Las posibilidades de que China logre un repunte económico este año parecen escasas

Phil Rosen
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El presidente chino, Xi Jingping, camina por una cuerda floja sobre el fuego mientras sostiene una pequeña bandera china sobre un fondo de color rojo oscuro a rojo brillante.

Mark Schiefelbein-Pool/Getty Images; Samantha Lee/Insider

  • Aunque Pekín logre estabilizarse y alcanzar un crecimiento modesto, parece improbable que se produzca un "escenario alcista". 
  • China se enfrenta a graves problemas inmobiliarios, a la deflación y al éxodo de los inversores mundiales. 

El mundo aún no ha sido testigo de ningún repunte pospandémico en China, y Wall Street espera que poco cambie en 2024. 

El continuo éxodo de los inversores mundiales evidencia que la tendencia bajista está intacta, y el sector inmobiliario del país sigue pareciendo cada vez más precario. Mientras tanto, Pekín debe averiguar cómo resolver la deflación y el histórico desempleo juvenil, así como la crisis de confianza entre sus ciudadanos. 

Es posible que China logre cierto grado de estabilización este año, pero los expertos siguen dudando a la hora de pronunciarse al alza sobre el país. 

El mercado bursátil chino, por ejemplo, ha perdido unos 6 billones de dólares desde que alcanzó su máximo en 2021. Los nombres tecnológicos en particular, como Tencent, Alibaba y Baidu, han experimentado subidas y bajadas meteóricas en los últimos tres años en medio de las extensas medidas antimonopolio de China. 

"Claramente, el control más estricto de China sobre sus empresas tecnológicas en los últimos tres años las ha colocado en una seria desventaja frente a sus homólogas estadounidenses en los mercados públicos", escribieron el viernes en una nota los cofundadores de DataTrek Nicholas Colas y Jessica Rabe. 

La falta de una política de apoyo —o de algo parecido a una perspectiva política coherente— ha mantenido los índices de referencia cerca de mínimos de varios años. Los inversores extranjeros fueron vendedores netos en enero por sexto mes consecutivo. 

Mike Edwards, director adjunto de inversiones de Weiss Multi-Strategy, argumenta que los responsables políticos no han dado a los inversores motivos suficientes para invertir en renta variable. El "pésimo sentimiento" sobre China, dice, es prácticamente universal en estos momentos. 

"Ha quedado relativamente claro que un enfoque de estímulo tipo 'bazuca' o 'conmoción y pavor' no está en las cartas", asegura Edwards a Business Insider. "Pero creemos que el giro puede fraguarse demostrando dedicación a las políticas favorables al mercado, aunque esta dedicación nazca de la desesperación".  

Bandera de China

La vieja y la nueva economía china

Según Tracy Chen, gestora de carteras de Brandywine Global, China está intentando pasar de su antigua economía, impulsada por el crecimiento masivo del sector inmobiliario, a una nueva impulsada por la tecnología energética y la industria manufacturera. 

Aunque el Gobierno está dedicando recursos a las baterías de litio, la energía solar y los vehículos eléctricos, Chen afirma que, en última instancia, la transición tardará años en ser lo bastante importante como para compensar la caída del mercado inmobiliario. 

"Ahora mismo, el crecimiento de la nueva economía no puede compensar el lastre de la vieja", explica Chen a Business Insider. "Para tener confianza en China hay que ser realmente contrarían en estos momentos". 

El sector inmobiliario representa alrededor de una quinta parte de la economía del país. Sin embargo, la oferta supera con creces a la demanda, lo que ha provocado una prolongada depreciación del valor de los inmuebles. 

Esto, a su vez, ha minado la confianza, ya que la mayor parte de la riqueza de los hogares chinos está vinculada al sector inmobiliario. 

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El crecimiento económico por sí solo no recuperará a los inversores

Caesar Maasry, que dirige el equipo de estrategia de activos cruzados de mercados emergentes de Goldman Sachs, prevé que la economía china registre un PIB real del 4,8% este año, por encima del consenso actual del 4,6%. 

Pero, aun así, afirma que se necesitará mucho más que un repunte del crecimiento para que cambien los ánimos. 

En este sentido, en 2023 el PIB real alcanzó el 5,2%, superando el 3,0% de 2022. Sin embargo, el índice Hang Seng China Enterprises cayó un 16% en el mismo periodo de 12 meses.

"Los fuertes flujos de entrada en los fondos locales la semana pasada, quizás impulsados por el apoyo del Gobierno, todavía no han podido catalizar un repunte sostenible, y sospechamos que la clave para cambiar el sentimiento puede venir de los responsables políticos tanto en China como en EEUU", explica Maasry a Business Insider

Y añade que las elecciones presidenciales de EEUU podrían desencadenar una retórica desfavorable sobre las relaciones entre EEUU y China, pero cualquier noticia positiva que pudiera traer en el frente geopolítico podría impulsar un rebote de las acciones chinas. 

En cualquier caso, la mayoría de los estrategas coinciden en que China debe recorrer un estrecho camino no solo para convencer a los inversores de que vuelvan a los mercados, sino para catalizar la confianza interna. 

En enero, Bloomberg publicó que las autoridades estaban sopesando un paquete de rescate para el mercado bursátil por valor de hasta 278 millones de dólares, y otros datos mostraron que la disparidad de 48 billones de dólares entre la renta variable estadounidense y la china es una brecha sin precedentes. 

En opinión de Edwards, Pekín ha intervenido con relativa moderación en los dos últimos años, lo que otorga a los responsables políticos una mayor flexibilidad fiscal y monetaria. Pero las medidas políticas incrementales "poco sistemáticas" parecen ser su paso adelante más probable, que puede quedarse corto.

"Hace aproximadamente un año, la gente se mostraba casi universalmente alcista en torno a una 'reapertura' que no llegó a materializarse", afirma Edwards. "El escenario alcista es un caso contrario".

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