La rapidez con la que Xi Jinping ha accedido a las demandas de EEUU evidencia la gravedad de los problemas económicos de China

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Xi Jinping y Joe Biden, presidentes de China y EEUU.
Xi Jinping y Joe Biden, presidentes de China y EEUU.

REUTERS/Kevin Lamarque

  • Los líderes de China y EEUU, Xi Jinping y Joe Biden, han mantenido esta semana su primera reunión en lo que va de año.
  • Xi llegó al encuentro con una inédita e insólita posición de debilidad por los problemas económicos que atraviesa China.
  • El líder chino parecía ansioso por asegurarse la inversión estadounidense.
Análisis Faldón

El líder chino Xi Jinping llegó a su primer encuentro en más de un año con el presidente estadounidense Joe Biden con una posición de debilidad nada habitual.

La economía china, tras décadas de crecimiento, se ha topado con problemas por una crisis de deuda impulsada por un mercado inmobiliario que está provocando desempleo y la salida de inversores del gigante asiático.

Xi llegó a San Francisco (EEUU) para acudir al encuentro de la APEC, Cooperación Económica Asia-Pacífico. Lo hizo con una urgente necesidad: inversión estadounidense para impulsar el crecimiento chino.

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Por ejemplo, en un encuentro con líderes empresariales estadounidenses, Xi se esforzó en remarcar en su discurso su compromiso con la coexistencia pacífica con EEUU. Fue un contraste enorme, teniendo en cuenta que hace no mucho, las declaraciones del mandatario chino culpaban a EEUU de las crisis y conflictos de buena parte del globo.

La situación en la que se vio Xi evidencia que, aunque EEUU y China están diplomáticamente enfrentadas, sus economías tienden un sinfín de lazos en múltiples sectores.

Xi accede a las peticiones estadounidenses

En su reunión con Biden al margen de la cumbre de la AMET, Xi también accedió a varias peticiones que le trasladó el presidente de EEUU, Joe Biden. Las conversaciones apenas duraron 4 horas.

Por ejemplo, Xi Jinping accedió a tomar medidas drásticas sobre el papel que está jugando su país en la producción de sustancias químicas que se emplean para fabricar el fentanilo, la droga que está devastando millones de vidas en EEUU.

"Creo que el acuerdo sobre los precursores químicos del fentanilo fue una gran victoria para EEUU, dado el número de estadounidenses que mueren cada año a causa de los opiáceos", ha explicado Patricia Kim, del Centro de Estudios Políticos para el Este de Asia, en el podcast de su organismo.

"Y también creo que es un resultado muy concreto que el presidente Biden podrá reivindicar tras su reunión con Xi, es una victoria que podría resonar entre sus electores".

Xi también aceptó medidas para combatir el cambio climático, ofreciendo también a Biden otra importante victoria diplomática justo antes de que se celebre la COP28, la cumbre del clima, en Dubai.

Otra exigencia estadounidense, el reanudar las comunicaciones militares de alto nivel entre ambas potencias, que se vieron interrumpidas tras la visita a Taiwán de la expresidenta de la Cámara de los Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, también ha recibido el visto bueno de Xi.

The New York Times también ha destacado la rapidez con la que Xi ha accedido a todas estas peticiones, cuando anteriores acuerdos entre ambas potencias se suscribieron solo después de intensas negociaciones que se extendieron durante días.

Por si fuera poco, y como otro gesto de buena voluntad, Xi Jinping también ha deslizado el envío de más osos panda a EEUU, lo que describió como "embajadores de la amistad entre los pueblos chino y estadounidense", según recogió la agencia Associated Press.

Xi no cambia sus ambiciones de dominio mundial

Varios analistas advierten, eso sí, que las concesiones de Xi en realidad son maniobras tácticas, bien medidas y diseñadas para reducir las tensiones con EEUU y ganar tiempo a Pekín para que pueda recuperar su crecimiento económico.

Sin embargo, esas concesiones no implican un cambio estratégico.

"Puede aportar cierta estabilidad pero no cambia la naturaleza de una relación que probablemente todavía no ha conocido fondo", señaló Robert Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y EEUU del Wilson Center, en una entrevista con la emisora NPR antes de que se produjera la reunión entre Xi y Biden.

EEUU y China siguen respaldando a sus rivales en conflictos a lo largo del planeta, lo que para algunos expertos es equiparable a lo que se vivió el siglo pasado entre EEUU y la URSS, durante la Guerra Fría.

Para los analistas, Xi está tratando de aprovechar esos conflictos para socavar la imagen y reputación de EEUU y así suplantarla como la nación más poderosa del mundo.

Sobre el apoyo de Xi a Vladimir Putin, a quien EEUU intentó aislar por la invasión de Ucrania, no se ha alcanzado ningún acuerdo.

Tampoco se habló del apoyo que Pekín viene prestando al principal adversario de EEUU en Oriente Medio, Irán, que ha intentado desatar la ira en la región tras los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza, lo que ya ha provocado algunos ataques sobre bases militares estadounidenses de la zona.

Por su parte, Xi regresó de la reunión con las manos vacías, al no haber conseguido convencer a Biden de que levante el veto de exportación a China de chips de inteligencia artificial, que EEUU considera que podrían servir para fabricar armas.

Las negociaciones sobre la independencia de Taiwán, uno de los puntos más conflictivos en las relaciones diplomáticas entre EEUU y China, tampoco fueron concluyentes, según recogió The New York Times. Dado que las elecciones presidenciales taiwanesas están al caer, es bastante probable que las tensiones entre Pekín y Washington repunten pronto.

Si bien Xi espera que esas tensiones disminuyan a corto plazo, parece evidente que los problemas económicos que sufre el gigante asiático hayan trastocado sus planes a largo plazo.

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