¿Cómo nos cambiará la vida OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT? Su CEO apunta a vídeos por IA y transformaciones importantes en la sociedad

Sam Altman, CEO y fundador de OpenAI.
Sam Altman, CEO y fundador de OpenAI.

Reuters

  • Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, la IA generadora de texto que ha asombrado al mundo, ha hecho repaso de la situación de esta tecnología en TechCrunch.
  • Ha vaticinado fuertes inversiones más allá de Microsoft, la llegada de videos generados por IA y cambios profundos en una sociedad que deberá adaptarse a este tipo de herramientas.

No sabe por qué. Al ser preguntado recientemente por la periodista Connie Loizos, de Techcrunch, sobre el motivo por el que el público en general se ha mostrado recientemente tan asombrado por las capacidades de ChatGPT, el generador de texto por IA creado a partir del modelo de GPT-3, Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI, la empresa detrás de esta tecnología, duda al contestar.

"Sinceramente, no lo sé, y he reflexionado mucho sobre esto. Hace ya tiempo que desarrollamos el modelo en que se basa ChatGPT, y siempre pensé que alguien construiría algo así. Es el resultado de conseguir una buena experiencia de usuario. Siempre creí que el modo en que la gente quería interactuar con estos modelos era a través del diálogo", explica el CEO.

La respuesta forma parte de una extensa entrevista en la que Altman intenta arrojar luz sobre algunas de las cuestiones que inquietan al gran público tras la explosión de la IA

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Estas se resumen en una sola: ¿y ahora qué? Una vez algo como ChatGPT, una IA capaz de generar textos más o menos convincentes con apenas un par de consignas, ha suscitado el suficiente interés como para llevar semanas colapsada, ¿qué cabe esperar del resto de herramientas de IA? ¿Cuáles son los planes de OpenAI? ¿Y del resto de grandes tecnológicas? 

Finalmente, la más importante: ¿cómo cambiará la vida de la gente?

La hoja de ruta de OpenAI, a ojos de Altman, está más o menos clara. Más allá de la inversión de Microsoft de 10.000 millones de dólares en la empresa para integrar sus soluciones de IA en algunos de sus productos (se habla, por ejemplo, de un futuro Bing con este tipo de soluciones integradas), el futuro inmediato de OpenAI pasa por ganar músculo financiero.

El motivo es que, como toda tecnología fuertemente disruptiva, la IA es una industria muy exigente en cuanto a inversión. Esto quiere decir que, para que la apuesta sea exitosa, antes esta requiere de importantes sumas de dinero que permitan ir mejorando la tecnología. 

OpenAI lo sabe mejor que nadie, motivo por el que los 10.000 millones de dólares que está dispuesto a poner sobre la mesa Microsoft le saben a poco. La empresa, como ha recordado Business Insider, se encuentra negociando una ampliación de capital que podría llevarla por encima de los 30.000 millones de dólares en capitalización bursátil.

En este camino, Altman confirmó el desarrollo de una IA capaz de generar vídeos. Esta se añadirá a las actuales funciones lanzadas ya por OpenAI: imagen (Dall-E) y texto (GPT-3), aunque se mostró cauto a la hora de dar una fecha de salida: "Podría ser pronto, es un proyecto de investigación que estamos desarrollando, aunque también podría llevar un tiempo".

Tampoco quiso lanzarse a dar una fecha para el lanzamiento de GPT-4, la evolución de GPT-3 que muchos esperan que sea el salto definitivo hacia lo que se conoce como Inteligencia Artificial General (AGI, por sus siglas en inglés).

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Se trata de un paradigma bajo el que las máquinas superan los actuales procesos de ensayo y error en que basan actualmente su funcionamiento para desarrollar una inteligencia similar a la de los humanos a la hora de llevar a cabo tareas creativas.

"Lo lanzaremos cuando estemos seguros de que lo podemos hacer de manera segura", se limitó a decir Altman sobre GPT-4, al tiempo que también rebajó las expectativas que pesan sobre el siguiente paso en la generación de textos.

"No tenemos una AGI real, y creo que eso es exactamente lo que se espera de nosotros y GPT-4. En ese sentido, va a decepcionar. Cuanto más nos acercamos a la AGI, más me cuesta responder a la pregunta de cómo será, porque creo que va a ser una transición mucho más borrosa y gradual de lo que la gente piensa", desarrolló Altman.

Una nueva sociedad para una nueva tecnología

Menos esquivo se mostró el CEO de Opaz, en cambio, a la hora de reflexionar sobre los profundos cambios que va a traer consigo lo que muchos ya vaticinan que será la revolución de la AI. 

Esta ya está generando inquietud en ámbitos como el educativo, que ve por ejemplo en las herramientas de generación automática de texto una inmensa puerta abierta a que los alumnos puedan presentar como propios escritos desarrollados por robots que apenas han recibido un par de instrucciones.

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Esta sensación de amenaza ha llevado, por ejemplo, a que ciudades como Nueva York hayan prohibido el acceso a ChatGPT en entornos escolares, aunque nada puede impedir, reconocen los propios impulsores de la medida, que los alumnos utilicen esta IA desde casa si lo desean.

A este respecto, Altman reveló que OpenAI está experimentando por ejemplo con tecnologías de marcas de agua para tratar de ayudar a los docentes a diferenciar un texto escrito por un alumno de otro redactado por una IA.

No obstante, también lanzó una advertencia: centrarse en este tipo de soluciones es poner puertas al mar: "Puede que haya formas de ayudar a los profesores a ser un poco más propensos a detectar GPT, pero, sinceramente, una persona decidida va a sortear estas restricciones lo va a hacer, y no creo que sea algo en lo que la sociedad pueda o deba confiar a largo plazo".

En su lugar, Altman propone un cambio un de mentalidad: "Las calculadoras cambiaron lo que se evalúa en las clases de Matemáticas, y Google restó importancia a la necesidad de memorizar datos. Los modelos de deep learning son una versión más extrema", señaló, recordando que los beneficios también lo serán.

Hablando de beneficios e inconvenientes, Altman abordó también finalmente una cuestión clave: cómo imagina el mejor y el peor escenario en un mundo dominado por la IA.

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"El mejor de los escenarios es tan increíblemente bueno que incluso me cuesta imaginarlo. Apenas puedo imaginar cómo será el mundo cuando progresemos con los sistemas que hemos desarrollado hasta ahora. El escenario bueno es tan increíblemente bueno que uno parece un loco cuando habla de él", explicó, por un lado.

Por otro, el peor escenario, es sencillamente, el final: "Se apagan las luces para todos nosotros. No es que la IA se vaya a levantar un día y vaya a decidir volverse malvada, sino que me preocupa más un uso inadecuado de la tecnología".

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