De la nueva política a la era de la crispación: 7 claves de la década más loca en la política española

Pablo Casado, Pedro Sánchez, Santiago Abascal, Pablo Iglesias y Albert Rivera, antes del debate electoral a cinco.
Pablo Casado, Pedro Sánchez, Santiago Abascal, Pablo Iglesias y Albert Rivera, antes del debate electoral a cinco.
  • Los últimos 10 años han sido un periodo particularmente convulso de la historia reciente de la política española.
  • Los años de la nueva política han dado paso a una era dominada por la crispación, lo que remite a épocas pasadas.

Hubiesen sido las sextas. Si Pedro Sánchez, que ha anunciado este lunes que se mantiene como presidente de Gobierno, hubiese dimitido con intención de disolver las Cortes y convocar elecciones generales, estas hubiesen sido las sextas desde 2014, más del doble de las que corresponden.

Basta con hacer memoria. La que debía ser una nueva era de la política en España empezó con las elecciones de 2015, que abrieron las puertas del Congreso de los Diputados a Podemos y Ciudadanos.

Situados los primeros a la izquierda del PSOE y los segundos como nexo de unión entre el propio partido socialista y un PP acosado por los casos de corrupción, ambos llegaron a la arena política con la loable y sana intención de regenerarla, devolverla al camino del debate sosegado, sostenido solo por argumentos basados en la razón y los hechos.

Ah, y, por supuesto, nada de corrupción. Eso era vieja política, parte de un pasado que España debía dejar atrás para poder encarar el futuro con una fe renovada en la democracia y en el poder de las instituciones para representar los intereses del votante de a pie.

"Que no nos representan", cantó el 15M en el punto más álgido del bipartidismo y la crisis económica de 2008. La nueva política iba a demostrar que sí.

Un decenio después, Podemos y Ciudadanos van camino de la extinción total, y el PP y el PSOE han vuelto a ser, con diferencia, los partidos más votados mientras protagonizan una permanente bronca política que tiene poco de edificante. 

Por el camino, los nacionalismos, tanto de derechas como de izquierdas, ganan cada vez más fuerza y la gente se cansa: las dos últimas elecciones generales se encuentran entre los tres comicios con la participación más baja de toda la democracia. 

Ah, y la corrupción sigue ahí.

¿Qué ha pasado en el ciclo político que va de 2014 a 2024 para que esto haya sucedido? ¿Por qué la que iba a ser la España del futuro se parece tanto a la España del pasado? Sin ánimo de ser exhaustivos, que bastante tenemos con lo que tenemos y no es cuestión de tratar de explicar lo inexplicable, queremos invitarte a hacer un pequeño ejercicio de memoria.

Estos son los siete hitos de la política española que han marcado esta época:

1. El bloqueo de las instituciones

No fue la mejor manera de estrenarse, la verdad. Las elecciones de 2015 trajeron consigo la llegada a las instituciones de la nueva política, sí, pero también supusieron para muchos españoles un verdadero hallazgo: se podía votar y que no hubiera Gobierno, al contrario que durante la dictadura, cuando este salía adelante aunque nadie lo votara.

Fue exactamente lo que sucedió en aquel final de 2015, que produjo situaciones verdaderamente insólitas, como ver a un candidato a presidente como Mariano Rajoy negarle a Felipe VI la posibilidad de poder sacar adelante una investidura, o ver a Iglesias y Sánchez, aliados más adelante, enfrentados el uno al otro y el otro al uno.

2. Sánchez y su manual de supervivencia

De los grandes partidos, el único líder que sigue en la primera línea de política es Pedro Sánchez, el hombre que, por decisión personal, ha estado a punto de abandonarla este lunes. No es casualidad: el suyo ha sido un caso inconcebible de supervivencia.

Porque hay que recordar que, de haber seguido los acontecimientos el curso previsto, debería haber sido el primero en abandonarla. Tras no poder pactar un Gobierno en 2015 y sacar apenas 85 diputados en 2016 debido al gran momento de Unidas Podemos (71 escaños), los barones del PSOE pidieron su cabeza.

Y la obtuvieron. Parece que ha pasado un siglo, pero sí: Pedro Sánchez llegó a renunciar a la secretaría general del PSOE en 2016. Aquel fue, no obstante, el origen de su leyenda. 

Con buena parte del aparato del partido en contra, Sánchez fue capaz de convencer a las bases socialistas de que el partido necesitaba girar a la izquierda, es decir, mirar más a hacia Iglesias y menos hacia Rivera. Justo lo que él mismo había rechazado hacer meses antes como secretario general. ¿Incoherente? Es posible. ¿Efectivo? Mucho.

Contra todo pronóstico, menos de un año después de salir por la puerta de atrás, Sánchez le ganó la mano a Susana Díaz, la favorita de los barones, y volvió a presidir el PSOE ante la estupefacción de sus enemigos. Era solo el primer capítulo de su manual de supervivencia.

Pedro Sánchez, bandera de España, 2023

3. Una histórica moción de censura

Apoyado por Ciudadanos y con la abstención de un PSOE en el que ya no estaba Pedro Sánchez, Mariano Rajoy fue finalmente capaz de sacar adelante otra investidura. Sin embargo, esta legislatura se vería pronto interrumpida por un elemento determinante: la corrupción.

En 2018, la Audiencia Nacional determinó en el Caso Gürtel la existencia de una contabilidad B en el Partido Popular. En la práctica, la sentencia demostró que la corrupción en el partido no fue cosa de dos o tres "manzanas podridas", como se las llamó en ese momento, sino que fue sistémica, hundiendo sus raíces en la mismísima fundación del partido, en 1989.

Aunque a Ciudadanos, que se definía como liberal, la idea de entregar el Gobierno a la izquierda no le gustaba nada, era víctima de sus propias promesas de regeneración política. El 1 de junio 2018, con el bolso de Soraya Sáenz de Santamaría como testigo de excepción, salió adelante la primera moción de censura de la democracia.

4. Podemos: la crónica anunciada de un suicidio político

Cuando en la segunda película de la saga Piratas del caribe un marinero pregunta a Calypso si Davy Jones se enamoró de una mujer o si se enamoró del mar, esta sin dudar responde: "¡Distintas versiones de una misma historia, todas ciertas!".

En los bares de Lavapiés, en Madrid, cada uno tiene su propia versión de qué pasó con Podemos, un partido que, antes que tal cosa, fue más bien una hipótesis de un grupo de profesores de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. 

Unos culpan al ego de algunos de sus líderes, que desató una guerra interna entre militantes que, en realidad, estaban de acuerdo en el 90% de los planteamientos. Otros culpan a la guerra sucia que desataron contra ellos tipos tan oscuros como el comisario Villarejo, que distribuyó un informe falso para acusar al partido de financiarse ilegalmente. 

Hay quien piensa, finalmente, que los pudo la inexperiencia y el hecho de que, en realidad, más allá de los grandes núcleos urbanos, el partido nunca llegase a gozar de verdadera implantación en el territorio. Distintas versiones, todas ciertas

El hecho es que en 2019 Unidas Podemos ya apenas consiguió 40 escaños, muy lejos de los 71 que un día fueron su techo. Desde entonces, su proceso de extinción ha sido imparable. Hoy, los pocos supervivientes de aquellas guerras internas tratan de seguir su camino en Sumar, que también pierde fuerza a cada día que pasa.

Pedro Sánchez, en el debate de investidura.

5. El fin de Ciudadanos y el principio de la extrema derecha

Si dura fue la caída de Podemos, aún lo fue más la de Ciudadanos, un proyecto político que, tras una década remando desde Cataluña, se deshizo como un azucarillo casi en cuestión de meses. Las primeras elecciones de 2019 dieron a Ciudadanos 57 diputados, lo que los situó como tercera fuerza.

Viéndose capaz de dar el sorpaso al PP de Pablo Casado, Albert Rivera lanzó el órdago. Se acabó eso de ser partido bisagra, se acabó lo de conformarse con ser llave de Gobierno, se acabó lo de buscar el centro, el equilibrio entre el PSOE y el PP: había llegado el momento de liderar la derecha.

En noviembre de ese mismo año, en las segundas elecciones que vivió el país tras ver cómo sus políticos eran incapaces de alcanzar un acuerdo de coalición, Ciudadanos perdió el 60% de sus votos: de 57 escaños pasó a tener apenas 10.

¿Qué pasó durante aquellos fatídicos meses? ¿Los tumbó algún escándalo de corrupción? ¿Mataron a alguien? ¿Rivera atropelló a alguna anciana? Nada de eso. Ciudadanos desapareció a causa de tres letras: Vox.

Porque, puestos a captar al votante de derechas descontento con el PP, un partido que dice querer suprimir las autonomías, aplicar en Cataluña el artículo 155 sine die y restringir libertades a colectivos como el LGTBI será siempre mucho más efectivo. 

6. El auge del nacionalismo

Que no, que no nos los dejamos. En efecto, estos últimos 10 años han sido también los del auge del nacionalismo, empezando por el catalán, con un referéndum ilegal, una proclamación unilateral de independencia y la aplicación del artículo 155 por parte del Estado para tomar el control de la autonomía.

Si alguien pensaba que este iba a ser el final de todos los problemas, fue solo el principio. Los acontecimientos de 2017 y 2018 dieron lugar a una judicialización del conflicto que acabó con algunos políticos protagonistas del procés en la cárcel y con otros fugados de la justicia.

Entre estos últimos se encuentra Carles Puigdemont, president de la Generalitat durante aquellos años. Pero como en política la vida da muchas vueltas, ahora resulta que Junts, el partido de Puigdemont, es imprescindible para que Sánchez pueda formar Gobierno

A cambio de su apoyo, Puigdemont, un político de ideología conservadora, ha pedido a Sánchez, que defiende un programa progresista, una sola cosa: no entrar en la cárcel. Y en esas andan ahora PSOE y Junts, tramitando una ley de amnistía que prueba que en democracia somos todos iguales, pero unos más que otros.

7. La bronca infinita

De todos aquellos polvos, estos lodos. Las últimas elecciones, las de 2023, supusieron el retorno casi definitivo del bipartidismo. Desde entonces, PSOE y PP andan en una lucha encarnizada.

Si unos subrayan las comisiones que el hermano de Isabel Díaz Ayuso se llevó de la importación de mascarillas en plena pandemia, otros contraatacan aludiendo a los extraños tratos entre el exministro José Luis Ávalos y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. 

Si unos hablan de Begoña Gómez y sus presuntos delitos de tráfico de influencias, otros recuerdan a Alberto Núñez Feijóo, líder la oposición, su foto de hace años con el narcotraficante Marcial Dorado. Si unos vuelven a la carga con el supuesto intento de la pareja de la propia Ayuso de enriquecerse evitando el pago de impuestos, otros hablan del caso Koldo.

Y así, entre acusaciones cruzadas, llegamos al día de hoy, en el que Pedro Sánchez ha dicho basta después de unos años en los que la apertura política nos han devuelto, por esas paradojas que se producen a veces, a la casilla de salida.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.