Los secretos de una mujer de 107 años para ser feliz al hacerse mayor

Tarta de cumpleaños para mujer centenaria

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  • Shirley Hodes tiene 107 años, pero sigue conservando una inmensa gratitud pro la vida y una envidiable curiosidad por el mundo que la rodea.
  • Estas son sus recomendaciones para tener una mentalidad positiva y cultivar la felicidad a medida que vas envejeciendo.

"Felicidad es una golosina demasiado fina para algún paladar, felicidad odia las despedidas, un día te despiertas y ella ya no está", canta Ariel Rot. ¡Cuántas canciones, estudios, libros y películas se han dedicado a estudiar el misterio de la felicidad, su ausencia, su duración, sus secretos o cómo atraparla aunque sea arena fugaz que se escurre entre los dedos!

Escuchar a los mayores y poner la oreja en torno a los hábitos saludables de las zonas azulesaquellas con un mayor número de habitantes centenarios— aporta muchos recursos para encontrar un mayor bienestar y paz mental conforme la vida avanza.

 

Un valioso testimonio es el de Shirley Hodes, una longeva mujer de nada más y nada menos que 107 años de edad y que ha aprendido con los años a cultivar la felicidad y mantener una mentalidad serena y positiva. En otra ocasión, y junto con su hermana Ruth Sweedler —también centenaria—, también compartió consejos sobre cómo conservar la agilidad mental al hacerse mayor. 

En recientes declaraciones a CNBC, Hodes explica sus dos secretos más importantes para alcanzar la felicidad.“Tienes que estar contento con quién eres y con lo que puedes esperar de ti mismo. Encuentre cosas que sean satisfactorias”, señala la centenaria, puntualizando que no todo es coser y cantar. Mantener una mentalidad positiva requiere tiempo y esfuerzo diario. 

Apunta sus dos claves.

Piensa en ti mismo como una persona afortunada

Sentirte especial y afortunado es mucho más importante de lo que crees: Hodes lo hace a diario pese a ser ciega y sorda, o tener movilidad reducida debido a su edad. Gracias a los audífonos, puede conversar con otras personas de la residencia de ancianos en la que vive.

Reparando en los aspectos de su vida por los que se siente agradecida, evita dejarse llevar por los celos o el resentimiento. 

Las pequeñas cosas —como cantaba Serrat— son el germen de su felicidad diaria: escuchar audiolibros, dar pequeños paseos, comer un helado después de cenar, ver películas antiguas en la televisión o pasar tiempo con su familia. Habla por teléfono con su hermana Ruth y también con su hija, que acude a verla varias veces por semana. 

Además, en su pared lucen las fotografías de sus nietos y bisnietos.

Shirley Hodes prefiere centrarse en lo que consiguió en la vida, en lugar de poner el foco en los anhelos que no pudieron hacerse realidad, como ser maestra o periodista. No pudo ir a la universidad; fue la séptima de ocho hijos en una familia inmigrante de clase trabajadora y desde la secundaria tuvo que trabajar. 

Pudo trabajar en una escuela dos décadas, tener derecho a pensión y asistir a clases como oyente cuando estaba jubilada. Su familia tuvo dinero suficiente para vivir con dignidad y sensatez. 

"No espero que esta maravillosa vida dure mucho más", dice Hodes. “Estoy al límite ahora. Lo que será será. Lo importante es disfrutarlo y apreciarlo”. Celebra haber cultivado relaciones sólidas y soplado más velas de cumpleaños que la mayoría de la gente.

Reconduce los pensamientos negativos para centrarte en lo positivo

En lugar de pensar en todo aquello que no sale bien, concentrarse en lo positivo permite redirigir los pensamientos negativos y apartarse de los caminos mentales improductivos. "Todo el mundo tiene cosas que no funcionan", recuerda. Para ella, la resiliencia o capacidad "de ajustar tus pensamientos y sueños" es lo más importante.

Durante décadas, esta longeva mujer ha mantenido esta perspectiva.

“La mayoría de la gente se siente decepcionada, pero yo tengo muchas cosas por las que estar agradecida”, dice. “Creo que moriré sabiendo y dándome cuenta de lo afortunado que he sido, de que he tenido lo mejor, lo mejor. Cuando pienso en mi vida y sus maravillas, me siento muy agradecida". Una muestra más de que la gratitud es un ingrediente importante para cocinar la felicidad a fuego lento.

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