El CEO de AMC pensó que estaba enviando fotos traviesas a una bailarina que conocía, pero de repente todo saltó por los aires

Madeline Berg
| Traducido por: 
AMC

Matt Winkelmeyer / Stringer / Getty, 5nikolas5 / Getty Ljupco / Getty, Tyler Le / Insider

  • Adam Aron, CEO de AMC, fue durante meses víctima de una extorsión de carácter sexual.
  • Tras intercambiarse fotos subidas de tono con quien creía que era una exbailarina, durante meses fue amenazado con que las imágenes serían vendidas a la prensa y a webs pornográficas.

Cuando el teléfono de Adam Aron sonó en marzo de 2022, reconoció el nombre del remitente: Mia.

"¿Es acertado mi recuerdo de que te gustaba el ballet?", respondió Aron.

La mujer le siguió el juego: "¡Sí!", respondió.

Fue el comienzo de un intercambio de mensajes que rápidamente subiría de tono. En cuestión de semanas, aquello se transformaría en una extorsión a Aron, CEO de AMC, la cadena de cines más grande del mundo.

En realidad, el remitente no se llamaba Mia. Era Sakoya Blackwood, la mente maestra de un elaborado plan de chantaje que la llevaría a la cárcel. Cinco meses después de enviar su primer mensaje, fue denunciada por los fiscales del Distrito Sur de Nueva York, que la acusaron de extorsión y acoso por internet. Se declaró culpable este verano, y a principios de este mes, Aron confirmó la noticia publicada por Semafor, que hablaba de un importante CEO sin identificar.

Sakoya Blackwood, la mente tras la extorsión al CEO de AMC.
Sakoya Blackwood, la mente tras la extorsión al CEO de AMC.

Tribunal de Distrito de los EEUU para el Distrito Sur de Nueva York

No es la primera vez que Aron se encuentra en el centro de la polémica. Su nombre ya había saltado a los medios en 2021, cuando ganó 40 millones de dólares en apenas unos meses tras aprovechar en favor de su empresa el furor de las llamadas acciones meme

Aquello le valió a ojos de muchos el título de "villano del año" y provocó la ira de los analistas. Por si esto fuera poco, Aron también fue noticia ese año tras dar la impresión de no llevar pantalones durante una reunión por Zoom.

Aron, que no ha respondido a la solicitud de comentarios de Business Insider, ha sido en este caso la víctima. Los documentos presentados por la acusación describen en detalle la trama de extorsión "sofisticada y tortuosa" que Blackwood armó contra él.

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Todo comenzó con aquel primer mensaje de marzo. Se desconoce cómo Blackwood obtuvo el número de teléfono de Aron, pero, desde luego, sabía que se trataba de un hombre rico. Había leído mucho sobre él en internet y, sobre todo, lo sabía todo sobre sus recientes ganancias con las acciones meme, según los documentos de acusación.

Fue discreta y envió su mensaje desde lo que se conoce en español como un protocolo de voz en Iinternet, o VoIP, por sus siglas en inglés, una tecnología que permite hacer y recibir llamadas de voz sin poder ser rastreado. Blackwood tampoco ha respondido a la solicitud de comentarios de Business Insider.

Se sabe Sakoya es una mujer inteligente y sobradamente preparada, según relatan sus propios abogados. Había sido una estudiante sobresaliente en la escuela secundaria Evander Childs en el Bronx, y llegó a graduarse como la mejor de su promoción en 2006. Obtuvo además buenos resultados en sus exámenes de acceso a la universidad. Sin embargo, debido a su estatus migratorio, marcado por el hecho de haber entrado ilegalmente a EEUU desde Jamaica cuando era niña, no tuvo ninguna posibilidad de financiar sus estudios universitarios.

Tras tratar de ganarse la vida en una serie de trabajos ocasionales y mal pagados, durante la pandemia probó dos nuevas actividades: el comercio online y hacerse pasar por menor de edad para tratar de atraer a los hombres a conversaciones sexuales aparentemente ilegales. Los abogados de Blackwood cuentan que esta última actividad no es más que el resultado de un abuso mental y físico ejercido contra ella por alguien de su entorno en un caso que nunca se ha llegado a esclarecer.

Este "resentimiento hacia sus abusadores" pudo haberla llevado a enviar aquel mensaje a Aron, un hombre rico y poderoso que se encuentra siempre en el ojo del huracán, dice su defensa. La acusación, por su parte, alega que "no hay ni una pizca de evidencia" de que Aron tenga un historial de abuso o acoso sexual.

El mensaje podría haber quedado fácilmente sin respuesta, de no haber sido por el nombre elegido por Blackwood: Mia.

Aron reconoció aquel nombre y la vinculó de inmediato con una bailarina de ballet que le había hecho "cosas inconfesables" —según él mismo contó en aquellos mensajes— solo unos años antes.

"Envíame una foto un poquito traviesa", escribió Blackwood un par de semanas después de los primeros intercambios.

Él accedió y envió algunas fotos de sí mismo solo y con otra mujer. Cuando le pidió a Blackwood fotos a cambio, le envió imágenes de una modelo rusa anónima que sacó de Instagram. Aron pareció no reparar en que aquella no era su adorada bailarina. Tampoco pareció importarle.

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Blackwood no es en absoluto ajena a las identidades falsas, pues Mia es solo una de las muchas que ha asumido a lo largo de los últimos años. La policía ha encontrado al menos cinco formas de identificación fraudulenta en su casa, incluidas dos licencias de conducir de Arizona, una tarjeta de identificación de la ciudad de Nueva York, una licencia de conducir de California y la placa de una médica de la Clínica Monte Sinaí. La acusación se refiere a ella como Sakoya Blackwood, Koya Blackwood Fews e, inexplicablemente, también como Lila Cohen.

En su complot contra Aron, demostró ser una maestra del disfraz digital.

Los archivos judiciales revelan que Sakoya Blackwood no era ajena a los seudónimos. En la imagen, varios documentos de identidad falsos hallados cuando las fuerzas del orden registraron su domicilio.
Los archivos judiciales revelan que Sakoya Blackwood no era ajena a los seudónimos. En la imagen, varios documentos de identidad falsos hallados cuando las fuerzas del orden registraron su domicilio.

Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, Distrito Sur de Nueva York

El 15 de abril, después de casi un mes de mensajes que iban escalando en contenido explícito con Aron, Blackwood le escribió al magnate desde otro número de teléfono haciéndose pasar por "Brian", el "exnovio" de "Mia".

"Brian" fingió haber encontrado "mierda incómoda" en el móvil de Mia y amenazó de inmediato con hacerla llegar al National Enquirer, un tabloide especializado en historias particularmente jugosas.

"Parece que el escándalo del CEO es lucrativo", escribió Blackwood, haciéndose pasar por Brian. Amenazó con vender las fotos y difundir el falso rumor de que Aron había intimado con una menor.

En ese momento, Aron se dio cuenta de que se había metido en algún lío y de que, en realidad, no conocía a Mia. Consultó a un abogado. Al día siguiente, Blackwood, haciéndose pasar por Brian, amenazó con enviar a los miembros de la junta de la AMC.

"Están llegando ofertas como churros, a la gente le encantan los escándalos", escribió Blackwood haciéndose pasar por Brian.

Mientras tanto, en otra cuenta, Blackwood se hacía pasar por Mia para disuadir a Aron de que recurriera a los abogados.

Unos días más tarde, Blackwood introdujo una tercera identidad falsa: el representante de una agencia de comunicación, que afirmaba haber recibido un chivatazo sobre Aron. "Prometía ser contundente".

Fue entonces cuando Blackwood empezó a utilizar el teléfono como sus tres personajes e intentó conseguir un pago.

Como "contacto con los medios", informó a Aron de que un medio de comunicación compraría las fotos por 250.000 dólares. Como Mia, sugirió a Aron que informara a su familia, porque Brian "iba a por el dinero".

"Lo más inteligente que podrías hacer ahora es tratar de llegar a un trato", escribió Blackwood haciéndose pasar por Brian, que decía que, tras una guerra de ofertas, ya había quien había puesto sobre la mesa 315.000 dólares.

Habían pasado solo nueve días desde que Blackwood se había hecho pasar por Brian, y el mundo de Aron se desmoronaba. El magnate de la industria audiovisual se puso finalmente en contacto con FBI, pero la historia no dejó de ponerse cada vez más extraña.

Bajo el alias de Mia, Blackwood contó a Aron que había tratado de emplear sus ahorros para pagar los 300.000 euros y salvarle, pero que Brian no había querido aceptar su dinero. Aron debía pagar a todo saldría a la luz, según la elaborada trama de Blackwood.

Ese mismo día, inició la siguiente fase de su plan.

"Tengo la certeza de que se está gestando un escándalo contra @CEOAdam, pero él anda demasiado ocupado amenazando a la gente a través de su abogado como para preocuparse por su imagen ante los accionistas. ¿Quién crees que lo reemplazará?", tuiteó desde el usuario TwoTruth1.

Pero los tuits no tuvieron tracción, y Aron no mordió el anzuelo. Aun así, Blackwood no se rindió. Inventó el cuarto personaje de su particular obra teatral (cinco si se cuenta el perfil de Twitter) en junio. Esta vez, de su imaginación surgió un reportero de Vanity Fair.

"Me han enseñado unas imágenes y me preguntaba si estás disponible para hablar", dijo el falso reportero a Aron.

En julio, cuando Aron aún no había pagado, Blackwood envió un mensaje como Brian que decía: "Una web porno también quiere las fotos".

Para ese momento, la policía ya seguía a Blackwood. Fue arrestada en su casa en el Bronx el 21 de agosto de 2022. Nunca compartió las fotos de Aron.

Fue el final de la saga de cinco meses que Aron había estado viviendo en su móvil.

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Los detalles, tal como se presentan en los documentos judiciales, parecen sacados de una telenovela: un hombre rico es atraído por una falsa aventura y es víctima de un ambicioso plan de chantaje. Hay dinero, sexo, engaño y un extenso elenco de personajes principales y secundarios.

Pero mientras Aron "sufría por el miedo constante a que su vida se arruinara", según los archivos, también seguía con sus payasadas habituales en Twitter: compartía fotos de su cara sobrepuesta al cuerpo de un simio (sus fans, llamados simios, le llaman "espalda plateada") y un vídeo de un anuncio de avión en el que se leía "AMC a la luna".

El caso se cerró oficialmente en julio, cuando Blackwood fue sentenciada a cumplir tres años de libertad vigilada. Pero el misterio del CEO en el centro del escándalo no se desveló hasta principios de este mes, cuando Aron se sinceró.

"En lugar de ceder al chantaje, contraté personalmente a un abogado y a asesores e informé del asunto a la policía", tuiteó Aron. "Lo hice sabiendo que corría el riesgo de que me avergonzaran con las imágenes que había enviado. Pero, si yo, con todo mi dinero, no podía enfrentarme a un chantaje así, ¿quién podría hacerlo?".

Aron parece haber tomado ejemplo de lo que le pasó a Jeff Bezos en 2019. Entonces, el todavía CEO de Amazon confesó haber mandado fotos subidas de tono a Lauren Sánchez, quien ahora es su prometida, antes de que pudiera hacerlo el National Enquirer.

"Por supuesto que no quiero que se publiquen mis fotos personales, pero tampoco accederé a un chantaje", escribió Bezos en ese momento. "Prefiero levantar la mano y ver qué ocurre".

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Aron no ha compartido cómo hacer público el intento de extorsión ha afectado a su vida personal —después de todo, está casado—, pero no ha sido muy bueno para AMC. Las acciones de la cadena de cines subieron tras el exitoso estreno de la película Eras Tour de Taylor Swift, aunque cayeron un 14% cuando los inversores se enteraron de que Aron estaba implicado en este lío. Ha bajado un 42% año tras año.

En una declaración a Semafor, la junta directiva de AMC ha dicho que "determinó que era un asunto personal, y considera el asunto resuelto."

Mientras tanto, Aron parece imperturbable, al menos públicamente. Ha estado tuiteando imágenes de trofeos y alabando el éxito de taquilla de la película de Taylor Swift.

La verdadera prueba será si los simios deciden vengarse o no.

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