El peso de los vapeadores y otros dispositivos invisibles: suman 9 millones de toneladas métricas de residuos al año

Probablemente tengas más consciencia del residuo que suponen tus viejos móviles u ordenadores portátiles que la basura electrónica que implican los aparatos más pequeños, desde juguetes infantiles a vapeadores, drones, o marañas de cables. 

Un reciente informe encargado por el Foro de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), al Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigación (UNITAR) ha calculado las cantidades anuales de residuos electrónicos “invisibles” en millones de kilogramos, en millones de piezas, y en kilos y piezas per cápita.

Su análisis destaca que cada año se descartan 7.300 millones de juguetes electrónicos. 

Casi una sexta parte de todos los desechos electrónicos no son identificados como tal. Desde los mencionados cigarrillos electrónicos o wearables para la salud, domótica para el hogar, detectores de humo o bicicletas eléctricas contribuyen a la generación de estos residuos. También herramientas eléctricas o ropa decorada con LED.

Para que te hagas una idea, solamente los vaporizadores desechados pesan anualmente tanto como seis torres Eiffel. En total, los artículos de pequeño tamaño que no son reconocidos como desechos por los consumidores ascienden a nueve millones de toneladas métricas al año, una sexta parte de todos los desechos electrónicos del mundo.

¿No puedes hacerte a la idea de este volumen? El análisis indica que equivalen al peso de casi medio millón de camiones de 40 toneladas, suficiente para formar una línea de 5.640 kilómetros desde Roma hasta Nairobi.

Además de la basura generada, entrañan riesgos, ya que las baterías de dispositivos como los vapeadores contienen litio, el cual implica peligro de incendio al ser desechado. Por no hablar de los problemas para la transición energética al desperdiciar y no reciclar este valioso material, cuyos suministros están en riesgo.

Un tercio de la basura invisible son juguetes

Cerca de 3.200 millones de kilogramos —el 35% de los residuos electrónicos invisibles— son juguetes electrónicos: coches de carreras, trenes eléctricos, juguetes musicales, muñecos parlantes y otras figuras robóticas. En total, se descartan anualmente 7.300 millones de artículos individuales, un promedio de alrededor de un juguete electrónico por cada hombre, mujer y niño en la Tierra.

Mientras tanto, los 844 millones de dispositivos de vapeo estimados cada año equivalen a una montaña de desechos electrónicos equivalente a tres veces el peso del Puente de Brooklyn de Nueva York o de seis Torres Eiffel.

Además, esas marañas de cables imposibles de deshacer también ayudan a engordar la masa de basura electrónica mundial: solamente en 2022 se tiraron al contenedor 950 millones de kilos de cables que contenían cobre, muy sencillo de reciclar y valioso para múltiples aplicaciones tecnológicas. Se podría dar la vuelta a la Tierra 107 veces con este cable.

Es importante tener en cuenta que se pronostica que la demanda de cobre se multiplique por seis de aquí a 2030 solamente en Europa para satisfacer las necesidades de sectores estratégicos como las energías renovables, la movilidad eléctrica, telecomunicaciones, aeroespacial y defensa.

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El valor de las materias primas de los desechos electrónicos generados a nivel mundial en 2019 se estimó en 57.000 millones de dólares (54.000 millones de euros), la mayor parte atribuido a sus componentes de hierro, cobre y oro, según el informe. Del total general, una sexta parte o 9.500 millones de dólares en valor material cada año son desechos electrónicos invisibles.

"Por su naturaleza o apariencia, los consumidores pasan por alto su potencial reciclable", explica Pascal Leroy, director general del Foro WEEE. Lo que suele pasar es que la gente identifica los productos eléctricos domésticos como aquellos que enchufan y utilizan con regularidad, ignorando el reciclaje de auxiliares, periféricos, especializados y de ocio.

"Si no se tratan adecuadamente, sustancias como el plomo, el mercurio o el cadmio pueden filtrarse y contaminar el suelo y el agua". El Foro WEEE pide a todas las personas que lleven sus residuos electrónicos al centro de recogida municipal adecuado.

Mientras que cerca del 55% de la basura electrónica se recolecta en Europa, la tasa de recolección de desechos electrónicos a nivel mundial es solo del 17%, según The Verge.