UBS compra Credit Suisse por 3.000 millones de euros, menos de la mitad de su valor, para crear un gran banco suizo y disipar las dudas que se ciernen sobre el sistema

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Credit Suisse.

Spencer Platt/Getty Images

  • UBS ha alcanzado un acuerdo con Credit Suisse para comprar el banco por cerca de 3.000 millones de euros, menos de la mitad de su valor en bolsa, según ha adelantado el Financial Times y han confirmado después mediante un comunicado.
  • La operación da carpetazo a la crisis desatada esta semana por la entidad helvética y da lugar a un nuevo gigante bancario europeo.

Fumata blanca. Tras un domingo de negociaciones vertiginosas, el banco suizo UBS ha alcanzado un acuerdo con Credit Suisse para adquirirlo por cerca de 3.000 millones de euros, según ha adelantado en la tarde de este domingo el Financial Times y han confirmado después mediante un comunicado.

El pacto alcanzado incluye una inyección de liquidez a UBS por parte del Banco Nacional de Suiza por 93.000 millones de euros (100.000 millones de dólares) con los que afrontar la posible continuidad de salidas de depósitos de los clientes. 

Este respaldo también incluye una valiosa garantía por 9.000 millones de euros para las pérdidas en la cartera de crédito de Credit Suisse. Tal y como han acordado, UBS absorberá los primeros 5.000 millones de euros en pérdidas de crédito, el gobierno suizo los siguientes 9.000 millones y los primeros las posibles pérdidas adicionales.

"No es un rescate, es una solución comercial, la mejor solución", ha señalado Karin Keller-Sutter, ministra suiza de Finanzas.

La operación, por una parte, cierra la crisis abierta por Credit Suisse a principios de esta semana cuando en su informe anual el propio banco reconocía, entre otras muchos problemas, "debilidades" en su sistema de control financiero. 

Por otro, esta da lugar a un gigante bancario europeo valorado en 5 billones de euros que, para empezar, será la única cabeza visible del prestigioso sistema bancario suizo, lo que está despertando no pocos recelos entre expertos que temen que, sin competencia a la vista, las condiciones de los clientes empeoren.

Esto, por no hablar de los miles de puestos trabajo que hay en riesgo, entre otros muchos inconvenientes que plantea el acuerdo

Con todo y con eso, UBS y Credit Suisse se han dado el sí quiero a una velocidad que ha sorprendido a propios y a extraños. La celeridad tiene su porqué: había que hacer todo lo posible para evitar una sesión bursátil que se preveía durísima para Credit Suisse este próximo lunes. El trato sellado este lunes despeja muchos nubarrones.

 

Este, según informa el Financial Times citando fuentes conocedoras del mismo, se ha cerrado tras un primer intento de UBS de adquirir Credit Suisse por 1.000 millones de euros, una cifra que contrasta con los 7.500 millones de valoración bursátil que aún conservaba la entidad.

Finalmente, fruto de la débil posición negociadora que tenía Credit Suisse y de la presión de los reguladores suizos, los más interesados desde el pasado viernes en que la negociación saliera adelante, el acuerdo se ha cerrado por menos de la mitad de la valoración bursátil de Credit Suisse.

"Con la absorción de Credit Suisse por UBS, se ha encontrado una solución para garantizar la estabilidad financiera y proteger la economía suiza en esta situación excepcional", según reconoce el Banco Nacional de Suiza en un comunicado.

El fin de la pesadilla de Credit Suisse

Asumido sin demasiado entusiasmo (aunque por un módico precio), UBS tiene ahora ante sí el nada sencillo reto de sacar adelante Credit Suisse, una entidad que ya llevó a cabo un doloroso proceso de ajustes y reestructuración el pasado octubre ante la perspectiva de que sus resultados anuales no serían nada positivos.

Esta tesis se confirmó: Credit Suisse cerró el año perdiendo más de 7.000 millones de euros, y desde entonces la sombra de un rescate o de una fusión planeaba sobre la entidad. 

Esta entró en colapso a principios de esta semana, cuando el estado suizo se apresuró a ofrecer un fondo de liquidez de 50.000 millones de euros a Credit Suisse. En vez de tranquilizar al personal, la decisión fue interpretada como un reconocimiento implícito de que la medicina que el banco había tomado en octubre no estaba funcionando. 

Para cuando llegó el viernes, muchos inversores y clientes ya habían puesto pies en polvorosa convencidos de que 50.000 millones de euros de rescate no serían suficientes para sacar al banco del pozo en que se encontraba y de que en realidad Credit Suisse era poco menos que un muerto viviente.

La idea de ver caer a Credit Suisse y de que su crisis se pudiera contagiar a otros bancos europeos de un modo más o menos parecido a lo que ocurrió con Lehman Brothers en 2008 puso a funcionar de inmediato a los reguladores suizos.

Estos finalmente han hecho de celestina entre la propia Credit Suisse y UBS, histórico rival y banco que estaba más que contento con su papel de observador, pues la fuga de capitales de Credit Suisse le estaba permitiendo crecer sin hacer apenas nada. 

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Ahora, aunque muy atenuado por los compromisos adquiridos por el Gobierno suizo, UBS se ha visto forzado a asumir un cierto riesgo. De ahí que durante todo el fin de semana haya insistido, por ejemplo, en reclamar una ayuda en forma de fondo de 5.500 millones de euros para afrontar liquidaciones.

Estas irán orientadas a evitar duplicidades, pues nadie olvida que la fusión se va a producir entre 2 bancos que durante muchos años se han dedicado más o menos a lo mismo: aprovechar la laxitud de las leyes bancarias suizas (encarnadas en el famoso secreto bancario suizo, que impedía que los bancos tuvieran que dar demasiada información sobre sus clientes) para acceder a la gestión de grandes capitales.

Como resultado, ha apuntado el Financial Times, ahora mismo corren peligro unos 10.000 empleados, algo que ha hecho saltar las alarmas entre la Asociación de Empleados de Banca Suiza, que, según diversos medios, se ha apresurado a solicitar que se protejan los empleos mientras ha lamentado la opacidad con la que, a su juicio, se ha llevado a cabo toda la operación.

A la espera de ver cuáles serán los primeros pasos de UBS como nuevo gran banco suizo y europeo, solo una cosa es segura: la tormenta perfecta de Credit Suisse, un banco que, como se supo hace un año, miró para otro lado con demasiada frecuencia a la hora de asegurarse de que la fortuna de sus clientes era lícita, se lo ha terminado llevando por delante. Habrá que ver si es el último en caer.

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