Los expertos vaticinan que en 2030 gran parte de la población ya estará en el metaverso, una tecnología de posibilidades infinitas pero con importantes retos en su desarrollo

Ilustración sobre el metaverso

Getty Images

  • Para 2030, buena parte de la humanidad estará ya en el metaverso, vaticina Melanie Subin, directora de consultoría del Future Today Institute, en declaraciones a The New York Post.
  • Los más optimistas ven en el metaverso la posibilidad de viajar a remotos países y tener experiencias casi imposibles sin salir del hogar.
  • Para los escépticos, este representa también desafíos que tienen que ver con la privacidad y la seguridad de quienes usen esta tecnología.
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Metaverso. Ha sido la palabra del último tercio de 2021 y amenaza con serlo también durante, al menos, todo 2022. 

En concreto, lo es desde que Mark Zuckerberg, fundador y consejero delegado de Facebook, la red social que vino a cambiar la forma de relacionarse de las personas hace 15 años, se plantó ante millones de espectadores para anunciar un cambio de 180 grados en su empresa.

Con una inversión de 10.000 millones de euros que se traducirán, entre otras muchas cosas, en la contratación de 10.000 personas (solo en la Unión Europea), Facebook quiere liderar el salto de la humanidad a la realidad virtual, un sueño reservado hasta ahora para la ciencia ficción.

¿Escalar una inmensa montaña apenas minutos antes de nadar en las cristalinas aguas de una playa del Caribe sin salir, por ejemplo, de la bañera? ¿Saltar en paracaídas desde el salón de casa? ¿Disfrutar de la montaña rusa más grande que pueda concebir la imaginación para, segundos después, asaltar la nevera para pasar el mal trago? 

Todo esto y más promete el metaverso.

"Quiero pasear por los terrenos del Trinity College de Dublín para pasar las páginas del Libro de Kells, y podré hacerlo en RV", imagina en un artículo de The New York Post el británico Andrew Curry, director de The Futures Company, empresa radicada en Londres que asesora a las compañías sobre por dónde irán los tiros de la tecnología en un futuro más o menos inmediato.

Curry se refiere, claro, al evangelio ilustrado en el año 800 por monjes celtas que se conserva en las propias instalaciones del Trinity College de Irlanda y que hoy solo está disponible para aquellos que gozan del tiempo y el dinero para acercarse a Dublín para poder verlo.

En esencia, explican los expertos, esta es la gran promesa del metaverso: vistas, sonidos e incluso olores nunca antes experimentados que ahora quedarán al alcance de la mano. Y todo, además, desde la comodidad de la casa.

Un tour por la antigua Grecia, una visita a la Judea de los tiempos de Jesucristo o un día entero en la antigua biblioteca de Alejandría: todo será posible para quien posea cascos de realidad virtual, ropa inteligente y guantes hápticos que respondan al tacto.

Por ello, algunos expertos creen que la generalización de esta tecnología llegará antes incluso de lo que muchos imaginan: "Para 2030, una gran proporción de personas estará en el metaverso de alguna manera", predice Melanie Subin, directora del Instituto Future Today de Nueva York, en el mismo artículo de The New York Post.

Mientras que algunos solo se moverán en estos entornos como parte de su trabajo, ahonda la experta, otros muchos quedarán de un modo u otro enganchados a todo tipo de experiencias en que el metaverso hará de las suyas para crear un mundo personalizado para cada uno. 

"Los dispositivos de realidad aumentada pueden ser tan omnipresentes como lo son hoy los teléfonos inteligentes", explica a este medio el experto en desarrollo del metaverso Patrick Cozzi, que dirige la empresa de tecnología 3D Cesium.

Porque no solo de Facebook vivirá el metaverso. Compañías como Snap, Amazon y Microsoft, recuerdan los especialistas, también están creando sus propias versiones de la realidad virtual. Pero la lucha entre ellas ha originado un problema: no existe un único espacio interconectado.

Esto se traduce en que no hay un punto de encuentro. Cada día, millones de personas pasan horas en mundos virtuales tan dispares como Fortnite o Decentraland, pero no pueden saltar de uno a otro sin cerrar la sesión y cambiar de plataforma.

"Nos gustaría que fuera un sistema unificado", explica a The New York Post Yesha Sivan, autora, profesora y experta en el metaverso que edita el Journal of Virtual Worlds Research, una publicación especializada sobre la cuestión. 

"El factor clave es contar con estándares globales que lo faciliten. Esperamos poder comprar una camisa virtual en el mundo A y llevar la camisa al mundo B".

Una herramienta de posibilidades infinitas y problemas infinitos 

En los últimos meses, los avances en realidad virtual han dejado imágenes verdaderamente esperanzadoras. 

Mientras empresas como Nike o Gucci, cada una a su manera, se han animado a dejarse caer por primera vez en estos entornos, hay quien, por otro lado, ha querido aprovechar las posibilidades que ofrece la RV para algo más que para jugar, hacer negocios y vestir avatares virtuales con ropa cara.

Ha sido el caso, por ejemplo, de los neurocirujanos de la Universidad Johns Hopkins, que en junio utilizaron la RV durante una operación de fusión espinal.

Mientras operaban, llevaban puestos unos auriculares desarrollados por la empresa Augmedics que cuentan con una pantalla ocular transparente que proyecta imágenes de la anatomía interna del paciente, como los huesos y otros tejidos, basados en escáneres.

Básicamente, veían a su paciente por dentro sin necesidad de abrirlo.

"Es como tener un navegador GPS ante los ojos", afirmó entonces el doctor Timothy Witham, director del Laboratorio de Neurocirugía de Fusión Espinal del Johns Hopkins, en declaraciones recogidas por la CNBC

La realidad virtual se postula también como una interesante aliada, por ejemplo, en campos como la cirugía plástica, donde ya no será necesario que los pacientes tengan que imaginarse cómo quedarán ni que tengan que hacerse una ligera idea a través de simulaciones más o menos realistas. 

En vez de eso, podrán verse a sí mismos con sus nuevos retoques desde un primer momento e, incluso, los podrán experimentar.

Pero no todo son perspectivas halagüeñas para el metaverso.

El pasado mes de noviembre, recuerda The New York Post, una probadora que trabajaba para Meta, de Mark Zuckerberg, denunció que había sido manoseada por otro usuario en la plataforma beta Horizon World VR de la empresa. 

"No solo fui manoseada anoche, sino que había otras personas allí que apoyaban este comportamiento, lo que me hizo sentir aislada", escribió en The Verge.

Vipp Jaswal, director de la empresa de realidad virtual Interpersonal Intelligence Advisory, afirma al respecto que es probable que el acoso se convierta en un problema creciente

"No hay una fuerza policial en el metaverso, está totalmente desregulado. Vamos a tener que contar con sistemas y controles".

Otro problemas problemas tienen que ver con cosas mucho más de andar por casa. Por ejemplo, los muebles.

"Un hombre en Rusia murió empalado por una mesa de café de cristal mientras experimentaba realidad virtual", ha recordado en The New York Post Catherine Allen, confundadora y consejera delegada de la empresa tecnológica Limina Immersive.

Allen afirma que entrar y salir de la RV también puede desorientar, algo que ella misma experimentó una vez después de quitarse un dispositivo: "Miré mis manos y no eran mis manos. Fue muy extraño, tardé unas horas en volver a ser yo misma".

La mayoría de las personas involucradas en el metaverso son optimistas sobre lo que está por venir y esperan un rápido desarrollo de su tecnología, pero también reconocen que no todas las aplicaciones prometedoras están a la vuelta de la esquina.

"En cierto modo, el metaverso ya está aquí, pero algunos logros están en un horizonte de 10 años, y otros avances pueden estar a 50 años vista. Si la pregunta es cuándo estaremos todos corriendo como Neo en Matrix en estos entornos, creo que debemos mirar un poco más allá de 2030", dice Subin.

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