El cofundador de Wework ha creado una startup secreta para convertir los edificios de apartamentos en una fantasía utópica: he sido el primero en entrar

Ben Bergman
| Traducido por: 
Adam Neumann

Visual China Group via Getty Images; Ben Bergman; Rebecca Zisser/BI

  • Adam Neumann, cofundador de WeWork, fundó Flow en 2022 con la promesa de revolucionar la forma de vivir en apartamentos.
  • La startup, que recibió 350 millones de dólares de A16z, se ha mantenido en secreto.
  • Flow es menos innovadora de lo que sugerían los rumores sobre monederos de criptomonedas y alquiler con opción a compra.

Matthew Sorrentino, un joven mediador de seguros de vida, estaba sentado en el espacio de coworking de su rascacielos Society Las Olas, en Fort Lauderdale (Miami, Florida, Estados Unidos), cuando un hombre de 1,80 m y pelo largo y oscuro se acercó a preguntarle qué le parecía el edificio. El hombre le dijo a Sorrentino que era propietario de muchos inmuebles.

Luego se presentó como Adam Neumann.

"No sabía quién era", dice Sorrentino. "De hecho, le ofrecí un seguro. Me dijo: 'No sé si se hacen pólizas lo suficientemente grandes'".

En los círculos tecnológicos, ha habido pocas figuras de las que se haya hablado más en los últimos años que de Adam Neumann, el controvertido cofundador de WeWork que dimitió en 2019 tras acusaciones de autocontratación y mala conducta y un intento desastroso de salir a bolsa.

Pero aquí, en el soleado sur de Florida, a un mundo de distancia de Silicon Valley o Nueva York, Sorrentino y la mayoría de sus vecinos nunca habían oído hablar de Neumann, y mucho menos se habían dado cuenta de que son esencialmente conejillos de indias para la misteriosa startup de inmuebles residenciales del multimillonario, Flow.

En los círculos tecnológicos, ha habido pocas figuras de las que se haya hablado más en los últimos años que Adam Neumann, el polémico cofundador de WeWork que fue destituido en 2019.
En los círculos tecnológicos, ha habido pocas figuras de las que se haya hablado más en los últimos años que Adam Neumann, el polémico cofundador de WeWork que fue destituido en 2019.

Michael Kovac/Getty Images para WeWork

Neumann fundó Flow en el verano de 2022 tras conseguir un cheque de 350 millones de dólares de Andreessen Horowitz, más conocida como A16z, una de las empresas de capital riesgo más prestigiosas de Silicon Valley. Se trataba de la mayor inversión en la historia de la firma, lo que instantáneamente hizo que Flow valiera 1.000 millones de dólares sobre el papel. Algunos inversores tecnológicos se indignaron, argumentando que Neumann no merecía una segunda oportunidad tan bien financiada.

"ESTO ES ASQUEROSO", tuiteó entonces Kate Brodock, socia general de W Fund.

"Si una startup vale 1.000 millones de dólares antes de lanzar un producto, probablemente sea una estafa", tuiteó el inversor ángel y podcaster Jason Calacanis.

El comunicado de la financiación de A16z elogiaba a Neumann como "líder visionario" y estaba lleno de retórica sobre cómo acabar con la crisis de la vivienda en Estados Unidos y eliminar la falta de "alma" de las viviendas. Sin embargo, no se especificaba cómo iba a alcanzar Flow estos ambiciosos objetivos.

Adam Neumann.

En el año y medio transcurrido desde entonces, ha habido poca información nueva. En una conferencia de A16z en febrero, Neumann esbozó cuatro nebulosos "pilares" para Flow: es una empresa de gestión, una agencia de intermediación, una empresa de servicios financieros y un mecanismo para compartir valor con los inquilinos. En un comentario que suscitó muchas burlas, Neumann dijo que esperaba que los residentes desatascaran sus propios retretes para crear un sentimiento de propiedad. La espartana página web de la empresa sigue diciendo únicamente: "Próximamente".

Me he pasado el último año hablando con gente que trabaja en Flow, tratando de entender mejor qué se traen entre manos Neumann y su plantilla de unas 150 personas. Mis docenas de peticiones para visitar uno de los edificios fueron rechazadas, con la respuesta habitual de que aún no hay nada que compartir.

Por fin, el mes pasado, la gente de Neumann accedió a dejarme visitar Society Las Olas, que será oficialmente el primer edificio de Flow a principios del año que viene. También concertaron entrevistas con el personal y los residentes. El propio Neumann declinó múltiples peticiones para hablar en privado, prefiriendo, esta vez, mantenerse lo más alejado posible de los titulares.

El vestíbulo de Society Las Olas parece un WeWork.
El vestíbulo de Society Las Olas parece un WeWork.

Ben Bergman/BI

"La gente quiere sentir que forma parte de algo"

Cuando entré en el vestíbulo de Society Las Olas, me pareció que estaba entrando en un WeWork. Había unos llamativos carteles de neón en la pared ("Elige la felicidad"), coloridos muebles modernos de mediados de siglo, una iluminación tenue y mucha vegetación.

Más tarde me dijeron que el diseño era anterior a Flow. Flow, me aseguraron, está planeando un rediseño más cálido y contemporáneo en los próximos meses.

Tras pasar mi app Flow por el sensor del ascensor, me llevaron a una sala de conferencias acristalada de la planta 26, donde pude ver a los jóvenes residentes nadando en la piscina, con los pintorescos canales de Fort Lauderdale a lo lejos. Al otro lado, millennials de buen ver se entretenían en un "jardín de yoga" al aire libre con césped artificial. Neumann lo visita cada pocas semanas y celebra reuniones para tomar café junto a la piscina.

La piscina de Society Las Olas.
La piscina de Society Las Olas.

Ben Bergman/BI

El edificio de 639 viviendas de Fort Lauderdale es uno de los seis que posee Flow; los otros están en Atlanta, Nashville y Miami. Neumann adquirió los inmuebles por más de 1.000 millones de dólares en 2021. No hay fecha fija para que los demás pasen a ser propiedad de Flow.

A juzgar por las primeras informaciones sobre Flow, cabría esperar una forma de vida radicalmente nueva. Se hablaba de monederos criptográficos y de un modelo de alquiler con opción a compra mediante el cual los residentes podrían acumular capital.

Nada de eso va a ocurrir a corto plazo. Flow se centra en una propuesta mucho menos innovadora: gestionar edificios de apartamentos en los que a los residentes les gusta vivir.

Me recordó a WeWork. Neumann dijo que pretendía "cambiar el mundo" con su espacio de coworking. Pero en realidad, empresas como Regus llevaban décadas haciendo coworking. Neumann sólo quería hacerlo mejor, más animado y más cool.

Adam Neumann BI

Lo que escuché constantemente de la gente que trabaja en Flow fue lo siguiente: la mayoría de los apartamentos tienen un alto índice de ocupación, por lo que los propietarios se han vuelto perezosos y complacientes, subcontratando la gestión a terceras empresas desalmadas que hacen lo mínimo. El mantenimiento se va aplazando. Los propietarios sólo quieren cobrar el alquiler y no les importa que los residentes estén contentos.

"Estamos intentando darle la vuelta a la tortilla", afirma Adam Amar, que trabajó en WeWork durante casi ocho años antes de unirse al equipo de experiencia y comunidad de Flow. "Nos estamos centrando muchísimo en los residentes".

Desde que Neumann se hizo cargo, mantenimiento ha limpiado las zonas comunes con más frecuencia, se ha reabierto un restaurante junto a la piscina, se ha añadido más seguridad y el gimnasio se ha revisado con nuevos equipos y clases. En lugar de un único portero uniformado, en Society Las Olas te reciben cinco caras alegres y simpáticas en el llamado salón de la Experiencia del Residente.

El salón de residentes de Society Las Olas Ben.
El salón de residentes de Society Las Olas Ben.

Las Olas Ben Bergman/BI

Luego está la aplicación Flow, que un responsable de Flow describe como el "lubricante" del edificio.

La idea de un sistema centralizado online no es nueva. Muchos apartamentos permiten a los residentes pagar el alquiler, autorizar visitas y solicitar reparaciones a través de las páginas web o aplicaciones del edificio. Los anteriores propietarios de Society Las Olas tenían una app para el edificio, aunque un residente me contó que "no era nada eficiente".

Se supone que la app de Flow es más fácil de usar y más elegante. La startup ha dedicado más de 10 empleados a tiempo completo al proyecto. Llevan meses trabajando en la creación de una aplicación que permita a los residentes desbloquear puertas, ver grabaciones de seguridad y reservar clases de gimnasia. Un feed de noticias al estilo de Facebook transmite anuncios de eventos y mensajes de los residentes.

Tara Carter, una residente, dice que la aplicación ayuda a crear un sentimiento de comunidad: "La gente quiere sentir que forma parte de algo".

Golosinas para perros y patrocinadores

Todo en Flow se centra en conocer mejor a los residentes, dice Amar.

"Lo primero y más importante es esa idea de confianza y compenetración, porque si tienes eso con alguien, ya empiezas mejor", dice Amar. "En segundo lugar, si sé lo que te interesa, puedo centrarme en esas áreas".

Le pedí a Amar que me explicara en qué consistía exactamente. Me dijo que si el agente inmobiliario se enteraba, por ejemplo, de que soy un gran amante de los perros, esa información se introduciría en una base de datos a la que tendría acceso todo el mundo que trabajara en el edificio.

"Si a los cuatro meses de estar aquí te envío unas golosinas para perros para que se las des a Roscoe, eso ya es algo, ¿no?", comenta Amar. "Es algo que hago porque entiendo lo valioso que es para ti".

También podría ser algo lucrativo a nivel publicitario. Con el tiempo, Flow podría conseguir el patrocinio de una empresa de comida para mascotas y organizar happy hours con su marca en el edificio para los dueños de perros, explica Amar.

A algunas personas todo esto les puede parecer demasiado invasivo o abusivo, y pueden optar por no compartir sus preferencias. El personal ha recibido formación sobre cómo interactuar con los residentes: no se les preguntará por su orientación sexual, por ejemplo, ni por su puesto de trabajo, pero sí por la distancia a la que se encuentra su oficina o cuáles son sus aficiones favoritas.

Flow también espera que disponer de más datos sobre los residentes le ayude a renovar los contratos, que quiere mantener lo más altos posible, ya que la renovación de los apartamentos afecta a los márgenes de beneficio.

 

En la mayoría de los edificios, los inquilinos reciben un aviso de "lo tomas o lo dejas" en una fecha legalmente obligatoria antes de que finalice su contrato, informándoles de su nueva tarifa. Los gestores de Flow lo consideran frío e impersonal. Sus empleados quieren un enfoque más personalizado, como invitar a los inquilinos a un café con meses de antelación para hablar de los aspectos que el edificio podría mejorar.

"Son conversaciones en las que no se trata de una propuesta comercial", dice Roxana Moreno, que gestiona un futuro edificio Flow de 44 plantas en el centro de Miami. "No les pido que firmen allí mismo".

Las condiciones flexibles de alquiler o el pago por adelantado podrían ser una opción para, por ejemplo, un estudiante universitario que quiera quedarse sólo nueve meses en lugar de un año o alguien dispuesto a pagar varios meses de alquiler por adelantado.

Eso sí, no esperes negociar demasiado el precio. Flow espera que su oferta sea lo bastante buena como para cobrar un plus sobre otros edificios. Las habitaciones de un dormitorio en Society Las Olas cuestan unos 2.100 dólares, ligeramente por encima de la media de 2.000 dólares de Fort Lauderdale, según los datos de la plataforma inmobiliaria Zumper.

Parece más probable que Flow compita con WeWork que se asocie con ella

En una conferencia celebrada en julio, Neumann dijo que Flow "competiría o se asociaría" con WeWork. Desde que WeWork se declarara en quiebra el mes pasado, se ha especulado con la posibilidad de que Neumann recompre su antigua empresa.

Por lo que he podido ver, Flow no necesita a WeWork. En primer lugar, el acuerdo de no competencia de Neumann expiró a finales de octubre. En segundo lugar, si utilizas el espacio de coworking propio de Flow, no hay razón para pagar también cientos de dólares al mes por una suscripción a WeWork, especialmente cuando cada vez más gente trabaja desde casa y la 'gig economy' está cada vez más extendida.

El espacio de coworking es tan acogedor como el de cualquier WeWork.
El espacio de coworking es tan acogedor como el de cualquier WeWork.

Ben Bergman/BI

Sorrentino, el agente de seguros, me explicó que relacionarse con sus vecinos le había ayudado en su carrera.

"La posibilidad de relacionarme con muchas personas diferentes a través del edificio me ha dado la oportunidad de conseguir muchos más clientes", dice Sorrentino. "Estoy en un sector de relaciones personales".

Muchos edificios de lujo organizan fiestas con alcohol, algo por lo que WeWork, con sus barriles de cerveza a discreción, también era conocido en sus comienzos. En Flow, se trata más de salud y mejora personal.

Una clase de ejercicio en la Society Las Olas.
Una clase de ejercicio en la Society Las Olas.

Zack Perl cortesía de Stu Lopoten

Hace tres meses, Stu Lopoten, abogado reconvertido en actor y entrenador físico, se encontró con Neumann en el ascensor.

"Me dijo: '¿Qué tal el baño y qué tal tu estancia aquí como residente?", recuerda Lopoten.

Lopoten le dijo a Neumann que el gimnasio podía mejorarse y que él era el más indicado para hacerlo. Cuando Lopoten salió del ascensor, Neumann puso a Lopoten en contacto con su personal, que aceptó una prueba de tres meses.

Ahora, Lopoten dirige clases de fitness cinco días a la semana. "Añadimos una clase de ciclismo y un club de atletismo, y el número de alumnos por clase pasó de cinco, seis o siete a 15 o 20 durante la semana", explica. Neumann, que compró dos mansiones en Miami por 44 millones de dólares en 2021, ha tomado la clase de entrenamiento en circuito de Lopoten; Lopoten cuenta que le gritó a Neumann y a todo el equipo ejecutivo de Flow "en sus caras durante una hora."

"¿Cuántos propietarios están dispuestos a hacer eso?", se pregunta Lopoten.

Stu Lopoten dirige una clase de fitness en Society Las Olas.
Stu Lopoten dirige una clase de fitness en Society Las Olas.

Zack Perl por cortesía de Stu Lopoten

Lopoten dice que nunca ha visto una comunidad construirse tan rápidamente como la de Flow.

Además de las clases de gimnasia, hay "días de demostración" para que los residentes e invitados presenten sus negocios o cualquier otra cosa que quieran exponer, como el bienestar financiero o la historia del vino.

"Yo lo llamo 'compartir la pasión'", dice Amar. La idea es conectar a la gente con cosas que realmente les importan".

"Es un gran objetivo para nosotros", añade.

En los tablones de anuncios digitales del vestíbulo, llamados Comercio Comunitario, los residentes pueden anunciar servicios como la reparación de coches o el asesoramiento en salud mental.

Carter, que es agente inmobiliaria, dice que ha generado tantos negocios por vivir en el edificio que "prácticamente puede vivir gratis".

 

¿A qué se refería Neumann cuando dijo que Flow compartiría el valor con los residentes?

Mientras hablaba con la gente de Flow, quería saber más sobre la promesa de Neumann de que el edificio compartiría valor con sus residentes. Se ha especulado con que podría estar diseñando Flow como un modelo de alquiler con opción a compra.

Marc Andreessen.
Marc Andreessen.

Steve Jennings/Getty Images

Marc Andreessen, cofundador de A16z, levantó ampollas cuando criticó el actual modelo de alquiler en el anuncio de financiación de Flow. "Puedes pagar un alquiler durante décadas y seguir teniendo cero capital, nada", escribió Andreessen.

Pero las personas con las que he hablado afirman que no se está trabajando en nada parecido al alquiler con opción a compra. El "valor compartido" podría parecerse más a las millas de viajero frecuente o a los puntos de recompensa de las tarjetas de crédito para los residentes.

"Queremos averiguar cómo conseguir que los residentes se sientan realmente dueños de lo que ocurre", afirma Amar. "Aún no sé cómo vamos a hacerlo, pero es algo que esperamos conseguir".

Muchas cosas sobre Flow siguen en el aire, incluidos detalles tan básicos como si la empresa será propietaria de la mayoría de sus edificios o se limitará a explotarlos. Pero a diferencia de la vertiginosa expansión de WeWork, esta vez Neumann y su equipo se mueven a un ritmo glacial, tratando de mantener la cabeza baja, acertar en los pequeños detalles y evitar la prensa negativa.

"Creo que algunas personas siempre se van a mostrar escépticas por lo que sale en los medios de comunicación", dice Carter sobre la caída de Neumann en WeWork. "Hasta ahora, estoy completamente impresionado con todo lo que ha aportado, y por eso he anulado el ruido hasta que me demuestren lo contrario".

Sin duda, algunos escépticos se reirán cuando oigan que la idea de Neumann, valorada en 1.000 millones de dólares, es ser un propietario más atento. Muchos se preguntarán, al igual que hicieron con WeWork, por qué Flow debe valorarse como una startup tecnológica y no como las empresas inmobiliarias a las que se parece más.

Y luego está el hecho de que la vida residencial tiene mucho más riesgo que un WeWork, donde los trabajadores cierran sus portátiles y se van al final del día.

Pero como millennial que ha pasado la mayor parte de su vida adulta en apartamentos de baja calidad con pocas esperanzas de poder permitirse una casa propia en un futuro próximo, puedo ver el atractivo de vivir en un lugar donde el ascensor no esté siempre averiado y alguien envíe golosinas para mi perro.

Lopoten, residente desde hace menos de un año, ha conseguido un nuevo trabajo, nuevos amigos e incluso una nueva novia, todo ello sin salir de casa.

"Eso es lo que Adam intenta hacer aquí", afirma Lopoten. "Construir una comunidad de la que la gente no tenga que salir nunca"

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