Puig: ¿es una oportunidad para el pequeño inversor?

Puig

Mireia Rodríguez/Wikipedia

  • La mayor empresa de perfumes y cosmética de España sale a bolsa el próximo 3 de mayo para captar cerca de 3.000 millones de euros y propulsar su valoración a los 14.000 millones de euros. 
  • ¿Está el pequeño inversor ante una oportunidad?

La mayor salida a bolsa del año en España, Europa y, hasta ahora, del mundo, se producirá el próximo 3 de mayo cuando Puig, el gigante de la belleza catalán, salte al parqué

La empresa familiar espera captar cerca de 3.000 millones de euros en una operación que combina una oferta de venta (OPV) con una oferta de suscripción (OPS). Tras el toque de campana, la firma estará valorada en casi 14.000 millones de euros —y podría entrar este año en el Ibex 35—.

¿El objetivo? Refinanciar con el nuevo capital sus últimas compras, tener liquidez para futuras adquisiciones o inversiones y facilitar a las nuevas generaciones la gestión de su propio patrimonio. Aunque, respecto a esto último, Puig defiende que sólo una familia puede mantener el equilibrio entre un buen resultado en el próximo trimestre y una estrategia centrada en el largo plazo. 

"Puig es una empresa muy familiar, pero el final del camino es precisamente la salida a bolsa", advierte en una llamada con Business Insider España Jordi Bellobí, socio de RSM, al frente del área de Servicios de Asesoría Financiera. 

"Puig tiene razones para la salida. Una de ellas, es el hecho de tener que captar fondos para sus proyectos de expansión. Otra sería dar liquidez al patrimonio empresarial. La última sería la continuidad del proyecto", añade el analista financiero. 

Los Puig han tomado la decisión de sacar la empresa a bolsa en su mejor momento, con resultados récord y superando con creces sus expectativas de crecimiento. Por esta misma razón, la familia ha intentado preservar todas las garantías de que tendrán el control sobre la mayor parte del capital. Por eso han sacrificado parte de sus acciones con más votos políticos (que son las de clase A) por acciones que confieren un único voto (de clase B) incluso teniendo que reducir su capital.

Con este movimiento, el vehículo de inversión del clan se quedará el 100% de las acciones de clase A (que son el 68% de la empresa) y entre un 7% y un 17% de las acciones que empiezan a cotizar el próximo 3 de mayo (de clase B, las acciones que representan un 32% restante del capital social). 

¿Qué puede hacer un pequeño inversor en la salida a bolsa de Puig?

Antes del toque de campana, un minorista no puede entrar en la codiciada operación, recuerda Ribera. La oferta se ha diseñado para inversores institucionales, con lo cual, los minoristas quedan directamente excluidos. Pero eso no quita que el pequeño inversor se interese por los valores de Puig, que llevarán la etiqueta de cotización del apellido (ticker: PUIG).

"El hecho de que sea para un inversor cualificado hace que no sea tan interesante de primeras. Es decir, inicialmente, no habrá mucho volumen en bolsa con este tipo de inversión. Los grandes tenedores querrán mantener su posición y no abrirán las puertas a que haya mucho movimiento. Al principio será un valor bastante ilíquido", advierte Borja Ribera, profesor de EAE Business School y manager en GVC Gaesco.

Además, durante los primeros 180 días de cotización, la sociedad, el accionista vendedor y los nuevos minoristas se han comprometido a no vender las acciones que adquieran tras el toque de campana. Algunos empleados se han comprometido durante 365 días desde el toque de campana.

 

"Ahora el inversor particular puede analizarla desde el punto de vista fundamental. Es importante conocer la empresa, la historia, sus resultados empresariales, balances... Y conocer para qué quiere el dinero, qué porcentaje de la empresa sale a bolsa —porque no es lo mismo un 20% que un 70%, habrá menos o más liquidez en el mercado—", sugiere el analista Eduardo Bolinches.

El analista asesor de RSM cree que el inversor tiene que molestarse en leer lo que publica la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el folleto —que puedes encontrar aquí—, además de entender el negocio y las ventajas competitivas que tiene. Por último, concebir su propia idea del valor intrínseco que tiene la compañía y compararla con el precio al que sale la acción. 

La opinión de los expertos: ¿Puig sí o no? 

"Se suele decir que la buena empresa familiar tiene que dejar de serlo. Así que la mejor forma de hacerlo es con una salida a bolsa ordenada. En el caso de Puig, me parece una magnífica decisión y un buen ejemplo", señala Bellobí. 

Cabe destacar aquí el complejo sistema que han diseñado para poder vender de los valores más poderosos: las acciones de clase A. Este tipo de acciones, que confieren cinco votos frente al único voto de las acciones de clase B, pueden convertirse a este último valor. Pero las acciones de clase A están en manos de los familiares. Y si estos quieren deshacerse de los activos antes tendrán que ofrecérselas a alguien del clan y, luego, con la aprobación del consejo, convertirlas y venderlas.

"Habrá miembros de la familia que quieren tener acciones, pero no necesariamente tienen que participar en la gestión. La bolsa es muy exigente con esto. Admite que los miembros de la familia participen en la gestión, pero no permitirá un nepotismo con la participación de gente que no está preparada para llevar la empresa. Es una buena decisión si se hace con orden y con una valoración adecuada", explicita el analista de RSM.

Siguiente pregunta: ¿tendrá Puig una valoración adecuada?

"Los grandes tenedores que tienen esos títulos no lo van a regalar. Lo más seguro es que los pongan a precios altos. El inversor minorista podrá entrar en la salida, pero se presume que a un precio relativamente caro", señala el manager de GVC Gaesco. 

El precio al que supuestamente se colocará la acción rondará los 23,50 euros, pero los bancos colocadores están registrando las peticiones de los potenciales inversores. 

"No me gustan demasiado las series B, pero el mercado es soberano, y decidirá sobre el atractivo de la OPS y OPV combinada. Puig me parece una buena empresa, sólida, bien dirigida, con un accionariado serio... Así que probablemente habrá demanda suficiente para sostener el precio de salida. Y yo preferiría pagar algo más por un buen activo, que menos por uno malo", dice Bellobí.

 

No obstante, el analista y asesor de RSM cree que los inversores minoristas que analicen la acción terminarían concluyendo que estará por encima de su valor, entre un 10% y un 20%. Y que esto le restará recorrido a corto plazo —más allá de la sobrearracción en el mercado de los primeros días de cotización—. 

"¿Cuándo es atractiva una acción? Cuando está en valores razonables. Si crees que la puedes comprar y que está por debajo de su valor intrínseco o que tiene un recorrido —sea en forma de dividendo o en aumento de la cotización—. Cada inversor tendrá que hacer su propio análisis y ver hasta qué punto es interesante y se ha salido con un margen o un recorrido", concluye Bellobí. 

Puig ahora mismo no tiene política de dividendos, pero pretende mantener su histórico pay out del 40% tan pronto como las condiciones del mercado lo permitan. La fecha estimada es 2025, sobre los resultados del ejercicio de 2024.

"Independiente del precio, es una empresa muy, muy interesante por sus números, su crecimiento sostenido en el tiempo, y porque es garantía de que puede salir muy bien a poco que la quieran colocar en precio justo —que no barato—. Y la gestión va a recaer sobre los directivos, que es la familia. Es decir, no habrá ningún cambio en la directiva. Eso sí que es importante", señala Bolinches.

 

Ahora, que supuestamente esté haciendo bien las cosas o esté a un precio razonable, no implica que sean una opción atractiva para cualquier tipo de inversor —menos aún sin valorar el perfil de riesgo—. 

El analista Eduardo Bolinches cree que en los casos de los pequeños inversores que inviertan con la filosofía a largo plazo y no busquen la especulación, Puig sí podría ser una buena opción

"Puede ser una oportunidad, pero diría que más a medio y largo plazo. Puede que requiera paciencia. Vaya por delante: no tengo duda de que Puig es una buena empresa, y tendrá buena acogida en bolsa. Con todo, legítimamente, sale al mercado con una valoración muy exigente", coincide Bellobí.

Sin embargo, Bolinches coincide con Ribera en que, el problema de entrar tras una OPV es que, durante los primeros años, si la acción cae, el coste de oportunidad puede ser muy grande aunque luego vuelva a recuperarse. 

Por esta razón, José María Ávila Román, experto en finanzas de Sin Comisiones, sugiere que los inversores particulares lo más prudente que pueden hacer es "esperar un poco y observar cómo se comporta la cotización en los primeros meses, en vez de lanzarse a participar en la OPV". 

"Por ejemplo, si la empresa no acierta con el valor inicial de sus acciones, y al poco tiempo la cotización de las mismas baja… El tropiezo puede ser importante, no solo para el inversor particular, sino para las expectativas de la propia compañía y la confianza a largo plazo de sus grandes inversores", añade Ávila. "Es fundamental que no se equivoquen en sus valoraciones iniciales"

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