Hermanas centenarias revelan sus secretos para mantener la agudeza mental al hacerse mayores

Llegar a los 100 años

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  • Ruth Sweedler y Shirley Hodes son dos longevas hermanas que comparten sus secretos para alcanzar la plenitud y conservar la agudeza mental.
  • Ambas sobrepasan el siglo de edad: tienen 103 y 106 años, respectivamente, y estos son sus secretos. 

La sociedad occidental vive obsesionada con la eterna juventud, o con extender la vida y rejuvenecer los órganos con la ayuda de prometedoras (aunque inquietantes) startups. Sin embargo, los habitantes centenarios de las zonas azules, las longevas mujeres de Okinawa o los habitantes de la isla griega de Icaria tienen fórmulas sencillas: una vida activa, buena compañía y alimentación sana.

Hay mucho que aprender de esas personas por cuya mirada ha pasado más de un siglo. "Suerte, buena genética y huir de las relaciones tóxicas" es el cóctel que ayudó a la española María Branyas Morera a convertirse en la persona más vieja del mundo.

 

Ahora, 2 hermanas centenarias comparten los secretos de su longevidad con la CNBC. Ellas son Ruth Sweedler y Shirley Hodes. La primera tiene 103 años y la segunda ha soplado 106 velas en su última tarta de cumpleaños. Sweedler tiene una memoria prodigiosa y vive en una residencia de ancianos en Conneticut. "No me siento vieja", explica. 

Hodes, cuyo centro de vida independiente está a unos 800 kilómetros en coche, en Carolina del Norte, también conserva sus facultades intactas. Se siente joven de espíritu y le entusiasma aprender cosas nuevas, sobre todo de los libros. "Nunca hice crucigrama, pero siempre leí mucho. Es lo mejor para la mente", destaca.

Aplica sus enseñanzas a tu propio proceso de envejecimiento para conservar una mente ágil y joven (casi) para siempre. 

1. Trabajar en algo que te guste

Mantener una vida activa siempre se ha considerado un factor importante para una buena función cognitiva. Por ejemplo, Sweedler fue actriz aficionada en producciones teatrales locales y se mantuvo "muy activa" tanto en su sinagoga como en diversas organizaciones judías. "Me encantaba trabajar", relata.

"No es que sea muy religiosa, pero soy consciente de que soy judía y me gusta participar". Una vez, como parte de un grupo de estudio de almuerzo y aprendizaje en la sinagoga, leyó toda la Biblia hebrea en 6 meses. 

Por su parte, Hodes consiguió un trabajo a tiempo completo como paraprofesional y ayudante de profesor. Lo mantuvo durante casi 20 años y no se jubiló hasta los 70. "Me encantaba trabajar en el instituto". Le habría encantado ser profesora o periodista, cualidades que sigue empleando en la residencia de ancianos para conversar con sus compañeros.

"Si tienes la suerte de tener un trabajo que te gusta, aprovéchalo y haz pleno uso de tus talentos", es el consejo de esta centenaria. "Hace la vida mucho más agradable."

2. Conectar con tus seres queridos

Las centenarias hermanas brindan una importancia enorme a la familia y a tener un buen matrimonio o relación de pareja feliz, también a los amigos.  En su entrevista para la CNBC explican que "no hay nada mejor que amar y ser amado". 

"He tenido mucha suerte. Era fácil llevarse bien con mi marido", destaca Hodes. Hasta que murió, tuvieron "una relación maravillosa". Ella cree que los seres queridos son lo que más recordarás en la vida. "La gente de la que te rodeas, amigos, parientes y familia tienen un efecto enorme en ti".

"Me gusta tener amigos. Me encanta la gente", anota por su parte Sweedler. Incluso el rabino y el antiguo presidente de su congregación la siguen visitando. 

Es importante cultivar la curiosidad y el compromiso hacia los seres queridos. "A algunas personas no les interesa nadie más que ellas mismas. A mí siempre me interesó mucho escuchar las historias de la gente, sus orígenes. Están llenos de sorpresas", anota Hodes, que recomienda dar la oportunidad a los demás de abrirse y que te cuenten su vida.

3. Nunca dejar de aprender

La mente es el mejor vehículo para viajar y transportarse a otros mundos, conocer nuevas ideas y ampliar horizontes. Por ejemplo, Sweedler adoraba ir al teatro con sus amigos, y actualmente no ve la televisión, salvo las noticias en la CBS. Su verdadera pasión es la lectura.

"La gente mayor puede ensimismarse cuando tiene dolencias y cosas así. Eso puede dificultar tener una mente abierta", dice Hodes. Su hambre de aprender la condujo a la universidad tras jubilarse. El arte y la literatura también son el alimento de su espíritu: relata que últimamente se ha aficionado a los audiolibros de no ficción.

Ha aprendido temáticas tan diversas gracias a ellos como los elefantes, los judíos de Salónica y la cantante de ópera estadounidense Jessye Norman. "Son bastante diferentes de mis orígenes, lo que hace que el contenido sea apasionante. ¡Siempre hay mucho que aprender!".

4. Valorar lo importante

Ambas fueron las más pequeñas de una familia numerosa de 8 hermanos, y no pudieron acudir a la universidad de jóvenes. Aunque no pudiesen tenerlo todo, siempre valoraron las cosas importantes de la vida.

"¿Mi secreto? Soy una persona afortunada. Aunque he tenido enfermedades y problemas, los he superado", anota Sweedler, que subraya lo valioso de cultivar un sentimiento de gratitud. "Tengo una salud decente, disfruto de salud, estoy agradecida por una vida maravillosa. Eso me sostiene y me hace seguir adelante". 

Aunque su movilidad es limitada y ya no puede viajar o caminar varios kilómetros al día, sigue agradecida por todo lo que puede hacer, como "leer cosas maravillosas". 

"Estoy satisfecha. He sido bendecida", opina también Hodes. Una muestra de que dar las gracias y adaptarse a las limitaciones físicas hacen que la mente siga joven durante décadas.

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