Así se convirtió el sueño de realidad aumentada de Google en puro caos

Google AR
  • Las gafas de realidad aumentada de Google se vieron afectadas por una estrategia desordenada, según afirman fuentes internas de la empresa.
  • Ahora, Google está creando una plataforma de software para gafas de realidad aumentada y se la está ofreciendo a otras empresas.
  • Un proyecto de gafas de Samsung, con nombre en clave Moohan, ha creado dolores de cabeza internamente.

Cuando Apple lanzó en junio sus esperadísimas gafas Vision Pro, la gente vio con emoción cómo su CEO, Tim Cook, desvelaba lo que calificó de nuevo producto "revolucionario". Dentro de Google, un grupo de empleados sentía una emoción diferente: frustración.

Durante años, Google intentó volver a entrar en el sector de la "realidad mixta" con un nuevo producto que deslumbrara a los usuarios. Google Glass, su primer intento de dispositivo de realidad aumentada, fue un fracaso estrepitoso; sus posteriores productos de realidad virtual perdieron impulso rápidamente

Aun así, los dirigentes de Google no podían quitarse de la cabeza la idea de que el rostro sería la próxima frontera informática y en 2020 empezaron a reunir un nuevo equipo para dar otro golpe a la realidad aumentada. Finalmente, se centró en un dispositivo conocido internamente como 'Proyecto Iris', unas gafas de realidad aumentada con el potencial de superar a los aparatosos cascos de realidad mixta en los que estaban trabajando Apple y otros fabricantes. 

Google adquirió las startups North y Raxium para reforzar esos esfuerzos, pero se enfrentó a obstáculos técnicos para convertir su visión en un producto viable. La empresa eliminó Iris a principios de año y centró su atención en un casco que está construyendo en colaboración con Samsung, cuyo nombre en clave es Project Moohan. 

Google también ha puesto en marcha una nueva iniciativa para adaptar el software de Iris y convertirlo en una plataforma que ofrecerá a sus socios para la creación de gafas de realidad aumentada, que, según sus responsables, podrían lanzarse en 2025.

Los tropiezos de Google en el campo de la realidad aumentada han resultado frustrantes para sus empleados ante la creciente competencia de Apple y Meta. Estos rivales también han sufrido contratiempos, pero Iris se ha visto acosada por una estrategia en constante cambio y la falta de rumbo por parte de sus máximos responsables, lo que ha dejado al descubierto la continua lucha de la empresa por convertirse en una potencia en el campo del hardware, según las conversaciones mantenidas con siete empleados actuales y antiguos cercanos a los esfuerzos de Google en el campo de la realidad aumentada. 

Según estas personas, los despidos que se produjeron en enero y el éxodo de altos cargos también diezmaron la división de realidad aumentada. Estas personas han pedido permanecer en el anonimato porque no están autorizadas a hablar con la prensa. Un portavoz de Google no ha querido hacer comentarios.

"Están haciendo sus pinitos", afirma una persona con conocimiento de los esfuerzos de Google en el campo de la realidad aumentada. "No creo que este sea un espacio en el que puedas liderar la industria si tu nivel de compromiso es de chapoteo".

Desde que se retiraron de Google en 2019, Larry Page y Sergey Brin han invertido cientos de millones en nuevos negocios, intereses personales y ocio.

Google Glass de nuevo

North tenía una diana en la espalda. 

La startup canadiense, con sede en Kitchen, Ontario, había diseñado y lanzado un par de gafas de realidad aumentada que se parecían mucho a unas simples gafas, pero quemó millones de dólares. En 2018, el Gobierno federal canadiense prometió 24 millones de dólares a la startup para generar 230 puestos de trabajo; sin embargo, solo se abonó un tercio antes de que el Gobierno pidiera su devolución tras los despidos en la empresa, informó la CBC.

Google vio la oportunidad de impulsar sus propios esfuerzos en el campo de la realidad aumentada y lanzó un salvavidas a North, comprando la startup en 2020 por 180 millones de dólares.

"Google sabía que quería realidad aumentada, pero no tenían el equipo o una estrategia de producto", dice un exempleado de North y Google. "Con North, compraron todo al mismo tiempo".

Clay Bavor, antiguo responsable de realidad aumentada y realidad virtual de Google.
Clay Bavor, antiguo responsable de realidad aumentada y realidad virtual de Google.

REUTERS/Beck Diefenbach

A los líderes de North se les dijo que dirigirían un nuevo proyecto bajo la dirección del jefe de hardware de Google, Rick Osterloh, y del líder de realidad aumentada y realidad virtual de Google, Clay Bavor. 

Google empezó a centrarse en Iris, unas gafas que proyectarían imágenes delante del usuario. Quería tomar la idea central de North para las gafas de realidad aumentada y construir algo más elegante y equipado con aplicaciones como Google Maps o Lens, su herramienta de reconocimiento de imágenes. 

El equipo también trabajó en dos chips de silicio personalizados, llamados Alius y Alexandrite, que alimentarían el cerebro y la pantalla de Iris, respectivamente, convirtiéndolo en un producto verdaderamente fabricado por Google en línea con sus smartphones Pixel.

En 2021, contrató a Mark Lucovsky, ingeniero y antiguo empleado de Google, para dirigir un nuevo sistema operativo que funcionaría en las gafas. Lucovsky se unió a un cuadro de otros talentos que trabajan en Iris, incluido Paul Greco, exdirector de Tecnología de Magic Leap.

Según fuentes internas, la cúpula de Iris fue cambiando. Iris era un dispositivo monocular, es decir, la imagen sólo se proyectaba delante de uno de los ojos. Los problemas técnicos con la tecnología de visualización hicieron que el grupo pasara de las gafas de uso diario a las gafas de sol, y luego volvieron a cambiar. El equipo también debatió si Iris debía proyectar imágenes en color o en blanco y negro.

Durante la conferencia I/O de mayo de 2022, Google presentó unas gafas Iris con una función que permitía traducir idiomas en tiempo real. La demostración generó una expectación positiva, pero el grupo abandonó la idea poco después, según una persona familiarizada con ella. 

"Cada seis meses se producía un giro importante en el programa", explica. "Lo miraban y decían: 'Queremos un producto ligeramente distinto'".

Alianza con Samsung

A principios de 2022, empezaron a surgir informaciones de que las rumoreadas gafas de Apple estaban en su recta final, y los líderes de Google empezaron a preocuparse.

"En Google, hay un gran temor de que cuando Apple lanza nuevos productos, cambia el panorama", dice un exempleado.

Por aquel entonces, Google se asoció con uno de sus más antiguos aliados de hardware, Samsung. Samsung quería construir un dispositivo similar al Vision Pro de Apple, que combinara realidad virtual y aumentada, y Google diseñaría un software basado en Android para impulsarlo.

El proyecto, cuyo nombre en clave era Moohan, creó un quebradero de cabeza político dentro de Google. Samsung dijo a Google que no quería que otros equipos de hardware que trabajaban en productos de realidad aumentada de Google estuvieran al tanto de la tecnología del proyecto por temor a que pudieran construir un producto de la competencia basado en esa información, según dos personas familiarizadas con la estrategia.

Hiroshi Lockheimer, de Google, a la derecha, en el escenario del evento Unpacked 2023 de Samsung.
Hiroshi Lockheimer, de Google, a la derecha, en el escenario del evento Unpacked 2023 de Samsung.

Samsung

Esto supuso un problema para Iris. "¿Cómo se podía fabricar unas gafas sin que Samsung se enfadara?", comenta una persona cercana al proyecto.

La alianza también significaba que Samsung tendría más probabilidades de llevar la voz cantante en las características del producto, según un antiguo empleado. "Es fácil acabar en una situación en la que nadie conduce", añade.

La dinámica ya está en marcha. La emisora surcoreana SBS Biz informó a principios de mes de que Samsung había retrasado el lanzamiento de sus gafas Vision Pro por temor a que su dispositivo no fuera capaz de competir con Apple. El aplazamiento podría retrasar el lanzamiento del dispositivo de Samsung y Google hasta el verano de 2024, según el medio.

Dirigentes de Google han reconocido el retraso al personal, pero algunos empleados se muestran escépticos de que sea tiempo suficiente para lanzar un producto que cautive al público.

"Definitivamente no proporciona suficiente margen para acercarse a las Vision Pro", señala uno de ellos.

Google vs Uber

Google cierra e impulsa nuevos proyectos

Más o menos cuando Google anunció los despidos en enero, cerró Iris y puso en cuarentena el silicio personalizado en el que había estado trabajando. Unas semanas después, Bavor anunció que dejaba Google tras 18 años en la empresa, lo que, según un empleado, creó un "estado de caos" en el grupo de realidad aumentada.

"Creo que es curioso cuando os convencéis a vosotros mismos de que necesitáis construir silicio a medida, y luego vais y lo hacéis... y luego lo tiráis por el inodoro", afirma otra persona cercana al proyecto.

Shahram Izadi, vicepresidente de Google, supervisa ahora el grupo de realidad aumentada, que se centra sobre todo en el Proyecto Moohan, y ahora depende de la división de dispositivos y servicios dirigida por Hiroshi Lockheimer, vicepresidente senior de la compañía.

A pesar de la muerte de Iris, los dirigentes de Google son conscientes de que las gafas son el siguiente paso lógico. En febrero, creó un nuevo equipo bajo la dirección de Izadi para reelaborar el software de Iris en un proyecto cuyo nombre en clave es Betty. Google utiliza Betty para crear un software "Micro XR" que pretende ofrecer a los fabricantes de gafas. Al igual que Iris, Betty es monocular, pero el equipo también está construyendo una versión binocular cuyo nombre en código es Barry, según dos personas familiarizadas con la estrategia. 

Según una fuente al corriente de la hoja de ruta, los responsables han comunicado a sus empleados que quieren conseguir un socio para estas gafas este mismo año, pero no esperan que el producto llegue al mercado hasta 2025 como muy pronto. Se especula con que Samsung podría ser el primer socio.

Un pequeño grupo de la división de realidad aumentada también está estudiando cómo utilizar la inteligencia artificial con las gafas de realidad aumentada, según una fuente.

Por su parte, el equipo de Greco, que sigue formando parte de la división de dispositivos de Google, está explorando nuevo hardware de realidad aumentada que podría allanar el camino para otras gafas similares a las Iris. Greco supervisa a los empleados que fueron absorbidos con la adquisición por parte de Google de Raxium, una startup que construyó pantallas MicroLED.

Greco ha sido separado tanto del proyecto de Samsung como del grupo Betty, lo que podría dificultar que su equipo pueda luchar por los recursos, a pesar de que había dicho a sus colegas que el equipo podría tener nuevos motores para soportar gafas más inmersivas construidas por Google en los próximos tres o cuatro años, según personas con conocimiento de la situación.

"Es un extraño lío burocrático", dice un actual empleado.

 

Éxodo de talentos

El mayor reto al que se enfrenta Google ahora puede ser retener a los talentos que ha invertido años y millones de dólares en adquirir.

Lucovsky anunció recientemente que él también formaba parte de ese éxodo. "Los recientes cambios en la dirección de la tecnología de realidad aumentada y el inestable enfoque y compromiso de Google han pesado mucho en mi decisión", declaró a Business Insider en un comunicado sobre su marcha.

Eddie Chung, director senior de producto que trabajó en Iris, también dejó la empresa en febrero, según el directorio interno de la compañía. Kurt Akeley, el exdirector de tecnología de la startup de imágenes Lytro, que Google adquirió en 2018 por una suma de 40 millones de dólares, se retiró el año pasado. Akeley también trabajó en Iris.

El CEO de Apple, Tim Cook, junto a las nuevas gafas Vision Pro en la sede de la compañía el 5 de junio.
El CEO de Apple, Tim Cook, junto a las nuevas gafas Vision Pro en la sede de la compañía el 5 de junio.

REUTERS/Loren Elliott

Mientras tanto, Apple y Meta se están metiendo la mano en el bolsillo para apuntalar sus esfuerzos de realidad mixta. Meta gastó casi 14.000 millones de dólares en 2022 en su división Reality Labs, que desarrolla productos de realidad virtual y aumentada. Apple gastó más de 1.000 millones de dólares al año para desarrollar las Vision Pro, según informó Bloomberg anteriormente.

Empleados actuales y antiguos de Google han expresado su frustración por el hecho de que su empresa no quisiera asumir el mismo nivel de compromiso y creen que ha tirado por la borda su liderazgo. Algunos creen que el retroceso de Google en el gasto el año pasado y el posterior empuje para centrarse en la IA también han dañado su trabajo en la realidad aumentada.

"El problema de Google con el hardware es fundamentalmente que les cuesta mucho mantener la coherencia de este tipo de productos", explica un antiguo empleado a Business Insider

La decisión de Google de pivotar hacia el software le permitirá jugar con sus puntos fuertes a corto plazo, pero los líderes son muy conscientes de que la compañía debe construir su propio dispositivo para seguir siendo competitiva. The Information publicó en octubre que Google estaba redoblando su apuesta por el hardware de primera mano, temiendo que socios como Samsung perdieran su cuota de mercado de teléfonos inteligentes frente a Apple, un movimiento que, al parecer, el CEO Sundar Pichai dijo que "posiciona mejor a la compañía para estar protegida."

"Google ama el modelo Android", dice un exempleado a Business Insider. 

"Pero por mucho que a Google le guste hablar del éxito del modelo Android, internamente se ve como algo muy arriesgado".

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