Una investigación revela que las vacunas actuales pueden no ser tan efectivas contra la variante del virus detectada en Sudáfrica: hay riesgo de reinfección

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A volunteer receives an injection for a potential COVID-19 vaccine at the Baragwanath Hospital in Soweto, South Africa on June 28, 2020.

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  • Una investigación preliminar sugiere que variantes como la detectada en Sudáfrica pueden evadir las defensas que las vacunas construyen en el sistema inmunológico. 
  • Esto puede implicar que las inyecciones existentes no brindarán tanta protección y las personas que ya han sido infectadas con la versión original del virus estarán en riesgo de contagiarse con la nueva cepa.
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En un primer momento había pocas evidencias que apuntasen que las vacunas del COVID-19 no funcionasen contra las versiones mutadas y más infecciosas del virus que han surgido en los últimos meses.

No obstante, una investigación preliminar publicada esta semana sugiere que una variante del coronavirus detectada en Sudáfrica en diciembre puede evadir parcialmente las defensas que las vacunas construyen en el sistema inmunológico de nuestros cuerpos.

La investigación aún no ha sido revisada, pero sugiere que la variante puede escapar de los anticuerpos desarrollados en respuesta a la vacunación o infección con la versión original del virus. Eso puede significar que las inyecciones existentes no brindarán tanta protección y las personas que ya han sido infectadas con la versión original del virus podrían volver a contagiarse con la nueva cepa.

Cómo funcionan las vacunas: el proceso científico que hay detrás de su fabricación

Penny Moore, investigadora y coautora del estudio, afirmó que datos muestran que las mutaciones son "problemáticas".

La investigación de su equipo reveló que en la mitad de las muestras estudiadas en el laboratorio, los anticuerpos en la sangre de las personas que se habían recuperado del COVID-19 no pudieron detener la variante.

"Según los datos, es probable que la vacuna sea algo menos efectiva, pero no sabemos cuánto menos efectiva", señaló David Montefiori, virólogo del Centro Médico de la Universidad de Duke. 

La variante puede esquivar las defensas del cuerpo

Stephen Craib, who recovered from COVID-19, makes a blood donation in London.

Kirsty O'Connor/PA Images/Getty Images 

Los anticuerpos son proteínas protectoras que nuestro sistema inmunológico genera cuando detecta una sustancia extraña en el cuerpo. Estas se producen durante una infección y son las que una vacuna induce al cuerpo a construir para prevenir enfermedades.

En general, los anticuerpos combaten las infecciones aprendiendo a reconocer un virus y señalando al sistema inmunológico que debe ser destruido. Lo hacen uniéndose al invasor hasta que es aniquilado. Pero si un virus es lo suficientemente diferente de otros como para evadir los mecanismos de búsqueda y destrucción de anticuerpos existentes, puede seguir causando estragos.

Los investigadores se propusieron comprobar si los anticuerpos desarrollados en respuesta a la versión original del coronavirus funcionan para proteger a las personas de la nueva variante. Utilizaron muestras de sangre de 44 pacientes que se habían recuperado de COVID-19 antes de que se detectase la nueva cepa.

Los científicos comprobaron que los anticuerpos en la mitad de las muestras eran impotentes contra la nueva versión y los de la otra mitad de las muestras presentaron una respuesta debilitada.

Estos resultados "pueden presagiar una eficacia reducida" de las vacunas existentes, según el equipo. El equipo advirtió que las personas que han contraído el coronavirus original pueden estar en riesgo de nuevas infecciones por variantes. 

Además, el grupo de Moore descubrió que 3 tipos de anticuerpos monoclonales (fabricados en laboratorio y diseñados para atacar el coronavirus) eran ineficaces contra la variante. 

Scientists work at a monoclonal antibody laboratory plant in Buenos Aires, Argentina, on August 14, 2020.

Juan Mabromata/AFP/Getty Images 

Aún así, Moore dijo que se necesitan más datos para sacar conclusiones firmes sobre cómo la variante interactúa con los anticuerpos dentro del cuerpo, especialmente entre las personas que han sido vacunadas.

Nathan Grubaugh, epidemiólogo de la Yale School of Public Health, señaló que es difícil saber cómo de bien se traducen las pruebas de laboratorio a la realidad. Una reducción del 90% en la protección durante una prueba de laboratorio "aún puede significar una protección completa en un ser humano". 

A medida que el virus muta, las vacunas deben evolucionar

A nurse holds a vial of the Pfizer-BioNTech coronavirus vaccine.

Vincent Kalut / Photonews via Getty Images 

La variante sudafricana (501Y.V2) tiene una mutación particular en su proteína de pico, la parte que el virus usa para invadir las células que "ha demostrado reducir el reconocimiento de anticuerpos" entre las personas que tuvieron una infección o vacunación previa, según Francois Balloux, el director del University College London Genetics Institute.

Esto podría explicar por qué el país se ha visto tan afectado desde noviembre. En los últimos dos meses, el número de nuevos casos de coronavirus por día en Sudáfrica se quintuplicó, de un promedio de 2.300 a 13.000. Alcanzó un récord de casi 22.000 casos el 8 de enero y la tasa de positividad de las pruebas del país se duplicó en diciembre. A fines de 2020, 501.Y.V2 había reemplazado a casi todas las demás versiones del coronavirus en Sudáfrica.

Se ha extendido a al menos 20 países.

Otras variantes como la que se encuentra en el Reino Unido tienen mutaciones similares en su proteína de pico, pero un estudio preliminar de Pfizer-BioNTech reveló que la vacuna contra el coronavirus de la compañía es efectiva contra esa variante.

Jesse Bloom, bioquímico del Instituto Fred Hutch en Seattle, señaló en un comunicado que es "optimista de que las vacunas actuales seguirán siendo bastante útiles", aunque agregó que a medida que el coronavirus continúe evolucionando, "puede ser necesario actualizarlas". 

Una vacuna actualizada podría desarrollarse rápidamente, según investigadores

Moderna COVID-19 vaccination information kept at the Research Centers of America in Hollywood, Florida.

Photo by CHANDAN KHANNA/AFP via Getty Images 

Todos los virus mutan. La mayoría son intrascendentes, pero en ocasiones aparece una que socava la inmunidad que las personas han adquirido a partir de una vacuna o una infección previa. La gripe, por ejemplo, muta rápidamente, razón por la cual se debe recibir una nueva vacuna cada año y, aún así, no son 100% efectivas.

Sin embargo, el coronavirus muta más lentamente que la gripe. Por eso, Trevor Bedford, virólogo de Fred Hutch, predijo en abril que "el virus tardará algunos años en mutar lo suficiente como para obstaculizar significativamente una vacuna". 

Bedford no sabía en ese momento cuánto proliferaría el virus y cuánto aumentaría el número de casos: cuantas más posibilidades tenga un virus de propagarse (y por lo tanto replicarse), más probabilidades habrá de que se produzcan mutaciones.

El miércoles, el virólogo tuiteó que "la situación se puede abordar mediante una próxima actualización de vacunas".

BioNTech, socio de Pfizer, afirmó que podría producir una nueva vacuna para una variante de COVID-19 en aproximadamente 6 semanas. Tal Zaks, director médico de Moderna, dijo que el proceso de su empresa también sería rápido.

"Creo que nuestra tecnología está muy bien adaptada para implementar rápidamente una vacuna basada en la nueva variante", explicó Zaks. 

La decisión de aprobar una vacuna modificada quedaría entonces en manos de los reguladores.

La inmunidad a un virus no es todo o nada

Nurse Beth Sum receives a COVID-19 vaccination at the University of Louisville Hospital in Kentucky.

 Jon Cherry/Getty Images 

Incluso si la variante reduce el funcionamiento de las vacunas actuales, eso no significa que la protección contra la infección desapareciese por completo, según los expertos.

"A menudo hablamos de la inmunidad como una especie de todo o nada, pero no lo es", señaló a Business Insider Jennie Lavine, investigadora de la Universidad de Emory.

El nivel ideal de protección es la inmunidad esterilizante, es decir, cuando "tenemos una protección tan buena que el virus ni siquiera puede replicarse si se introduce", apuntó Lavine.

No obstante, hay mucho término medio entre eso y la inmunidad cero. Por ejemplo, "el virus podría ser capaz de replicar algo, tal vez cause una patología leve, tal vez se transmita durante uno o 2 días en lugar de 5 o 6 días".

Así, añadió que "las posibilidades de que la nueva variante nos lleve a no tener inmunidad son poco probables".

También ayuda que las vacunas existentes sean altamente efectivas contra el virus original.

"Las vacunas Pfizer y Moderna tienen un 95% de efectividad, es un nivel extraordinario de eficacia", apuntó Montefiori. "Si se reduce al 90%, 80%, 70% de efectividad, sigue siendo muy bueno y, probablemente, tendrá un impacto importante en la pandemia".

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