Cómo conseguir una beca para trabajar en Estados Unidos y cómo gestionar el 'shock' cultural, según 3 españoles

Salva Ramallo, investigador español en el programa Fullbright
  • “Los investigadores somos una especie de nómadas que vamos allí donde nos pueden contratar”, afirma el científico José Ramón Bermejo.
  • En 2019, 44.000 españoles se fueron a trabajar o estudiar fuera con programas de becas.

En el fragor de la pandemia, Salva Ramallo descubrió que apenas había posibilidades económicas para continuar sus estudios predoctorales en España. Los duros meses de confinamiento le hicieron buscar programas de investigación y finalmente se decantó por solicitar la beca Fulbright, una de las becas de Estados Unidos más conocidas del mundo.

El flujo de estudiantes que buscan trabajo en el extranjero no para de aumentar y está alcanzando las cifras que se veían antes de la pandemia. Solo en 2019, se fueron 44.297 estudiantes, dentro de programas formativos, según el Ministerio de Universidades.

Business Insider España ha hablado con 3 estudiantes que han accedido a becas predoctorales, becas deportivas y becas postdoctorales en Estados Unidos para conocer cómo hicieron los trámites y qué desafíos han afrontado.

Trabajar en EEUU: un año en Manhattan con la beca Fulbright 

"Empecé el trámite al inicio de la pandemia, pensando que cuando se resolviera la situación podría irme y salir de la apatía que me estaba provocando esa dura etapa", cuenta a Business Insider España Salva Ramallo.

"Me enteré de esta beca gracias a mi universidad, ya que tiene convenios con universidades y también las comunidades autónomas participan en ella", cuenta el científico.

¿Cómo solicitar una beca Fullbright?

Ramallo contactó con la Comisión Fulbright, que le ayudó a preparar una candidatura para estudiar y trabajar en la Universidad de Nueva York, estableciendo qué quería investigar, por qué sería útil para la universidad de destino recibirle y qué iba a aportar en el campo de la investigación.

"Además, tuve que hacer un examen de inglés y presentar el proyecto a otros estudiantes Fulbright", cuenta Ramallo. Pocas semanas después, recibió la noticia de que su proyecto Análisis de sistemas complejos había sido aceptado.

La beca Fulbright tiene un presupuesto anual de unos 11 millones de euros, que sirven para sufragar el coste de vida y el trabajo de los becados. 

"En el curso actual 2022-23 se han concedido 238 becas para que estudiantes, profesores e investigadores estadounidenses vengan a España con una beca Fulbright y 191 españoles vayan a EEUU a formarse o investigar," relata Alberto López San Miguel, director ejecutivo de la Comisión Fulbright.

Todos los becados tienen un potente sistema de soporte que les ayuda desde la presentación de su candidatura hasta la llegada a la universidad de destino. "Como becario Fulbright, se tiene muchas veces la posibilidad de participar en un programa preacadémico previo a la incorporación al programa de estudios", cuenta López San Miguel.

¿Cómo fue el shock cultural?

Para Ramallo, su primera sorpresa fue la diversidad de estudiantes que acuden a la Universidad de Nueva York. "Venía de estudiar física en Murcia, que se estudia con una influencia más local, es habitual que tus compañeros sean del pueblo de al lado; sin embargo, allí el mercado es mundial y hay gente de todo el mundo", afirma.

La carga de trabajo, por otro lado, es bastante más intensa, según cuenta el investigador. "La cultura americana está enfocada a trabajar y las universidades compiten a nivel mundial, trasladando esa presión que tienen a los investigadores y a los estudiantes. Se pelean por ser los mejores y por atraer al mejor talento". 

Asimismo, admira la capacidad que tienen las universidades de atraer financiación privada con la que sufragar sus proyectos de investigación, algo que considera que falta en España y que obstaculiza la innovación.

¿Qué le dirías a un futuro becario Fulbright?

"Para mí fue una experiencia buenísima y me llevo compañeros que son increíbles, los mejores de sus países; por, ello animaría a cualquiera a salir de su estado de confort y a tener esa experiencia", afirma Ramallo.

Empleada

Estudiar en Estados Unidos: una beca deportiva para jugar al baloncesto en Pittsburgh

Rebeca Navarro Alvarez, deportista

Rebeca Navarro es una joven promesa del baloncesto. Desde los 6 años ha jugado en las ligas de toda España y, con 17 años, su padre la animó a que solicitara una beca deportiva en Estados Unidos.

Al estilo de la protagonista de Quiero ser como Beckham, un éxito cinematográfico de los 2000, Navarro se embarcó en su primer avión para jugar al baloncesto en la liga universitaria y estudiar Psicología en la Universidad de Pittsburg.

Cómo solicitar una beca deportiva en Estados Unidos

Existen varias páginas que ofrecen información de las becas deportivas disponibles, como NCSA Sports. En el caso de Navarro, fue su padre quien inició los trámites. "Para mí fue una oportunidad porque jugar al baloncesto a nivel profesional es muy exigente y en España lo normal es que la gente escoja estudios online para poder compaginarlo", asegura.

“Mi padre llevó a traducir mis títulos al inglés y luego me presenté al examen de inglés Toefl y a la Ebau estadounidense, el SAT, para poder acceder a la universidad”, afirma la deportista y psicóloga. 

“Por otro lado, tenía vídeos en los que jugaba al baloncesto y los envié a varias universidades. Tuve respuesta de 2 y elegí la más pequeña porque pensé que sería más fácil integrarme en clases reducidas”, explica Navarro.

¿Cómo fue el shock cultural?

El idioma fue el primer obstáculo con el que se encontró al llegar allí y estudiar por completo la carrera en inglés. "Podía entender bastante a la gente pero no podía hablar. Al principio me costó un poco, pero tuve ayuda de una tutora que también sabía español, explica.

"Un día cuando estaba en el primer año, el entrenador de baloncesto dijo que si hacía mal un ejercicio todas las demás tenían que correr. Yo no me enteré y me dijo, 'A ver Rebeca, que parece que no te has enterado. Siéntate en esta silla y ahora mira cómo tus compañeras corren"", explica.

En la línea de lo que cuentan otros españoles que han estudiado con una beca en Estados Unidos, afirma que "es una sociedad muy exigente. Cada día veíamos un vídeo de cómo habíamos jugado el día anterior y teníamos que mantener una buena postura corporal, además de sacar buenas notas académicas para seguir jugando". 

"Si te lesionas, debes seguir adelante, porque tu entrenador te está exigiendo el máximo día a día a nivel físico y a nivel mental. Además, tus compañeras son muy competitivas porque la carrera universitaria cuesta unos 60.000 euros y tienes que aguantar para que no te retiren la beca", reconoce. 

¿Qué le dirías a un jugador que quiere solicitar una beca deportiva?

"Lo recomendaría a todo el mundo, es una experiencia de vida. A día de hoy, me doy cuenta de que estoy empleando la resiliencia en mi vida y en mi trabajo y he aprendido a dominar el inglés".

"Eso sí, yo me fui con la idea de querer vivir allí pero con el paso de los años me he dado cuenta de la suerte que tenemos en España, de nuestra cultura y de poder vivir en el centro de una ciudad y salir a tomar algo o simplemente a caminar para comprar el pan. Cuando me mudé de Denver a Alicante, pensé: 'Qué suerte tengo de vivir aquí'", afirma Navarro.

Trabajar en Estados Unidos: investigar en Rochester

José Ramón Bermejo científico español

"Yo soy astrofísico de formación, estudié en Tenerife e hice un doctorado colaborando con una institución italiana. Al final de la tesis pensé: "Si quiero seguir en la ciencia, tengo que buscar opciones fuera de España'", cuenta José Ramón Bermejo.

Cómo solicitar una beca de investigación en Estados Unidos

Para solicitar su beca, el investigador revisó todas las páginas web en las que se ofertan trabajos en el extranjero, como Research Jobs y portales de empleo de las universidades. 

 

"Después de probar suerte en Europa, un día vi una oferta en la universidad de Rochester, en Nueva York, y recibí la invitación para una entrevista. Me contrataron porque a la investigadora principal le interesaba uno de los temas que había tocado en mi doctorado".

A las 2 semanas de la entrevista y tras una prueba de inglés, Bermejo obtuvo un contrato, aunque tuvo que esperar 3 meses mientras gestionaba su visado. El joven investigador lleva ya un año en Estados Unidos y no tiene fecha de regreso.

"Los investigadores somos una especie de nómadas que vamos allí donde nos pueden contratar", se lamenta. 

¿Cómo fue el shock cultural?

"Para mí es una experiencia bastante grata desde el punto de vista laboral. Me llevo un currículo más completo y eso incrementa las posibilidades de encontrar un buen puesto en España", afirma.

"Además, yo ya sabía inglés antes de venir, pero al interactuar con nativos lo he aprendido a nivel académico y eso es también es algo bastante útil a día de hoy", afirma.

Qué le dirías a un investigador que quiere trabajar en Estados Unidos

"Le diría que, si tiene la oportunidad de embarcarse en un programa de cualquier nivel académico, adelante, que se venga. En el mejor de los casos puedes quedarte con un buen trabajo; en el peor de los casos, si no te adaptas a la vida aquí o acabas en un sitio que haga mucho frío, como es mi caso, no pasa nada, siempre puedes regresar a casa", señala Bermejo. 

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