cara al agricultor", explica Quintero.

El ticket medio empezó siendo de unos 30 euros por compra, pero ahora se acerca más a los 35. La gente que compra en la web suele tener mucho interés por cuidarse y se fija en la procedencia de los productos y compra de una manera responsable, según los datos de la startup.

Asimismo, el consumidor medio del servicio es una mujer de entre 30 y 50 años, aunque los fundadores explican que los más concienciados en cuestiones medioambientales y de consumo responsable son los más jóvenes, que en ocasiones no pueden permitírselo.

Para vender los productos en la plataforma, los cultivos deben tener un certificado en agricultura ecológica. Este tarda en conseguirse 3 años, por lo que Proyecto Kulto acepta también a aquellos agricultores que estén a punto de conseguirlo. También deben tener la suficiente variedad como para satisfacer una lista de la compra variada, afirman los fundadores de la startup.

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Quintero y Kaperotxipi inciden durante la entrevista en que Proyecto Kulto no es un intermediario, sino que dota de una plataforma a los agricultores para exponer sus productos. Son ellos los que se encargan de gestionar los pedidos y, a cambio, facturan 9 euros por los servicios de promoción y logística. No obstante, si el agricultor no consigue ningún pedido, no se le cobra ningún importe.

El envío se cobra aparte al consumidor y cuesta 4,95 euros. Este se hace a través de Correos Exprés con el objetivo de aprovechar las rutas de ese servicio en vez de establecer unas nuevas, que emitirían emisiones de carbono adicionales.

"Cuando el mercado esté más maduro, se podrían valorar otras soluciones, pero siempre desde un punto de vista medioambiental", explica Kaperotxipi. 

La pandemia ha dado un impulso a Proyecto Kulto

La pandemia ha hecho que la concienciación para consumir de forma más local y responsable aumente, así como la predisposición de los clientes a adquirir alimentos online. Quintero y Kaperotxipi decidieron lanzar el proyecto durante los meses de marzo y abril, pero tuvieron que dar un paso atrás. 

"Solo teníamos dos agricultores y no estábamos del todo preparados. Desde el punto de vista de packaging y el servicio totalmente al cliente, nos vimos desbordados al principio", explica vasco. "En marzo y abril nos llegaron muchísimos pedidos, pero tuvimos que parar de empujar".

Caja con verduras de Proyecto Kulto
Proyecto Kulto

No obstante, Kaperotxipi reconoce que la pandemia ha dado un fuerte impulso a la startup y, en general, a todo el sector de la alimentación.

La sostenibilidad y el consumo responsable, sus valores corporativos más importantes

Los valores corporativos más importantes de la compañía son la sostenibilidad y el consumo responsable, que se reflejan en detalles como los envíos y el packaging, entre otras cosas. "Nuestras acciones son el packaging, nuestras atracciones son el transporte, nuestras acciones son el cómo se cultivan esos productos", incide Quintero.

Los fundadores tenían claro que los paquetes tenían que ser sostenibles y estar hechos con materiales reciclados o reciclables. Todo el paquete está hecho de papel, incluso la cinta adhesiva que lo cierra, y tiene certificación SFS. Además, han dado mucha importancia a que la fruta y verdura llegase en un buen estado, por lo que el packaging tenía que ser resistente. 

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"Hemos tenido que hacer muchas pruebas", explica Quintero, ya que debido al transporte muchas frutas y verduras se picaban.

El consumo responsable es otro valor en el que los fundadores hacen hincapié, tanto en la entrevista como en el blog de su página web. Con la campaña de Navidad aún en marcha, alertan del "consumismo desaforado" y que este "ensucia, contamina y perjudica". 

"Lo que queremos en concienciar de alguna manera sobre esa masificación excesiva que se produce", defiende Kaperotxipi, aunque Quintero afirma que "la sociedad está despertando en ese sentido".

Asimismo, ambos fundadores inciden en que son las nuevas generaciones las que están impulsando el cambio, gracias al flujo de información constante sobre el tema y pese a que en muchas ocasiones no pueden permitirse pagar más por productos más ecológicos.

"Si hay alguien que está interesado, que se siga informando en fuentes fiables", sostiene Quintero. "En esa información es donde está el cambio".

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