Marte se ha erigido como el planeta que podría ofrecer un futuro plausible para el ser humano. Elon Musk es solo uno de los magnates que, en la carrera por la conquista del espacio, han imaginado esta nueva residencia para la raza humana a medida que las condiciones para seguir en la Tierra se complican, en gran parte como consecuencia de la acción del hombre.

Vivir en el planeta rojo conllevará no obstante auténticos desafíos. Tales que hay quien ve incluso necesario un cambio en el ADN. La radiación es uno de los grandes retos a superar en el camino a la colonización pero no es el único. La humanidad tendrá que afrontar otros como la pérdida de masa muscular, la descalcificación de los huesos y las alteraciones en el sistema inmunitario.

En Nüwa, la ciudad habitable en Marte ideada por científicos españoles, se busca solucionar todos estos problemas. Reproducir lo que la raza humana ha creado en el planeta azul será complejo, incluso en la alimentación. ¿Cómo será comer cuando los seres humanos colonicen Marte?

Laia Ribas, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar del Centro Superior de Investigaciones Científicas (ICM-CSIC), es una de las mentes que está trabajando en ello. Experta en acuicultura sostenible, desde hace 3 años estudia la posibilidad de desarrollar la cría de peces en Marte.

Insectos y proteína animal de carne cultivada en laboratorio

Su participación este año en la misión Hypatia I, que simuló en el desierto de Utah (EEUU) las condiciones de vida de Marte, le ayudó a ahondar en el conocimiento.

Así, el sistema alimenticio imaginado por Ribas para alimentar Nüwa será fundamentalmente vegetal: un 50 % proveniente de los huertos y un 20% de microalgas, que “crecen muy rápido y son muy nutritivas, también para los peces”, explica la científica en una entrevista con Efeagro.

Criar animales en el planeta rojo no es fácil. De ahí que Ribas proyecte que platos a base de pescado y aves de corral serán para ocasiones especiales, pues supondrán solo el 4 % de este sistema. 

Mientras que se incluirán novedades: un 10 % vendrá de insectos, un 1% de otros organismos vivos y un 15% de proteína animal de carne cultivada en laboratorio.

El agua de marte, un factor clave 

Entre los puntos para apostar por la acuicultura espacial está en la existencia de agua, presente en polos y capas inferiores del planeta rojo. Para empezar, protege a los peces de la radiación solar, frente a lo que ocurriría con otros animales terrestres, explica la integrante del CSIC al medio. 

Además el agua de los peces es "relativamente fácil de filtrar", lo que favorece la circularidad que se requiere de un recurso limitado. "Luego va a servir para regar las plantas, y de estas plantas se alimentarán de nuevo los peces", matiza.

Por último, la investigadora también señala entre los puntos positivos, el mayor valor nutritivo de los peces, una carne que además requiere “entre 5 y 20 veces menos de energía” respecto de la de mamíferos.

A pesar de ello, no corras a imaginar espetos de sardinas o salmón asado en los menús de Marte. Como advierte Ribas, allí habría que criar especies con mayor tolerancia a la salinidad, “porque por lo que se sabe el agua en Marte tiene concentraciones de sal altas”. 

Por el momento su investigación se basa en pez cebra, "pez modelo" muy usado en la ciencia sobre el que busca conocer cómo le afecta la gravedad.