El grave daño colateral de reutilizar demasiadas veces el aceite de freír

El peligro de reutilizar el aceite de freír

Getty Images

  • Un estudio reciente realizado en ratas expone los peligros a largo plazo de reutilizar demasiadas veces el aceite de freír, al que relacionan con niveles más altos de neurodegeneración.
  • La investigación sugiere que el aceite usado y recalentado altera el eje hígado-intestino-cerebro, crucial para mantener el equilibrio fisiológico y cuya modificación se vincula a trastornos neurológicos.

Cocinar los alimentos a la plancha, al vapor o a la brasa es un método de cocción más recomendado que las frituras, que deben relegarse a ocasiones puntuales debido a las grasas hidrogenadas que aportan al organismo, vinculadas a problemas de salud como las enfermedades cardiovasculares.

Por ejemplo, existen estudios que señalan que comer patatas fritas más de dos veces por semana podría duplicar el riesgo de muerte prematura. Además, el consumo frecuente de fritos acarrea molestias y calambres estomacales, niebla mental, mayor riesgo de obesidad, retención de líquidos o un sistema inmune deteriorado.

Lo que el aceite recalentado podría hacerle a tu cerebro

Este 2024, un estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Bioquímica y Biología Molecular, y publicado en el Journal of Biological Chemistry alerta sobre los peligros de recalentar el aceite de freír demasiadas veces. En un experimento realizado en ratas, estas mostraron niveles de neurodegeneración mucho más altos que las alimentadas de forma estándar.

Tal y como recoge Medical News Today, esta investigación sugiere que el aceite recalentado puede aumentar la neurodegeneración al alterar el eje hígado-intestino-cerebro, que es crucial para mantener el equilibrio fisiológico y se ha relacionado con trastornos neurológicos.

Los científicos dividieron a las ratas hembra en cinco grupos, a las que alimentaron con una dieta normal (grupo de control) o con una dieta normal suplementada con aceite de sésamo sin calentar, aceite de girasol sin calentar, aceite de sésamo recalentado o aceite de girasol recalentado diariamente durante un período de 30 días.

 

Los estudios han asociado el consumo de alimentos fritos con enfermedades cardiometabólicas y ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, pocos han examinado los efectos a largo plazo del consumo de aceites de cocina recalentados sobre el metabolismo de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) y el desarrollo de enfermedades.

Estas últimas, las que consumieron el aceite de freír usado, exhibieron un mayor estrés oxidativo e inflamación en los tejidos del hígado. También tenían daño colónico significativo, el cual causó niveles alterados de endotoxinas y lipopolisacáridos, lo que se trata de una señal de toxinas producidas por cepas bacterianas específicas.

En experimentos secundarios, se utilizó glutamato monosódico (MSG) para promover la neurotoxicidad en la descendencia: las ratas hijas alimentadas con aceites recalentados mostraron una mayor susceptibilidad al daño neuronal que el grupo de control alimentado sin aceites o con dietas con aceites sin calentar.

Trastorno del metabolismo de los lípidos hepáticos, posible daño a los órganos y daño cerebral específico

Las ratas alimentadas con aceites recalentados vieron alterado el metabolismo de los lípidos hepáticos, y también se redujo el transporte de ácido graso omega-3 DHA del cerebro. El resultado fue la neurodegeneración, observada en la histología cerebral de las ratas que consumieron el aceite recalentado, así como en la de sus crías.

El informe señala que las dietas ricas en aceites recalentados implicaban altos niveles de colesterol, colesterol LDL, triglicéridos, AST y ALT y marcadores inflamatorios, junto con un daño considerable a las estructuras del hígado y el colon, lo que apunta a un posible daño cardiometabólico y a los órganos.

El consumo de aceites recalentados también provocó daño cerebral específico, especialmente en áreas cruciales para la regeneración, lo que destaca el riesgo neurológico del consumo de aceite recalentado.

Por el contrario, las ratas alimentadas con aceites sin calentar obtuvieron mejores marcadores de salud cerebral en comparación con aquellas que consumieron el aceite dañino.

"La exposición al calor del aceite de cocina afecta negativamente la composición de los ácidos grasos, disminuye la salud y promueve las grasas poliinsaturadas y aumenta los isómeros trans y los ácidos grasos saturados", explica a Medical News Today la dietista Alexandra Filingeri, que no participó en el estudio. 

Aunque se necesita más investigación en humanos sobre esta consecuencia cerebral, ya se sabe que los aceites recalentados tienen consecuencias negativas para el colesterol y la inflamación, y que su consumo incrementa el riesgo de enfermedades cardiometabólicas, problemas renales y trastornos neurodegenerativos. 

La ingesta repetida de esta clase de aceites puede acelerar las enfermedades hepáticas, causar enfermedad del hígado graso no alcohólico y alterar el metabolismo de los lípidos hepáticos. Además, las grasas oxidadas podrían alterar tanto la microbiota como la permeabilidad intestinal, esenciales para la salud neurológica.

En contraste con el daño que causan los aceites recalentados, es esencial tener una dieta rica en ácidos grasos omega-3, fibra, antioxidantes, polifenoles o vitaminas como la E, algo perfectamente factible si sigues dietas como la mediterránea. También importa la calidad del aceite: apuesta por el de oliva virgen extra siempre que puedas.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.