El coronavirus es más contagioso ahora que el pasado invierno, pero no se ha vuelto más virulento, según las últimas investigaciones

Sanitario haciendo un test de coronavirus

La segunda ola de coronavirus se está expandiendo con rapidez por la mayoría de países europeos, provocando que haya nuevas restricciones Francia, Alemania, Italia o España.

Se esperaba que con la bajada de las temperaturas y el aumento de la actividad en interiores creciesen los contagios, tal y como ocurrió en algunos países del hemisferio sur cuando en el norte era verano. Aunque sólo en las previsiones más pesimistas encajaba un escenario de tantos contagios como el actual.

Los expertos ya alertaban sobre la ola de otoño e invierno, algo que se ha agravado en España tras haber sufrido numerosos brotes a lo largo del verano.

Además de la bajada de temperaturas y de las actividades en el interior con la llegada del frío, algunas investigaciones sugieren que el coronavirus ha ido mutando para convertirse en un patógeno mucho más contagioso, aunque no tan virulento como antes. Esto explicaría parte de la situación que se vive en estos momentos.

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Un estudio publicado el pasado mes de septiembre por The Washington Postdemostró que el coronavirus se estaba volviendo más contagioso en Estados Unidos.

Esto se debe a una mutación del material genético del virus, que se va adaptando al ambiente y a las nuevas barreras de protección utilizadas para poder seguir contagiando.

A la mutación predominante en estos momentos en el mundo se le conoce como D614G, y se caracteriza por una mayor eficiencia a la hora de engancharse a las membranas de las células humanas y provocar la infección, tal y como explica una investigación pendiente de revisión de la Universidad Massachusetts, publicada en el servidor médico bioRxiv.

Otro estudio, en esta ocasión publicado en Nature, afirma que esta mutación provoca que el virus se reproduzca en las vías respiratorias altas y no en los pulmones, lo que hace que los contagiados tengan más capacidad de transmisión pero no sufran un daño pulmonar grave. Es decir, la mutación D614G ha causado un virus más contagioso pero no más virulento.

La carga viral de la nueva mutación es mucho más elevada

Según este mismo estudio publicado en Nature, la carga viral de la cepa D614G es 2,4 veces mayor que la de las cepas que predominaban durante los meses de invierno y primavera de este año.

Para llegar a esta conclusión se ha inoculado el virus con y sin mutación a un grupo de hámsters, demostrando que la nueva cepa tiene mucha más presencia en las vías respiratorias que las antiguas, y una capacidad de contagio más importante.

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Además, los animales no perdieron más o menos peso dependiendo de la cepa del virus que se les inoculase, y esto significa que la infección no es más grave con una cepa que con otra.

También se demostró que la mutación D614G se vuelve mayoritaria incluso cuando está rodeada de contagiados con otras cepas, explicando así que se haya convertido en la mutación dominante en prácticamente todo el mundo.

Estos hallazgos serán importantes para analizar cómo va a evolucionar la pandemia de coronavirus en los próximos meses.

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