Los robots de reparto autónomos ya están en las calles: ¿estamos preparados para vivir juntos?

Un robot de la empresa Starship.
Un robot de la empresa Starship.

Un baúl con ruedas circula de manera autónoma por la calle, sube bordillos, sortea obstáculos y entrega desde comida a domicilio a paquetes. Puede parecer lejano, pero los robots repartidores ya están aquí.

El pasado diciembre, la compañía catalana Glovo presentaba su prototipo en Madrid de la mano de Goggo Network y Deelivers.IA en una demostración de lo que está por venir en el futuro del reparto de última milla

Desde entonces, se han sucedido las pruebas piloto por toda España de estos robots de reparto, desde el distrito madrileño de Las Rozas hasta Zaragoza, la primera ciudad española que ha concedido una licencia logística a un proyecto de este tipo. 

 

Pronto, los habitantes de la ciudad del Ebro verán en sus calles a estos pequeños robots rectangulares cruzar pasos de cebra y esperar en las puertas de sus casas para entregar los pedidos. Pero los de Goggo no son los únicos robots repartidores que hay en España. 

Un equipo de la Universidad Politécnica de Cataluña junto con el hub de innovación en movilidad CARNET, presentó hace unos meses un prototipo que hasta sube escaleras.

Sin embargo, existen varias incógnitas de cara al futuro. ¿Está la sociedad preparada para la convivencia entre robots y humanos? ¿Pueden los robots funcionar en las calles sin ningún problema?

Cuando Glovo presentó sus dispositivos en Madrid, las redes estallaron y más de uno soñaba con convertirse en Ronaldo Nazario para patear los robots y mandarlos al fondo del Manzanares, como contamos en Business Insider España. 

Hace unos días, un robot de reparto de la empresa Serve Robotics, que presta servicios a Uber Eats, se hacía viral en EEUU después de que el departamento de policía de Los Ángeles le grabara cruzando con parsimonia y decisión una zona que había sido acordonaba por un supuesto tiroteo en un instituto cercano.

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La empresa se defendió diciendo que el robot pensó que uno de los agentes le estaba facilitando el paso ante la mirada atónita de padres, alumnos y policías. Y no solo eso. En algunos campus universitarios donde ya están operativos los robots de reparto autónomos, los alumnos les miccionan, les ponen trampas y les pegan patadas. 

Como señala en este reportaje de Los Angeles Times el periodista Ronald D. White, no es fácil ser un robot de reparto en Estados Unidos. 

Aunque la pregunta suene a ciencia ficción, en Business Insider España hemos preguntado a algunos de los mayores expertos del sector cómo ven el futuro de los robots autónomos en las calles.

El robot autónomo de reparto presentado por Glovo, Goggo y Delivers.AI.
El robot autónomo de reparto presentado por Glovo, Goggo y Delivers.AI.

BI España

Desde 2014, la empresa Starship Technologies lleva realizando un arduo trabajo para que sus robots sean socialmente acogidos en aquellos lugares donde están presentes. 

"Hemos aprendido mucho a lo largo de los años, pero lo que más destaca es la rápida acogida de los robots por parte de residentes y estudiantes. La gran mayoría de la gente ya no reacciona ante los robots, esto demuestra lo integrados que están", cuenta a Business Insider España Pol Oliver, director financiero de Starship.

"Sin embargo, esto no ha ocurrido por casualidad. Hemos aplicado varios aprendizajes a lo largo de los años para intentar que el servicio siga beneficiando al mayor número de personas posible y que los robots convivan con los entornos en los que operan", resalta. 

Starship es una de las compañías de robots de reparto pioneras más grandes del mundo, está presente en 5 países y cuenta con más de 2.000 dispositivos funcionando de manera autónoma en diferentes lugares, desde universidades en EEUU hasta supermercados en Reino Unido.

El caso de la cólera ciudadana que despertó la noticia de los robots de Glovo en Madrid respondía, según Jathan Sadowski, investigador del Laboratorio de Investigación de Tecnologías Emergentes de la Universidad de Monash (Australia), al sentimiento de una parte de la población que piensa que ciertas decisiones se toman sin ellos y que sus calles y barrios son meros tableros de experimentación.

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"Para la mayoría de la gente, la tecnología es algo que sucede, no con ellos ni por ellos, y quizá ni siquiera para ellos. Cuando la gente dice que quiere destruir estos robots, es una forma de decir que ya es suficiente. Si no se les incluye en las decisiones sobre cómo y por qué se utilizan estas tecnologías, harán oír su voz de otras manera".

"Deberíamos entender estas quejas no como temerosas de la tecnología como tal, sino como frustradas por las acciones de las empresas tecnológicas que tratan a la sociedad como un laboratorio de tecnologías experimentales y prácticas de explotación", comentó al hilo del incidente de Glovo el investigador a Business Insider España.

Al igual que Oliver, Ali Kutay Yarali, fundador y CEO de Delivers.IA, la compañía que ha desarrollado los dispositivos de reparto autónomos de Glovo y Delivery Hero, actual dueña de la catalana, también destaca que la coexistencia entre robots y personas no es actualmente un problema. 

Al contrario: "Nuestra experiencia previa en diferentes mercados demuestra que los ciudadanos están contentos con recibir sus pedidos de forma autónoma y sin contacto, y durante el recorrido de los robots por las aceras hay una gran expectación de la gente por los robots y por interactuar con ellos".

"El robot actúa como un peatón en las aceras", añade.

Queda camino por recorrer, pero todos los expertos consultados coinciden. Al principio, los robots llamarán la atención. Con el tiempo nos acostumbraremos, como pasa prácticamente con todo.

"Será un tema controvertido al principio y habrá gente que exprese sus puntos de vista tanto a favor como en contra, pero creo que en unos años va a ser tan normal que ya no va a llamar la atención", concluye Sara Nicolás, responsable de Asuntos Externos de Goggo Networks.

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