"No es una democratización, es una banalización del arte": los artistas cargan contra las imágenes generadas por IA, aunque algunos les ven potencial

Una imagen creada con el generador de imágenes por inteligencia artificial Dall-E.
Una imagen creada con el generador de imágenes por inteligencia artificial Dall-E.

OpenAI

La generación de imágenes por inteligencia artificial (IA) lleva un tiempo siendo objeto de debate. La rápida difusión y viralización de sus resultados en redes sociales ha permitido a estas herramientas tecnológicas ser el tema del día en más de una ocasión. 

Una de las primeras en coger cierta repercusión en redes durante este verano fue Craiyon. Esta IA fue desarrollada por el ingeniero experto en aprendizaje automático, Boris Dayma, y en ella el usuario escribía un prompt—una orden textual como: "La Torre Eiffel Aterrizando en la luna"— y la herramienta devolvía una serie de imágenes a modo de respuesta.

Sus herramientas para "crear" imágenes eran más o menos limitadas, lo que hacía que la herramienta no fuese mucho más allá de un mero pasatiempo. Sin embargo, estas tecnologías han seguido desarrollándose y han continuado apareciendo de vez en cuando en redes sociales.

Algunas de ellas son Dall-E, una IA desarrollada por OpenAI —compañía propiedad de Elon Musk—, que se hizo viral por mostrar que es lo que hay detrás de cuadros famosos como La joven de la perla de Johannes Vermeer; MidJourney, que se hizo famosa por ganar un concurso de arte; o Stable Diffusion, que ha atraído la polémica al no poner trabas a contenido pornográfico o de incitación al odio.

 

La repercusión social que han atraído estas tecnologías ha hecho que muchos artistas se acaben informando sobre ellas y hayan puesto el grito en el cielo al descubrir las posibles repercusiones negativas que traerían al sector. La precariedad, la pérdida de los derechos de autor o la banalización del arte, son solo algunos de los temas que más les preocupan sobre el uso de inteligencia artificial.

Business Insider España ha consultado a 3 artistas para intentar averiguar su postura acerca de estas herramientas: el 4 veces nominado a un premio Eisner (los Oscar de los cómics), David Rubín; un artista conceptual que ha trabajado en producciones para Netflix o HBO, Jon Juarez; y la autora y humorista gráfica de El País, Daniella Martí.

"No traerá nada bueno consigo"

David Rubín es un dibujante de cómic que en 2018 fue nominado a 4 premios Eisner, los galardones más prestigiosos del sector. Él explica que no ha utilizado las tecnologías para generar imágenes por inteligencia artificial, pero que las conoce porque es un tema que le preocupa

"Pienso que no traerá nada bueno consigo", vaticina el prestigioso autor, que asegura que "no es una democratización del arte, en el sentido de que ahora cualquiera con meter unos parámetros puede generar arte gracias a una IA, sino que es una banalización del mismo". 

El dibujante valora que estas herramientas consiguen que ya no sea necesario un creador ni se necesiten conocimientos, aptitudes o disciplinas para elaborar arte. Sin embargo, Rubín cree que la banalización de estas tecnologías es doble, ya que "le resta todo el sentido y toda la importancia que pueda tener el hecho de crear arte".

"Muchos de los trabajos que he visto generados por IA, en el fondo no dejan de recordarme a otros que he visto hechos por humanos", indica. Esto se debe al funcionamiento de estas herramientas, a los prompts o parámetros que introducen las personas

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"Dicen: 'Quiero un paisaje de ciencia ficción, en donde salga el espacio y una roca flotando, al estilo de…', y ponen el nombre de un ilustrador, de un pintor, o de un autor de cómics", relata. Según Rubín, esto conlleva que el resultado sea "una especie de pastiche de esos autores".

El nominado a 4 premios Eisner sostiene que en el fondo no se está creando nada. "Es como si alguien coge mi trabajo, lo estudia bien, aprende a copiar mi estilo e intenta hacer un cómic, pero restándole toda la intención que yo le pueda dar a esa ilustración o esa obra", señala.

A nivel laboral, Rubín tampoco ve que la generación de imágenes por inteligencia artificial vaya a ayudar a los artistas: "Si esto se normaliza y termina por adaptarse al día a día en empresas, un montón de gente: portadistas, ilustradores y concept artists, muchos se van a ir a la calle".

El dibujante de cómics cuenta, a modo de anécdota, que una productora estadounidense le contactó hace poco para participar en un documental sobre lo "fantásticas" que son esas tecnologías. Él preguntó que para qué le necesitaban y desde la productora le dijeron que querían que dibujase algunas ilustraciones. Rubín relata que, "por supuesto", se negó a hacerlo.

"Supone una degradación de los derechos de autor"

Jon Juarez lleva años trabajando como artista conceptual en el worldbuilding —la construcción de mundos— de producciones audiovisuales y videojuegos, para compañías de la talla de HBO, Netflix, Square Enix o Microsoft.

Juarez afirma que se debe diferenciar entre aplicaciones o usos de la inteligencia artificial. "Hay infinitas formas de aplicar la IA en procesos creativos, actualmente está presente en muchos de los softwares y en muchos casos ha facilitado el trabajo sin repercusiones", defiende.

"En el caso de StableDiffusion, Dall-E, MidJourney... el enfoque es diferente", aclara, y utiliza la invención de la fotografía para compararla con la irrupción de estas tecnologías, asegurando que no hay que caer en la trampa de verlas como similares. 

"El objetivo de estas plataformas es la automatización de mecanismos como el dibujo y la pintura", explica. "Todos tenemos claro que hacer una fotografía no es simplemente presionar un botón. Una cámara de fotos no te ofrece un punto de vista, un control de la iluminación o de la narrativa. Estás IA sí lo hacen".

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Juarez indica que lo que ofrecen estas herramientas como respuesta a las búsquedas —los prompts— del usuario son imágenes finalizadas, en las que la IA reemplaza y automatiza la autoría: "Cuando haces una fotografía, tú eres el autor de la fotografía, pero cuando escribes un prompt solo eres el autor del prompt, no de la imagen que la IA te da como respuesta".

El artista conceptual explica que esta situación, ya de por sí problemática, se vuelve todavía más conflictiva desde su punto de vista. Los artistas no pueden vender a estas herramientas sus derechos de autor, pero tampoco pueden negarse a ello porque sus algoritmos ya han incluido sus obras "sin consentimiento".  

De ese modo, muchos autores ven la IA como una oportunidad, ya que "ofrece la posibilidad de manipular soluciones de bajo coste, falsamente libres de derechos de autor y de forma inmediata", señala Juarez. 

Sin embargo, el artista sostiene que "esto supone una degradación de los derechos morales y de autor". "Son lavadoras de propiedad intelectual y derechos morales, atacan al autor, y esto puede ser un gran enemigo del emprendimiento a largo plazo".

"Podrían haber pensado lo mismo con la llegada del autotune"

Daniella Martí es humorista gráfica en la sección IDEAS del periódico El País y autora de libros como El presenteo Quiero pensar que no es demasiado tarde

Martí reconoce que cuando se informó sobre estas tecnologías sintió cierto respeto, pero cree que "estamos viviendo una revolución tecnológica". "La inteligencia artificial se aleja de los robots que veíamos en las películas y ahora está siendo cada vez más parte de nuestra vida cotidiana", apunta.

"Yo como ilustradora no siento que me vaya a quedar sin trabajo", reconoce la humorista gráfica, refiriéndose a que detecta ciertas limitaciones en estas tecnologías. Aun así, apuesta por su rápido desarrollo: "Seguramente en 10 años lo que vamos a ver es una locura".

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La artista no cree estas IA hayan venido para reemplazar su labor, pero sí que piensa que "se puede llegar a precarizar el sector mucho más de lo que ya está". Con esto no se refiere a los profesionales como ella, que ya viven del arte, sino a las personas que apenas están empezando, aquellas que "están intentando abrirse un espacio" en el sector.

"La gente más paranoica dice que esto nos va a dejar sin trabajo a todos los que trabajamos en el sector creativo, pero mira los que se dedican a la música, podrían haber pensado lo mismo con la llegada del autotune", defiende. 

Aunque Martí se muestre más optimista con las posibilidades de estas tecnologías, coincide con sus compañeros de profesión al demandar una mayor regulación. "Aunque estamos hablando de algo que no parece humano, ha sido creado por humanos y si ha sido creado por humanos, debería también poderse acoplar a las leyes de protección de datos y de propiedad intelectual de los países".

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