Sam Altman es el nuevo héroe de Silicon Valley

Katie Notopoulos
| Traducido por: 
Sam Altman, ex-CEO de OpenAI.
Sam Altman, ex-CEO de OpenAI.

REUTERS/Elizabeth Frantz

  • Después de que el consejo de administración de OpenAI expulsara a su consejero delegado, Sam Altman, compañeros y colegas del sector expresaron su apoyo.
  • El consejo de OpenAI, en el que está el científico jefe Ilya Sutskever, ha quedado en ridículo.
  • Pase lo que pase, el relato público está claro: Altman queda como un héroe.
Análisis Faldón

A última hora de la tarde del viernes, cuando OpenAI hizo público un comunicado en el que anunciaba que su consejero delegado, Sam Altman, dejaba el cargo por "falta de transparencia en sus comunicaciones con la junta directiva", la gente supuso lo peor.

Durante horas, todo el mundo se preguntó: ¿Había malversado? ¿Hacía negocios por su cuenta? ¿Habría encubierto alguna horrible fechoría en la empresa? ¿Había algún escándalo personal? ¿Escribía él mismo en secreto todas las respuestas del ChatGPT?

Seguramente, debía de ser algo TAN terrible y horrible que justificara esta medida extrema y tan inusual de despedir a Altman por Google Meet.

Pues no. Resulta que, al parecer, el problema principal era un desacuerdo sobre el grado de explotación comercial que debía tener la empresa, que funciona dentro de una organización sin ánimo de lucro. Al parecer, esto enfrentó a Altman con el científico jefe Ilya Sutskever, que también formaba parte del consejo de administración.

Sam Altman, CEO de OpenAI.
Sam Altman, CEO de OpenAI.

Justin Sullivan/Getty

(Nota: Todavía hay mucho que no sabemos sobre la historia de Open AI, y todavía se está desarrollando).

Lo que está claro es que Sam Altman ha salido de la situación como un héroe hasta ahora. Y esa es una gran diferencia con respecto al viernes, cuando parecía que un posible escándalo estaba a punto de destaparse.

Durante el fin de semana, personas de alto perfil de la industria tecnológica como Eric Schmidt, ex-CEO de Google, y Brian Chesky, CEO de Airbnb, publicaron mensajes de apoyo a Altman. Schmidt le llamó "héroe". Y Marissa Mayer, que no suele ser especialmente mordaz en Twitter —ahora X—, tuiteó su desaprobación por el despido de Altman.

Incluso Elon Musk, cofundador de OpenAI, que tiene una relación personal complicada con Altman y se mostró abiertamente hostil con él en X a principios de este mes, publicó que el consejo había cometido un gran error.

Otros compañeros de OpenAI, incluida Mira Murati, la que fuera CEO interina, empezaron a tuitear crípticos emojis de corazón en apoyo de Altman. Tras algunas negociaciones fallidas para volver a OpenAI, Altman se marcha a trabajar a Microsoft.

También parece muy probable que una gran cantidad de empleados de OpenAI se marchen para seguir a su antiguo jefe. Cerca de 500 empleados, entre ellos Mira Murati, firmaron una carta abierta exigiendo la reincorporación de Altman y amenazando con dimitir si no lo hace.

Incluso Sutskever, que al parecer fue quien orquestó el golpe de OpenAI, firmó la carta y ha publicado en X que se arrepiente de haberlo hecho. (Altman respondió a este tuit con emojis de corazón; tu suposición es tan buena como la mía en cuanto a lo que eso significa).

A medida que el asunto se calma (bueno, a lo mejor) ha surgido un relato: Sam Altman ha salido muy bien parado. Es querido por sus empleados, que están dispuestos a abandonar sus puestos de trabajo en una demostración de lealtad hacia su persona, y cuenta con la admiración de sus colegas en toda la industria.

Mientras tanto, la junta de OpenAI y la facción de personas que estaban preocupadas por que la IA asesinara a la raza humana, parecen ridículas, histriónicas e incapaces de tomar buenas decisiones. (Y en el caso de Sutskever, lamentándolo profundamente 48 horas después).

La facción doomer cada vez parece más ridícula: The Atlantic ha publicado que en un encuentro interno de la empresa, Sutskever encargó una efigie de madera de AGI —o inteligencia artificial general— "no alineada" y le prendió fuego, y dirigió a los empleados en un cántico de "siente la AGI" en una fiesta de Navidad.

Sam Altman

Al parecer, esa facción tomó la precipitada decisión de echar a Altman y redactó el anuncio, que hizo parecer que Altman era culpable de algo terrible, y ahora la empresa podría incluso estar a punto de extinguirse.

Si de verdad temían que comercializar la investigación sobre IA fuera malo para el futuro de la humanidad, desencadenaron una cadena de acontecimientos que bien podría trasladar toda la operación de IA dentro de Microsoft. Y probablemente ese no sea el resultado que querían.

Estamos solo a martes, por lo que las cosas podrían tomar otro giro de 180 grados en cualquier momento. Pero la percepción pública del hundimiento de OpenAI ya está grabada en piedra: los catastrofistas que creen que la IA va a desencadenar el Día del Juicio Final no son serios, y Sam Altman es el nuevo héroe de Silicon Valley.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.