El CEO de BMW dice que no están preocupados por el fin del motor de combustión anunciado por la Unión Europea para 2035: "Otra cosa es que sea una buena idea"

El CEO de BMW, Oliver Zipse ha asegurado que están "preparados" para la prohibición de los vehículos de combustión, pero que "otra cuestión es si es una buena idea".
El CEO de BMW, Oliver Zipse ha asegurado que están "preparados" para la prohibición de los vehículos de combustión, pero que "otra cuestión es si es una buena idea".

Reuters/Andreas Gebert

  • La Comisión Europea quiere prohibir la venta de vehículos de combustión, como diésel, gasolina, gas e híbridos, para el año 2035.
  • Los fabricantes de automóviles están mostrando sus reservas: el último ha sido el CEO de BMW, Oliver Zipse, que ha asegurado que están "preparados" pero que "otra cuestión es si es una buena idea".
  • El sector vive un momento complicado, ya que a las inversiones en electrificar su producción se suma la crisis por la escasez de semiconductores.
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La Comisión Europea pretende que para el año 2035 ya no se vendan más vehículos de combustión en el territorio comunitario. El fin de las ventas de vehículos con motores diésel, gasolina, gas o híbridos es un elemento controvertido que está obligando a posicionarse a las automovilísticas.

Si bien algunas han anunciado sus planes para convertirse en compañías puramente eléctricas para esa fecha: la alemana Volkswagen pretende tener el mercado 70 modelos eléctricos puros antes de 2030, y la sueca de capital chino Volvo prevé ser 100% eléctrica para ese mismo año, otras han expresado públicamente sus reticencias y han pedido más plazo para la transición.

El ejecutivo que más claramente se ha expresado en contra ha sido el italiano Luca de Meo, expresidente de Seat y actualmente consejero delegado de Renault, que aseguró a al diario económico Expansión que abrazarse a los eléctricos demasiado pronto podría suponer extender una alfombra roja a los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, y reclamó ampliar el plazo hasta 2050.

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Otra de las grandes alemanas, BMW, ha mostrado su parecer esta semana. Su consejero delegado Oliver Zipse, aseguró que su compañía está preparada para un futuro próximo en el que solo se puedan vender eléctricos.

"Estamos preparados para la prohibición de los vehículos de combustión interna. Si una región, una ciudad o un país decide prohibir la combustión, tendremos oferta", afirmó Zipse en una conferencia en la ciudad alemana de Nuertingen, cerca de Stuttgart, según recoge Reuters.

No obstante, el ejecutivo de la firma alemana añadió un mensaje. "El Grupo BMW no está preocupado por esto. Otra cuestión es si es una buena idea... Pero tendremos oferta", apostilló.

Denunciada por no comprometerse a dejar de producir vehículos de combustión

BMW es una de las compañías automovilísticas que ha recibido una demanda de la organización medioambiental alemana Deutsche Umwelthilfe (Ayuda Medioambiental Alemana) por no comprometerse a dejar de producir coches de combustión en 2030.

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Esta organización medioambiental reclamó a las compañías automovilísticas como BMW y Mercedes (del grupo Daimler) y a alguna de otro sector como la petrolera Wintershall Dea que se comprometieran a una fecha para cambiar su producción antes del 20 de septiembre de este año, y al no tener respuesta, las han denunciado en los tribunales regionales de Múnich y Stuttgart. 

Su objetivo es conseguir una condena como la dictada por un tribunal de La Haya (Países Bajos) contra la petrolera Shell, a la que obligó a recortar sus emisiones contaminantes un 45% para 2030.

La electrificación se cruza con la crisis de chips

La obligada transformación hacia la movilidad eléctrica que debe acometer la automoción se cruza con la crisis actual provocada por la escasez de semiconductores, un elemento cada vez más importante en la fabricación de los vehículos.

Esta situación ya está generando retrasos en la entrega de pedidos —de al menos 6 meses, según los concesionarios españoles—, paradas en las fábricas y provocará un recorte de la producción global de vehículos de 7,7 millones de unidades y un impacto en las ventas de 180.000 millones de euros, según las cuentas de la consultora AlixPartners.

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Esto ha llevado a algunas compañías a buscar soluciones alternativas, como acumular existencias, pagar por adelantado a proveedores e incluso plantearse asumir la producción de estos componentes, cuya fabricación está localizada en más de la mitad en un solo país: Taiwán.

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