Las discográficas siguen demandando a las empresas de internet: es una advertencia para la industria de la IA

Peter Kafka
| Traducido por: 
Al robot rogando y con el mazo dando.

Beautrium/Getty

  • Grandes compañías de inteligencia artificial como OpenAI, la desarrolladora de ChatGPT, se enfrentan a denuncias de propietarios de contenidos como el New York Times.
  • Tal y como demuestran casos como el de Cox Communications, un proveedor estadounidense de televisión por cable que ha ganado una apelación para anular un veredicto de 1.000 millones de dólares, estas batallas legales podrían durar décadas.

El auge de la inteligencia artificial ha venido acompañado de demandas judiciales presentadas por propietarios de contenidos como el New York Times contra grandes empresas de IA como OpenAI. Lo que ha llevado a mucha gente a pensar en los paralelismos entre el momento actual y la era Napster, cuando la disrupción digital se topó de bruces con el sistema judicial.

Así que, si estás pensando en ese tipo de cosas ahora mismo, aquí tienes una historia para reflexionar que recoge Reuters:

Cox Communications, el proveedor de servicios de televisión por cable e internet, ha convencido a un tribunal de apelación de Estados Unidos para que anule un veredicto de un jurado de 1.000 millones de dólares [unos 920 millones de euros] a favor de varias grandes discográficas que le habían acusado de no frenar la piratería de los usuarios, preparando el terreno para un nuevo juicio sobre este asunto.

El Tribunal de Apelaciones del 4º Circuito de EEUU en Richmond (Virginia) dictaminó este martes que la cuantía de los daños no estaba justificada y que un tribunal federal de distrito debía celebrar un nuevo juicio para determinar la cantidad adecuada.

En 2019, un jurado de Virginia declaró a Cox, la mayor unidad de la compañía privada Cox Enterprises, responsable de que sus clientes violasen más de 10.000 derechos de autor pertenecientes a discográficas como Sony Music Entertainment, Warner Music Group y Universal Music Group.

Los pormenores del caso son bastante interesantes: un jurado ya ha declarado a Cox culpable de permitir que la gente utilice su banda ancha para robar canciones y, ahora mismo, la disputa se centra en cuánto tendrá que pagar Cox a las discográficas en concepto de indemnización. 

Pero lo más curioso es el marco temporal. El fallo se produjo el pasado lunes 20 de febrero de 2024, y deriva de un veredicto de 2019 sobre un caso originalmente presentado en 2018. 

Es decir: se trata de un caso en tiempo presente sobre piratería digital, algo que las empresas tecnológicas y de la industria audiovisual pasaron mucho tiempo debatiendo en la década de los 2000 y principios de los 2010

AI

Fue entonces cuando tuvieron lugar juicios como el de Metallica contra Napster, o MGM contra Grokster, o Arista contra Lime Group, y cuando el Congreso estadounidense propuso leyes como la PIPA o la SOPA, y cuando las discográficas y los estudios de Hollywood intentaban que las compañías de internet y telecos les ayudasen a frenar las descargas ilegales.

Cabía pensar que la mayoría de estos casos ya estaban resueltos. 

Las empresas de contenidos ganaron sus juicios contra las compañías de "intercambio de archivos" como Napster y sus sucesoras, pero las leyes antipiratería nunca avanzaron en Estados, y se había producido un equilibrio: no se podía ganar dinero legalmente con un negocio dedicado a eludir las normas sobre derechos de autor, pero tampoco podías meterte en problemas por el simple hecho de proporcionar acceso a internet a personas que lo utilizaban para robar cosas.

Resulta que las cosas no están tan claras, y los sellos discográficos siguen argumentando —al parecer con éxito— que las empresas de telecomunicaciones pueden ser consideradas responsables de los malos comportamientos permitidos por los servicios que ofrecen.

 

Todo esto sirve para recordar que las actuales batallas judiciales sobre la propiedad intelectual y la inteligencia artificial generativa podrían llegar a durar mucho, mucho tiempo

Lo que plantea otra cuestión: ¿Impedirá la responsabilidad civil que las OpenAI del mundo avancen tan rápido como les gustaría? ¿O se trata de una señal para moverse rápido, romper cosas y no preocuparse por un ajuste de cuentas legal que podría llegar dentro de varias décadas, es decir, cuando ya se hayan reconfigurado industrias enteras?

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