Olvídate de la "estanflación": una recesión mundial es casi inevitable, ya que la guerra en Ucrania se suma a la subida vertiginosa de los costes de los alimentos y la energía, según un experto

| Traducido por: 
Dos operadores trabajan en el parqué de la Bolsa de Nueva York.

AP Photo/Richard Drew

Últimamente, los inversores se han preocupado por la combinación tóxica que supone una elevada inflación y un lento crecimiento económico conocida como "estanflación". Pero Albert Edwards, de Societe Generale, dice que una recesión es más probable.

Eso probablemente no reconforte mucho a los inversores, pero Edwards, economista y estratega global conocido por haber detectado la burbuja de las puntocom antes de que estallara, ha publicado en una reciente nota a inversores que la invasión de Ucrania solo va a contribuir a la peor inflación que ha experimentado Estados Unidos en toda una generación. Y la situación pinta similar en España y el resto de Europa.

"A corto plazo, el aumento de los precios de los alimentos y de la energía desencadenará casi con toda seguridad una recesión mundial que aplastará la demanda. La mayor parte del daño económico se deberá a las interrupciones reales o potenciales del suministro de alimentos, metales industriales y energía, lo que hará que los precios suban bruscamente".

El crecimiento económico en EEUU ha sido fuerte al salir de la recesión COVID-19, y antes de que estallara la guerra el consenso era que la economía crecería alrededor del 4% en 2022. Se trata de un ritmo muy saludable que, por sí solo, sería un buen augurio por ejemplo para la evolución en bolsa. 

Sin embargo, ahora se espera que ese crecimiento disminuya en el transcurso del año mientras la inflación se mantendrá en niveles elevados durante más tiempo de lo que la mayoría de los expertos pensaban. En EEUU, por ejemplo, ha llegado ya a máximos que no se veían desde hace 40 años.

Ahora, la combinación de combates y represalias económicas contra Rusia está contribuyendo a aumentar los precios del petróleo, el trigo y otros bienes y productos básicos.

El aumento de los precios se suavizó el miércoles después de que el presidente de Ucrania dijera que estaba abierto a compromisos para poner fin a la guerra. Aun así, los precios de las materias primas se han disparado recientemente: los expertos empiezan a especular con la posibilidad de que el petróleo alcance los 150 dólares, o incluso los 200 dólares por barril. 

¿Estanflación o recesión?

Ni que decir tiene que la estanflación sería un resultado nefasto para la economía. La combinación de la desaceleración del crecimiento y una inflación elevada podría alimentarse mutuamente, con la economía debilitándose aún más a medida que la gente pierda sus empleos y la inflación los haga reacios a gastar al no poder permitirse bienes y servicios.

Todo ello sería muy doloroso para las empresas, ya que sus beneficios se verían mermados por el aumento de los costes y la ralentización de las ventas. Pero Edwards afirma que el escenario de estanflación no se producirá porque cree que las presiones inflacionistas sostenidas acabarán con la demanda en lugar de debilitarla, poniendo fin al crecimiento económico e iniciando una contracción, o recesión, en su lugar.

"A pesar de la rigidez de los mercados laborales, la enorme compresión del coste de la vida no conducirá a una espiral de subidas en precios y salarios, sino que aplastará lo que ya era una frágil demanda de los consumidores y desencadenará una recesión", afirma.

Edwards afirma que eso explica lo que está ocurriendo en el mercado de bonos hoy, ya que los umbrales de inflación a cinco años están disminuyendo, a pesar de que la inflación fue más alta durante más tiempo de lo que la mayoría de los expertos esperaban, incluso antes de que comenzara la guerra.

Piensa que una recesión obligará a los Gobiernos a intervenir en la economía, ya sea instituyendo controles de precios para mantener baja la inflación, o mediante pagos a los consumidores que les ayuden a costear los bienes que necesitan. También cree que la guerra llevará a un mayor gasto en defensa y energía, lo que podría ser inflacionario por sí mismo.

Los inversores siempre han buscado formas de evitar que la inflación se coma sus rendimientos, por lo que hay muchas estrategias para hacer frente a ella. Por ejemplo, los ETF que contienen Valores Protegidos contra la Inflación del Tesoro están diseñados para ofrecer rendimientos constantes al tiempo que están indexados a la inflación, de modo que los inversores no pierden dinero cuando esta aumenta.

Los inversores preocupados por la inflación también pueden comprar oro o materias primas como el petróleo, que tienden a obtener buenos resultados cuando la inflación aumenta. Pueden hacerlo comprando acciones de empresas que extraen oro o cultivan o venden materias primas, o comprando ETF relacionados con el sector, como el SPDR Gold Shares o el US Oil Fund.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.