El mayor perdedor potencial del caos de OpenAI era Satya Nadella, pero ha acabado siendo el más listo de todos

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Sam Altman, antiguo CEO de OpenAI (izquierda), hablando con Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, sobre su colaboración en el DevDay de OpenAI.
Sam Altman, antiguo CEO de OpenAI (izquierda), hablando con Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, sobre su colaboración en el DevDay de OpenAI.

Barbara Ortutey/AP

  • Satya Nadella desempeñó un papel decisivo en el fracaso de las conversaciones para que Sam Altman regresara a OpenAI.
  • De todas las partes implicadas en este desastre, Microsoft era potencialmente la más perjudicada.
  • Pero Nadella hizo un movimiento para los libros de historia al contratar a Altman y a sus incondicionales para trabajar directamente para Microsoft.

El lunes por la mañana, ya era oficial: Sam Altman no pudo ser convencido para volver a OpenAI. Sin embargo, en un brillante movimiento estratégico, el consejero delegado Satya Nadella encontró al instante una salida a lo que habría sido una catástrofe para su empresa, Microsoft.

Nadella contrató a Altman, y a otras personas destacadas que abandonaron OpenAI para que trabajen directamente para Microsoft "al frente de un nuevo equipo de investigación de IA avanzada", según escribió Nadella el lunes en un post en X (la red social anteriormente conocida como Twitter).

En el mismo instante en el que el despido de Altman a manos de la junta directiva de OpenAI conmocionó al sector tecnológico el pasado viernes, los fondos de capital riesgo estaban preparándose para firmar cheques en blanco para su próximo proyecto empresarial, tal y como sugerían varios memes de X.

El destacado inversor Vinod Khosla apuntaba en esa dirección a través de su perfil en redes: "Para que quede claro, Khosla Ventures quiere que @sama vuelva a @OpenAI, pero le apoyará en lo que vaya a hacer después".

En el hipotético caso de que esa nueva empresa hubiese sido una startup de inteligencia artificial generativa que compitiese con OpenAI, Altman tampoco habría tenido problemas en llevarse consigo a las mentes más brillantes de OpenAI. Greg Brockman, cofundador de la desarrolladora de ChatGPT, dimitió en protesta por la destitución de Altman, al igual que tres investigadores de alto nivel.

Varios miembros más de la plantilla habían amenazado con dimitir si el exdirector ejecutivo no era readmitido, tal y como informó The Verge. Y Altman se dirigió a ellos en un post de X en el que les mostró su agradecimiento: "Quiero tanto al equipo de openai".

¿Los habría querido tanto como para contratarlos en una nueva compañía que hubiese nadado en dinero proveniente de los fondos de capital riesgo? Ahora nunca lo sabremos, ya que Altman y Brockman han sido contratados por Microsoft para formar un nuevo equipo de investigación de IA avanzada.

Sam Altman

Sin embargo, si el antiguo CEO hubiese optado por no unirse a Microsoft, pero tampoco hubiese decidido volver a dirigir OpenAI, la gran perjudicada no hubiese sido la desarrolladora de ChatGPT. Ni siquiera hubiese sido Altman. Los grandes perjudicados hubiesen sido Microsoft y su director ejecutivo, Satya Nadella.

"OpenAI es como Mahomes para los Chiefs", declaraba este domingo Dan Ives, analista de Webush, a Business Insider, haciendo referencia a un jugador y a un equipo de futbol americano. "Nadella lo sabe y perder a Sam no es una opción. Esta junta de OpenAI está muy por encima de sus posibilidades y el golpe fallido está siendo contraproducente".

Microsoft lleva invertidos más de 10.000 millones de dólares y posee una participación considerable de la división con ánimo de lucro dirigida por la organización sin ánimo de lucro OpenAI (según algunas fuentes, de hasta el 49%), aunque la firma de Redmond nunca ha confirmado públicamente la cuantía de esa participación.

La organización sin ánimo de lucro OpenAI estaba siendo dirigida por un consejo de administración de seis personas que no poseían ninguna participación e incluía a Altman y a Brockman. Así que bastó una simple mayoría de votos para despedir a Altman y nombrar a Mira Murati, hasta entonces CTO, consejera delegada interina.

OpenAI solo avisó a Microsoft con unos minutos de antelación antes de anunciar la destitución de Altman, según indicaban fuentes internas a este medio de comunicación. La empresa se mantenía firme en su decisión este lunes, al nombrar como nuevo CEO interino al antiguo director ejecutivo de Twitch, Emmett Shear.

"Tenemos un acuerdo a largo plazo con OpenAI con pleno acceso a todo lo que necesitamos para cumplir con nuestra agenda de innovación y una emocionante hoja de ruta de productos; y seguimos comprometidos con nuestra asociación", defendía Nadella a través un comunicado, publicado varias horas antes de confirmar él mismo el fichaje de Altman.

 

Hasta este viernes, el acuerdo entre Microsoft y OpenAI había sido un gran golpe de efecto para Nadella, puesto que le daba un acceso privilegiado a la tecnología más puntera de la inteligencia artificial (al mismo tiempo que impedía a sus competidores hacer lo mismo).

"La mayor preocupación es que el balón de Altman se acabe colando en el patio trasero de Google o de Amazon, lo que sería una pesadilla para Microsoft", teorizaba Ives antes de que se conociese la noticia de la contratación del empresario por parte de la firma de Redmond.

No solo se trataba del dinero invertido y de las posibles ganancias que iba a generar esa inversión, Microsoft tenía mucho en juego como para dejarlo escapar. La compañía dirigida por Satya Nadella ha estado incorporando la tecnología OpenAI a casi todos sus productos importantes, consiguiendo así superar a sus rivales en el mercado.

A principios de este mes, Microsoft anunció más de 100 integraciones con la tecnología OpenAI en sus herramientas de IA, modelos de inteligencia artificial y herramientas en la nube, tal y como señaló la propia empresa a Business Insider. Copilot, su chatbot de IA basado en GPT, está por todas partes.

Además, Microsoft también había recortado —o directamente cancelado— otros proyectos internos de inteligencia artificial para apoyarse en la tecnología OpenAI, según declaraban hace unas semanas varias personas familiarizadas con la situación a este medio de comunicación. Había cerrado varios proyectos del "metaverso industrial" y ha despedido a personal. 

Ese "metaverso industrial" interno habría sido una estrategia clave en la apuesta compañía por la IA antes de que ChatGPT despegase como lo ha hecho este año. Y eso significaba (y podría seguir significando) que si OpenAI explota, Microsoft no tiene un plan de respaldo rápido.

Aunque Nadella contrate a Altman y su equipo, Microsoft sigue necesitando OpenAI.

El lunes, Nadella reiteró que su compromiso con OpenAI, independientemente de lo que suceda con ella, sigue en pie. "Seguimos comprometidos con nuestra asociación con OpenAI y confiamos en nuestra hoja de ruta de productos, en nuestra capacidad para seguir innovando con todo lo que anunciamos en Microsoft Ignite y en seguir apoyando a nuestros clientes y socios", escribió.

Antes de que sucedieran los anuncios este lunes, los rumores apuntaban a que el empresario no volvería a OpenAI a no ser que se modificase la estructura interna de la organización y dimitiesen los cuatro miembros del consejo directivo que le despidieron. 

Si eso hubiese ocurrido, Microsoft podría haber acabado teniendo una mejor postura para influir en la toma de decisiones de la desarrolladora de ChatGPT.

En cualquier caso, para Microsoft, ya no importa. Nadella acaba de contratar a la gallina de los huevos de oro, mientras sigue teniendo acceso casi exclusivo a los huevos de oro que puso anteriormente.

OpenAI puede, o no, recuperarse. Pero la ambición de Nadella de seguir superando a sus rivales en todo lo relacionado con la IA generativa sin duda lo ha hecho.

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