Shein toca techo: el gigante chino que atrapa a la generación Z pierde hasta un tercio de valor desde sus históricos 100.000 millones de abril

Shein

El idilio inversor del que gozaba Shein ha perdido fuelle. El gigante chino que atrapa a la generación Z se mueve ahora en una valoración entre los 65.000 y los 85.000 millones de dólares (entre 66.340 y 86.752 en euros) frente a los 100.000 millones de dólares de abril, de acuerdo una información deFinancial Times.

Pero este ajuste no es nuevo. Hace unos meses, y de cuerdo a un informe de Bloomberg, los inversores que pretendían vender las participaciones de la empresa se estaban encontrando ofertas con una merma del 30% sobre la valoración de abril. 

La caída se apoyaba en ese momento en la ralentización en el crecimiento de sus ingresos –sus ventas solo habrían escalado 6.000 millones en un año–, pero también en su complejo historial ambiental, social y de gobierno. 

De esta manera, desde primeros de año, la compañía habría perdido hasta un tercio de su valor en los mercados privados en los últimos meses, según fuentes conocedoras del mercado. 

De hecho, una de estas voces sostiene que se habrían vendido alrededor de 200 millones de dólares en acciones a una valoración de 70.000 millones. Otro, incluso, baja la el valor hasta los 65.000 millones de dólares.

"En Shein nadie juzgó mi cuerpo": la legión de desencantadas con la moda tradicional que encuentran en la empresa china un salvavidas al que perdonan sus sombras

Sin embargo, un portavoz de Shein lo deja claro: "No ha habido transacciones autorizadas por la empresa desde abril, incluidas las transacciones del mercado secundario que requerirían la aprobación previa de la empresa".

La caída, no obstante, es generalizada en el mercado. "Se ha visto gravemente afectados, como casi todas las demás empresas de comercio electrónico del mundo", explican estos agentes. 

La caída en los valores tecnológicos se debe, en parte, a las crecientes expectativas de una recesión en Estados Unidos inducida por el endurecimiento monetario de la Reserva Federal diseñado para controlar la inflación.

Una persona cercana a la gerencia de la compañía explicaba que el grupo de comercio electrónico atraía a los inversores debido a su percepción de inmunidad frente a la presión regulatoria de Beijing. 

El hecho de que su base de clientes estuviera fuera de China, existía la creencia de que no enfrentaría el mismo escrutinio sobre los problemas de protección de datos y consumidores enfrentaban otros players chinos como Alibaba y JD.com.

Pese a ello, las dudas sobre Shein sobrevuelan. Estas fuentes reconoce que, probablemente, la compañía fue sobrevaluada en abril cuando se postulaba a ser la tercera startup más valiosa del mundo, solo por detrás de ByteDance, propietaria de TikTok y SpaceX. 

Todo lo que sabe de la desconocida Shein

Tienda Shein

Shein no cotiza en bolsa, pese a los rumores de hacer lo propio y, sin embargo, sus cifras son propias de ella. 

Los datos de facturación de Shein son un misterio. A pesar de ello, medios locales estiman que en 2020 la compañía registró unas ventas de 63.500 millones de yuanes (9.715,7 millones de euros).

Sin un parque de tiendas físicas y basando su modelo de negocio en el canal online, la cifra ya supera con creces lo que generaron a través de la venta digital Inditex y H&M: 6.612 millones anotó el gigante gallego y 5.172, por su parte, el sueco.

Prueba de su éxito es la legión de fieles clientes que encuentran en Shein lo que la moda tradicional no les había dado y que se mueven, en su gran mayoría, por miles de microinfluencers. Su negocio cubre ya 150 países, pero no vende en su país de origen. 

La consultora McKinsey explicaba en su informe The State of Fashion 2022 que la principal fortaleza de Shein pasa por su capacidad para "introducir" consistentemente más de 6.000 nuevos productos al día en tiradas limitadas y con diseños adaptados a los datos del cliente.

Pero tampoco son menores los problemas que le acechan: su preciso engranaje convive con las acusaciones de plagio en sus diseños o las jornadas de trabajo que se elevan a las 75 horas semanales.

Y ahí no acaba los retos porque el más inmediato será el de adecuarse a la normativa que prepara la Unión Europa en material textil y es un misil en la línea de flotación de su modelo: mucha moda e irrisoriamente barata.

La norma pretende que las prendas respeten tanto los derechos sociales como el medioambiente, con fabricantes que asuman toda la cadena de valor del producto. Y lo que es aún más importante, con menos colecciones anuales. Todo de lo que hoy peca Shein. 

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