Desde hace casi 5.000 años y en cualquier lugar del planeta, las campanas resuenan para anunciar la llegada de un cambio trascendental. El mundo empresarial no es una excepción. 

Por ello, la salida a bolsa de cualquier organización se celebra con el toque de campana. Con su sonido se da la bienvenida a la apertura a la cotización y el acto implica, como define el propio BME, el punto exacto en el que se cruzan el pasado y el futuro de una empresa ante su nuevo rumbo.

Este viernes 3 de mayo, tras más de 100 años de historia, Puig ha unido ambos espacios temporales al protagonizar su salto al parqué. Lo ha hecho con un precio de 24,50 euros por acción, el valor más alto de la horquilla contemplada en el folleto de su salida a bolsa. 

En sus primeros minutos como empresa cotizada, las acciones de Puig se han disparado más del 5% alcanzado los 25,80 euros por título, elevando su capitalización bursátil hasta los 14.600 millones de euros. Luego el avance se ha ido moderando en torno a los 24,7 euros por acción, lo que en cualquier caso no impide mirar cada vez más cerca su candidatura al Ibex 35.

La valoración de Puig, ya convertida en el blue chip español, partía de los 13.900 millones de euros, una capitalización bursátil superior a los más de 10.000 millones de euros que arropan, respectivamente, a IAG, matriz de Iberia y a ACS, la constructora de Florentino Pérez.

Puig, el gran 'ojeador' de la belleza: el doble filo de su arma secreta para no tocar techo

En total, Puig sacará a bolsa más de 100 millones de acciones que suponen un 24% del capital de la compañía que, como pretendía, seguirá siendo familiar porque la saga catalana, a través de las 4 ramas de la familia y de distintas sociedades, controlará hasta el 76% de la misma.

Entre aplausos, referencias a la familia y con la presencia de las fuerzas vivas de Cataluña, como Josep Sánchez–Llibre, presidente de Foment del Treball Nacional y vicepresidente de la CEOE, Puig ha protagonizado un toque de campana que cambiará su rumbo para siempre. 

Esta es la intrahistoria de esta jornada:

De las lonjas de mercadería al olor a fragancia de Puig

Prensa en la puerta, turistas confusos y unos azafatos vestidos como trabajadores de un balneario. Desde primera hora de la mañana, la Bolsa de Barcelona, en pleno Paseo de Gracia, se preparaba para lo que estaba por llegar. Desde 2007, con Fluidra, no se producía una ceremonia de este cariz.

La operación de este viernes, considerada una de las mayores salidas a bolsa en Europa de lo que va de año, auguraba un ambiente diferente para una entidad que se fundó oficialmente en 1915, pero cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, con la aparecieron las lonjas de mercancías durante la Revolución Comercial en Cataluña.

Sin embargo, el edificio actual es relativamente reciente: en 1994, como resultado de los nuevos sistemas de contratación electrónicos, se inaugura el nuevo Parquet Electrónico, y se abandona la histórica sede en el edificio de la Casa Llotja de Mar.

Desde Aena no se recordaba una colocación igual, ni una expectación de este calibre

En una sala cargada de medios, ha sido Javier Hernani, CEO de BME, el encargado de abrir el acto. "Es una compañía familiar que se ha convertido en una compañía multinacional. Es un orgullo teneros aquí", ha asegurado Hernani.

Tampoco se ha olvidado de la importancia de que Puig haya realizado una ampliación de capital: "Es lo que más nos gusta en el mercado, ver una compañía que amplía capital para seguir creciendo. Como plataforma estamos aquí para dar liquidez y ayudar a seguir creciendo", ha insistido.

La multinacional, con operaciones en 32 países con marcas como Carolina Herrera, Paco Rabanne o Jean Paul Gaultier, debuta en el mercado con los mejores resultados de su historia: en 2023, ganó 463 millones, un 16% más, tras vender más que nunca: 4.300 millones.

La empresa catalana colocará en el mercado español hasta un total de 2.610 millones de euros (frente a los 2.500 millones de euros comunicados en un primer momento), cantidad que equivale a todo lo captado por las empresas en los parqués del continente en el primer cuatrimestre del año pasado. Lo ha hecho a través de una ampliación de capital (1.250 millones de euros) y una OPV (oferta pública de venta) por valor de 1.360 millones de euros.

La de Puig se trata de la mayor colocación de la bolsa española desde que Aena saltó al parqué en 2015. En ese momento, el ente aéreo captó 4.400 millones de euros, por encima de los estrenos compañías como Cellnex (superó los 2.000 millones de euros) y Acciona Energía (atrajo 1.500 millones).

Un jilguero que no ha dejado de apoyarse en gigantes

Con aplausos a su llegada y tras un vídeo de presentación, el presidente ejecutivo de la compañía, Marc Puig, no ha tardado en hacer mención, con tono desenfadado, de que si este momento ha llegado es porque en Puig jamás han dejado de ser una piña, incluyendo, claro, las curvas y baches que preceden a una empresa centenaria. 

En clave corporativa, Marc Puig, siempre en castellano, ha insistido en que "a pesar de la reticencia del mundo inversor, y de las incertidumbres geopolíticas que asolan el mundo" la empresa ha encontrado una respuesta "multitudinaria y sin reservas al proyecto empresarial".

Pero en las palabras del máximo directivo se emanaba la emoción contenida de quien debe el momento actual, precisamente, a quien le acompañó en todos los anteriores.

Y, precisamente, ha sido el futuro el que ha copado gran parte del discurso, pero no el vinculado a notables planes estratégicos, sino a su hija, Pilar. Así, haciendo suya una fábula relatada por ella misma durante su graduación, el directivo ha recordado como entre un grupo de grandes aves que se retaban sobre quién volaba más alto, era un jilguero, escondido entre un sendero, el que desplegaba sus plumas y volaba alto y veloz.

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"Si hemos llegado más lejos es porque no hemos dejado de apoyarnos sobre los hombros de unos gigantes antecesores", ha insistido. Por ello, no ha querido obviar que fue su abuelo, Antoni Puig, quien aprovechó sus estudios en Inglaterra para llevarse consigo a su vuelta a España varios contratos de distribución de productos cosméticos. 

Así, tras un breve chascarrillo sobre lo que estaba a punto de pasar —"Nos han dicho que si la cotización baja nos vamos corriendo"—, la cuenta atrás ha llegado a su fin y con ella, se ha producido el toque de campana, en lo que supone el principio de todo para Puig.