Glovo lanza sus primeros robots repartidores autónomos en Madrid y las redes sociales estallan con mensajes neoluditas: "Como me lo encuentre le doy una patada"

El robot autónomo de reparto presentado por Glovo, Goggo y Delivers.AI.
El robot autónomo de reparto presentado por Glovo, Goggo y Delivers.AI.

BI España

  • Glovo ha lanzado su prototipo de robots repartidores autónomos que estarán presentes en las calles de Madrid en el primer trimestre de 2022. 
  • Las reacciones en las redes sociales frente a la noticia han sido incendiarias, muchos usuarios han llamado a boicotear estos dispositivos. 
  • Lucía Velasco, economista y autora del libro ¿Te va a sustituir un algoritmo?, asegura que "seguramente el trabajo de repartidor cambie, evolucione", pero no cree que estos robots sustituyan a los riders en el corto plazo.
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El hombre contra la máquina, otra vez. 

Como ya sucedió en los albores de la Revolución Industrial, cuando los dueños de las fábricas comenzaron a instalar los telares automáticos en la industria textil y los trabajadores respondieron reventando esas máquinas, una suerte de neoludismo recorre ahora las redes sociales.

El motivo es sencillo: los nuevos robots automatizados de reparto de Glovo, una de las principales compañías de reparto de comida a domicilio de España, que ha anunciado que estos dispositivos estarán en las calles de Madrid en el primer trimestre de 2022.

El periodista de El Confidencial Michael McLoughlin compartía la noticia en su perfil de Twitter, y las respuestas de cientos de usuarios no han tardado en llegar: "Cómo me lo encuentre le doy una patada", dice un ciudadano. "Viendo estas cosas dan ganas de hacerse ludita", escribe otro. 

"Lo que nos faltaba en las calles (emoji de mujer llevándose la palma de la mano a la cara) patinetes, motos, bicis y cacharritos rodando... qué desastre de aceras. "Veo eso por la calle y me convierto en Ronaldo Nazario", expresa un tuitero. Y así siguen la mayoría de respuestas.

El lanzamiento de la prueba piloto de estos robots que se hizo en el hub emprendedor La Nave fue de la mano de Ayuntamiento de Madrid, quien recientemente ha cambiado su normativa de movilidad y aprobó una nueva ordenanza que facilita la puesta en marcha y circulación de este tipo de vehículos autónomos en la capital.

Muchos de los comentarios denuncian que Glovo se ha nutrido del uso de falsos autónomos como repartidores desde que comenzó a operar en 2015, tal y como dictaminó el año pasado el Tribunal Supremo, y miran con desconfianza el desarrollo de estos nuevos dispositivos. 

"Creo que la gente está un poco harta de que todo pase por encima de ellos. La genteestá pidiendo su espacio. Por las aceras tienen que transitar las personas, y cuando eso esté ordenado y no haya obstáculos, podemos ver si caben más cosas", señala Lucía Velasco para Business Insider España. 

Velasco es economista y directora del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTS). Acaba de publicar un libro llamado ¿Te va a sustituir un algoritmo? El futuro del trabajo en España (Turner, 2021) en el que analiza el fenómeno de la automatización y la transición digital. 

"Este tipo de publicaciones en las redes sociales sobre la destrucción de los robots son indicativas, para mí, de una creciente frustración con la forma en que las tecnologías se están implementando en la sociedad", apunta Jathan Sadowski, investigador del Laboratorio de Investigación de Tecnologías Emergentes de la Universidad de Monash (Australia).

"Para la mayoría de la gente, la tecnología es algo que les sucede, no con ellos, ni por ellos, y quizás ni siquiera para ellos. Cuando la gente dice que quiere destruir estos robots, es una forma de decir que ya es suficiente. Si no se les incluye en las decisiones sobre cómo y por qué se utilizan estas tecnologías, harán oír su voz de otras maneras", subraya Sadowski para Business Insider España a través de correo electrónico.

Se despierta, se sorprende e incluso finge tomar conciencia de sí mismo: las impresionantes expresiones del último robot con aspecto inquietantemente humano

La noticia de estos robots ha coincidido con la publicación de una Directiva por parte de la Comisión Europea que regula los derechos laborales de los trabajadores de las empresas de plataforma. 

"Me parece algo simbólico. Justo unos días después de que se conozca la propuesta de directiva que va a regular las condiciones de los trabajadores de plataforma, nos encontremos unos robots en la calle un poco como alternativa a estos trabajadores", comenta Velasco.

"No me extraña que haya gente que pueda pensar que "si he de dignificar las condiciones laborales de las personas, entonces ponemos robots en las calles", añade. 

Los últimos escándalos de Facebook, las denuncias de precariedad sobre el modelo laboral de la economía de plataforma, pero también problemas con muchos aparatos electrónicos de movilidad, como las bicicletas o los patinetes que inundan las aceras, son solo algunos ejemplos que han hecho que mucha gente se replantee la actual idea de innovación en las ciudades.

"Hay conexiones obvias que podemos establecer con el movimiento ludita original de hace 200 años. Sin embargo, yo advertiría que no hay que equiparar estos rechazos a tecnologías específicas con el miedo general a que los robots nos quiten el trabajo", comenta Sadowski.

"Los luditas originales no destruyeron indiscriminadamente toda la tecnología porque tuvieran miedo de ella. Destrozaron tecnologías específicas como forma de protesta contra los propietarios de las fábricas. Los martillos luditas golpeaban las máquinas, pero en realidad se dirigían a los propietarios de las mismas", añade.

"Ha habido bastantes decepciones y a medida que vamos conociendo más información (en alusión a los Papeles de Facebook), pues esa desconfianza hacia esas empresas crece. No hacia la tecnología en sí, sino a unas empresas determinadas", apunta Velasco.

"Las máquinas deben estar al servicio de las personas y el progreso tiene que beneficiar a la mayoría, porque si no lo hace no es progreso. La tecnología solo tiene sentido si responde a mejorar la vida de las personas, a mejorar su calidad de vida, a hacerles más fáciles las cosas y protegernos, acercarnos, cuidarnos", comenta. 

"Si entendemos estas protestas contra los robots como un movimiento neoludita, deberíamos hacerlo viéndolas no como temerosas de la tecnología como tal, sino como frustradas por las acciones de las empresas tecnológicas que tratan a la sociedad como un laboratorio de tecnologías experimentales y prácticas de explotación", afirma Sadowski.

Sin embargo, más allá de las ansias neoluditas de muchos usuarios, otros ponen de manifiesto que al fin y al cabo, estos robots serán los nuevos riders del futuro, y que terminarán por sustituir a los repartidores. Algo con lo que Lucía Velasco no está del todo convencida.

"Me parece que son cosas que suceden en realidades muy concretas de núcleos urbanos interconectados y con un perfil socio demográfico concreto. No creo que sea la mayoría. Es verdad que seguramente el trabajo de repartidor cambie, evolucione, ojalá lo haga", apunta. 

"La previsión no es que en un futuro los robots sustituyan el trabajo que realizan los repartidores, sino que se podrían utilizar para dar apoyo en las horas punta cuando los restaurantes estén desbordados", decía el director general de Just Eat España, Patrick Bergareche, en el lanzamiento de su prototipo Yape el año pasado.

China lidera la automatización en el 'delivery'

El auge de la robotización y en concreto el uso de robots autónomos que se encargan de las tareas de reparto no es algo nuevo.Todo apunta a que cada vez será más normal ver este tipo de vehículos sin conductor circular por las grandes ciudades del mundo, aunque todavía quedan muchos escoyos por salvar. 

Los robots desarrollados por Glovo, Goggo y Delivers.AI. por ahora solo son un prototipo, y todavía faltan algunos años para que se conviertan en algo generalizado.

En China, empresas como Alibaba, el gigante del comercio electrónico asiático ya ha desarrollado 1.000 robots similares a los de Glovo y opera con ellos en algunos campus universitarios del país. 

Las principales compañías de comercio chinas como la propia Alibaba, JD.com y Meituan, han aumentado en gran medida sus flotas de robots autónomos repartidores para el año que viene.

Amazon también ha desarrollado sus propios dispositivos conocidos como Scout. Incluso ha lanzado un robot doméstico llamado Astro por un valor de 1.000 euros que algunos empleados de la propia compañía han tildado de "fracaso y de juguete para gente rica".

A los robots de Glovo no hay que pagarles un salario, ni darles vacaciones. O como subrayó Alibaba en el comunicado de lanzamiento de sus robots el pasado verano; “nuestros robots podrán hacer los viajes sin desviaciones ni pausas para fumar”.

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