El 'caos' alimenta las luchas entre los altos mandos de Putin: quiénes son los militares que pelean por el poder

Jake Epstein
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Sergei Surovikin, Sergei Shoigu, Yevgeny Prigozhin, Valery Gerasimov y Vladímir Putin.
Sergei Surovikin, Sergei Shoigu, Yevgeny Prigozhin, Valery Gerasimov y Vladímir Putin.

Pavel Golovkin/AP, Alexei Nikolsky/AP, Murat Kula/Getty Images, Getty Images, Mikhail Svetlov/Getty Images, Ludovic Marin/Getty Images, Ricki Lee/Business Insider

  • El fallido motín del Grupo Wagner ha puesto al descubierto importantes fisuras en la autoridad interna de Vladímir Putin. 
  • El agravamiento del caos ha avivado aún más la hostilidad y las luchas de poder en las filas rusas.
  • "Sin duda estamos viendo cada vez más líderes luchando por sus propios intereses", afirma un experto ruso a Business Insider.

Puede que la rebelión armada del Grupo Wagner contra la cúpula militar rusa haya durado poco, pero las secuelas de la insurrección distan mucho de haber terminado.

Más de tres semanas después del histórico desafío a la autoridad del presidente ruso, Vladímir Putin, sigue habiendo juegos de poder internos y purgas al más alto nivel. Algunos altos cargos se afianzan en el poder mientras otras figuras prominentes caen, tras haber sido exiliadas, detenidas o destituidas.

Los expertos en cuestiones bélicas afirman que lo que estamos viendo es que varios altos cargos y figuras influyentes están obsesionados con sus propios objetivos personales, tienen opiniones diferentes de la cúpula militar de Moscú y mantienen puntos de vista distintos sobre cómo debe librarse la guerra en Ucrania. La insurrección de Wagner parece no haber hecho más que echar leña al fuego, dado que las viejas luchas internas amenazan la cohesión de los militares rusos.

Y un peligro para el Kremlin en este caso es que el motín demostró que Putin "no tiene el monopolio de la violencia en la misma medida que antes", explica a Business Insider Kateryna Stepanenko, analista de Rusia en el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). "Estamos viendo numerosas formaciones militares y figuras militares presionando por sus propios objetivos". Pero los altos mandos militares también están contraatacando.

Durante los meses previos a la rebelión de Wagner, Yevgueni Prigozhin, fundador de la empresa militar privada Wagner Group, cada vez más crítico con la conducción de la guerra, se enfrentó con frecuencia al Ministerio de Defensa de Moscú en una publicitada disputa que abarcó desde la estrategia en el campo de batalla hasta la falta de munición, e incluso las propias razones de Putin para desatar la guerra contra el país vecino.

Las tensiones estallaron el 23 de junio, cuando Prigozhin apartó del este de Ucrania a su formación de mercenarios, famosa por su extrema violencia, y lanzó una incursión en Rusia en la que las fuerzas de Wagner marchaban hacia Moscú. Sólo llevaban unas horas de camino cuando el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ayudó a negociar un acuerdo entre Prigozhin y el Kremlin que le envió a él y a algunos de sus combatientes al exilio. 

El paradero de Prigozhin desde la rebelión ha sido un misterio, con diferentes explicaciones pululando. Hay pruebas de que el que fuera cabecilla guerrillero se encuentra en un campamento militar en Bielorrusia, pero el antiguo enemigo declarado del Ministerio de Defensa guarda silencio.

El jefe de los mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, abandona la sede del Distrito Militar Sur en medio de la retirada del grupo de la ciudad de Rostov del Don, Rusia, 24 de junio de 2023.
El jefe de los mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, abandona la sede del Distrito Militar Sur en medio de la retirada del grupo de la ciudad de Rostov del Don, Rusia, 24 de junio de 2023.

REUTERS/Alexander Ermochenko

Las autoridades occidentales han afirmado que las acciones de Prigozhin en junio pusieron de manifiesto graves fisuras en el seno de la cúpula militar rusa, que ya está siendo criticada por su gestión de la guerra en Ucrania. Pero no es la única figura influyente que cree que las cosas podrían gestionarse de otra manera —quizá en beneficio propio— en Moscú, y están surgiendo nuevas fisuras, incluso mientras el Ministerio de Defensa toma medidas drásticas.

"Hay tanto caos dentro del Ministerio de Defensa ruso, dentro de las Fuerzas Armadas rusas, que eso permite que estas figuras impulsen sus propios objetivos y sus propias visiones de la guerra", dice Stepanenko. "No creo haya llegado al extremo de Prigozhin, sin embargo, sin duda estamos viendo a más figuras presionar por sus propios intereses, a pesar de que tienen el objetivo común de ocupar la totalidad de Ucrania".

El presidente ruso, Vladímir Putin, pronuncia un discurso durante el desfile militar del Día de la Victoria en la Plaza Roja, en el centro de Moscú, el 9 de mayo de 2023.

El general de más alto rango de Putin, el hombre en el centro de la lucha

Un aspecto clave de la dinámica de poder en Moscú es si estas figuras apoyan al general ruso Valery Gerasimov, que ha supervisado la guerra en Ucrania durante casi todo 2023. En el bando favorable a Gerasimov, hay actores clave que se benefician de pertenecer a su círculo íntimo y al del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, quien, al igual que Gerasimov, parece contar con el favor de Putin en estos momentos.

Una de esas figuras es Ramzan Kadyrov, un señor de la guerra que lidera una banda de combatientes chechenos. Aunque en el pasado se ha enfrentado al Ministerio de Defensa ruso e incluso ha elogiado al Grupo Wagner por sus esfuerzos en Ucrania, Kadyrov se puso finalmente del lado de la cúpula militar de Moscú durante el motín e incluso se ofreció a enviar a sus combatientes para detener a Wagner. 

Según Stepanenko, Kadyrov siempre ha manifestado su deseo de que sus fuerzas no combatan en Ucrania, e incluso consiguió convencer a Putin de que desplegara a algunos de sus combatientes en la región rusa de Bélgorod, fronteriza con el noreste de Ucrania, en lugar de combatir al otro lado de la frontera.

Pero también hay un bando anti-Gerasimov formado por oficiales y comandantes que piensan que es incompetente, incapaz de administrar los cambios militares y que tiende a dar prioridad a tener a su propia gente al mando. Su objetivo final no es purgar el Kremlin, sino impulsar un cambio en el mando militar y demostrar a Putin que Gerasimov es un mal líder, y este grupo se ha vuelto mucho más explícito, aunque sus críticas a la cúpula militar rusa tengan un coste.

El presidente ruso, Vladímir Putin, saluda al jefe del Estado Mayor ruso, Valery Guerásimov, en Moscú, Rusia, el 21 de diciembre de 2020.
El presidente ruso, Vladímir Putin, saluda al jefe del Estado Mayor ruso, Valery Guerásimov, en Moscú, Rusia, el 21 de diciembre de 2020.

 Alexei Nikolsky, Sputnik, Kremlin Pool Photo vía AP.

Algunas personas en el bando anti-Gerasimov están relacionadas con el Grupo Wagner, destacando por encima de todos Prigozhin, que ha criticado durante mucho tiempo a Gerasimov y Shoigu y situó su motín para presionar a Putin para que los destituyera, explica Stepanenko. 

"No todo el mundo está contento con el mando que ocupa el poder. Hay mandos que perciben a Gerasimov y Shoigu como líderes débiles", añade. "Su principal objetivo es convencer a Putin de que tiene que haber algún cambio en la estructura de mando militar".

Otra figura notable en el bando anti-Gerasimov es el coronel general Mikhail Teplinsky, comandante de las Fuerzas Aerotransportadas VDV de Rusia, que ha mantenido relaciones con Wagner. Teplinsky, uno de los favoritos de los ultranacionalistas rusos, supervisó con éxito las operaciones en Ucrania el pasado otoño, pero fue destituido de su cargo por Gerasimov después de que a principios de año relevara al general Sergei Surovikin, otra figura popular entre los partidarios de la guerra, lo que provocó cierto grado de insubordinación por parte del comandante de las fuerzas aerotransportadas rusas.

El Ministerio de Defensa británico dijo entonces que la repentina reorganización era probablemente el resultado de fracturas en el seno de la cúpula militar rusa y la consecuencia de que Gerasimov intentara "imponer su autoridad personal" en la maquinaria bélica rusa.

Pero Teplinsky fue finalmente readmitido en un papel de liderazgo, a pesar de expresar su frustración con el mando militar directamente a Putin, según señaló ISW, un think tank con sede en Washington, en un informe de abril

"Teplinsky es un buen ejemplo de comandante que promueve sus propios intereses", afirma Stepanenko. "Obviamente, es probable que haya muchos más comandantes de este tipo que estén impulsando sus propios objetivos, tratando de promover sus personalidades, y que tengan redes de información que utilicen para destacar y elevar su reputación".

Ramzan Kadyrov, jefe de la república rusa de Chechenia.
Ramzan Kadyrov, jefe de la república rusa de Chechenia.

Friedemann Kohler/picture alliance vía Getty Images

Según Stepanenko, los cambios en el mando militar se deben principalmente a esfuerzos por obtener acceso a recursos o dictar cómo se utilizan determinadas unidades militares. Por ejemplo, en el caso de Kadyrov, es posible que esté presionando para que el control proteja a sus combatientes del campo de batalla en Ucrania y envíe en su lugar fuerzas rusas convencionales.   

"Casi todos intentan proteger a su propio personal y sus propios recursos", además de acercarse a Putin, subraya. Entre otras cosas, la motivación de Prigozhin para el motín, apunta, parecía ser conseguir más equipamiento y beneficios sociales para sus fuerzas.  

Un coche de Porsche.

Consecuencias de la desobediencia

La insubordinación contra la cúpula militar de Moscú, como las críticas de Teplinsky o la rebelión de Wagner, ha socavado a los líderes militares rusos, pero también ha tenido consecuencias para los miembros del bando anti-Gerasimov. Prigozhin fue el primero en ser eliminado, al parecer exiliado a Bielorrusia con su organización mercenaria, a la que se despojó de todo su armamento pesado, pero la cosa no quedó ahí.

El general Sergei Surovikin, que anteriormente dirigía las operaciones rusas en Ucrania y tenía vínculos con Wagner, fue detenido tras el motín y no se le ha vuelto a ver desde entonces. Ciertamente, parece haber algo más en juego que simples rumores de que está descansando, como ha afirmado una autoridad política.

También se dice que dos comandantes rusos han sido destituidos de sus cargos.

Serguéi Surovikin, Valeri Guerásimov y Serguéi Rudskoi asisten a una reunión con el presidente Vladímir Putin en Sochi, Rusia, 3 de noviembre de 2021.
Serguéi Surovikin, Valeri Guerásimov y Serguéi Rudskoi asisten a una reunión con el presidente Vladímir Putin en Sochi, Rusia, 3 de noviembre de 2021.

Sputnik/Mikhail Metzel/Pool vía REUTERS

El general de división Ivan Popov, que anteriormente comandaba el 58º Ejército de Armas Combinadas de Rusia, fue aparentemente destituido de su cargo recientemente después de llamar la atención sobre las deficiencias en la defensa de artillería de Moscú, entre otras debilidades en el frente. Y el General de División Vladímir Seliverstov, que dirigía la 106ª División Aerotransportada de la Guardia (VDV), habría sido destituido de su cargo. Según un informe del ISW del 16 de julio que cita fuentes rusas, incluso Teplinsky podría estar ahora en apuros.

Después de ser relevado de su mando, Popov dijo en una grabación de audio compartida en internet que "nuestro comandante superior nos golpeó por la retaguardia, decapitando traicionera y vilmente al ejército en el momento más difícil y tenso", en referencia a una contraofensiva ucraniana en curso.

 

"El Ministerio de Defensa ruso ha comenzado a destituir a los comandantes de algunas de las unidades y formaciones militares rusas más eficaces en combate y parece estar acelerando este esfuerzo", escriben los expertos del ISW, añadiendo que "la aparente crisis de la cadena de mando rusa amenaza con desmoralizar el esfuerzo bélico ruso a gran escala en Ucrania". Y estos desafíos pueden extenderse también a los distintos niveles de las unidades, exacerbando los problemas.

También se han producido cambios en la dinámica de seguridad interna de Rusia tras la rebelión de Wagner, como la militarización de la Guardia Nacional dirigida por el general Viktor Zolotov. Los guardias fronterizos de esta fuerza dejaron pasar a las columnas armadas de Wagner en lugar de intentar oponer resistencia durante la revuelta.

Tras el motín, durante el cual las fuerzas de Wagner derribaron varios aviones rusos y mataron a un puñado de pilotos, la Guardia Nacional pidió a Putin vehículos blindados y otros equipos militares pesados bajo la premisa de reforzar la seguridad a lo largo de las fronteras occidentales de Rusia.

Viktor Zolotov pronuncia un discurso durante una reunión con oficiales del ejército ruso y de los servicios secretos que impidieron la invasión del grupo Wagner a la capital rusa.
Viktor Zolotov pronuncia un discurso durante una reunión con oficiales del ejército ruso y de los servicios secretos que impidieron la invasión del grupo Wagner a la capital rusa.

Getty

"Hay un interesante juego de poder en curso", dice Stepanenko sobre la capacidad de la Guardia Nacional para asegurar capacidades militares adicionales, aunque es demasiado pronto para determinar lo que significa para los principales actores. 

Otro cambio se está produciendo en la región rusa de Bélgorod, donde Putin anteriormente no tenía ningún interés en asignar recursos para defender estas zonas, señala Stepanenko. Pero ISW indicó en una evaluación del 6 de julio que el gobernador de la región, Vyacheslav Gladkov, había declarado que Bélgorod aumentaría sus unidades de defensa territorial.  

"Algunos órganos de seguridad de Rusia están adquiriendo un poco más de responsabilidades y capacidades militares que antes no tenían", asegura Stepanenko. En última instancia, esto será beneficioso para Ucrania porque estos recursos no se verán en el campo de batalla y, en cambio, se destinarán a proteger la patria rusa".

La inestabilidad cada vez más endémica del ejército ruso llega cuando los ucranianos intentan romper sus líneas defensivas. No corren buenos tiempos en el Kremlin y, como demostró la revuelta de Prigozhin, las luchas internas siempre pueden ir a peor.

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