Estados Unidos podría tener una serie de pruebas pendientes de examen que arrojarían luz sobre el misterio del origen del coronavirus

Personal de seguridad vigila a las afueras del Instituto de Virología de Wuhan, en China.
Personal de seguridad vigila a las afueras del Instituto de Virología de Wuhan, en China.

Thomas Peter/Reuters

  • La Inteligencia estadounidense dispone de una serie de pruebas pendientes de examen que podrían ayudar a aclarar el origen del coronavirus, según altos funcionarios de la Administración citados por New York Times.
  • Si bien no se ha desvelado en qué consisten, podrían suponer el empleo de una gran cantidad de potencia informática y arrojar luz sobre la teoría de una fuga accidental del virus de un laboratorio.
  • Joe Biden ordenó este miércoles una nueva investigación de 90 días con el objetivo de llegar a "una conclusión definitiva" sobre este tema, pero funcionarios estadounidenses han expresado sus dudas de que ese plazo sea suficiente.
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En marzo, Estados Unidos solicitó un informe a sus servicios de Inteligencia sobre las causas del origen del coronavirus, para saber si este "surgió del contacto humano con un animal infectado o de un accidente de laboratorio". 

Tras ver los resultados inconclusos, el presidente estadounidense, Joe Biden, ordenó este miércoles 26 "un seguimiento adicional" de 90 días con el objetivo de llegar por fin, tras un largo cruce de declaraciones y teorías, a una "conclusión definitiva" sobre cómo apareció y se extendió el virus.

Lo que no se sabía, y se ha descubierto este jueves, es que esta solicitud llega después de que los responsables de los servicios de Inteligencia informaran a la Casa Blanca de que disponen de una serie de pruebas aún sin examinar, que requieren de un análisis informático adicional y que podrían arrojar luz sobre el misterio del origen del coronavirus, según altos funcionarios de la Administración citados por New York Times.

Los funcionarios se han negado a detallar en qué consisten estas nuevas pruebas. Sin embargo, el hecho de que esperan emplear una gran cantidad de potencia informática a la cuestión de si el virus se filtró de forma accidental de un laboratorio chino sugiere que el gobierno estadounidense podría no haber agotado sus bases de datos de comunicaciones chinas, el movimiento de trabajadores de laboratorio y el patrón del brote de la enfermedad en torno a Wuhan —donde comenzó la pandemia—, según el medio.

Esta nueva investigación también aprovechará los laboratorios nacionales y otros recursos científicos del gobierno federal que no habían estado directamente involucrados en el esfuerzo de inteligencia, explica el alto funcionario de la administración, en lo que será un trabajo tanto de ciencia como de espionaje.

Al menos de forma oficial, no parece que por ahora el servicio de Inteligencia tenga más certezas que el resto de los actores sobre el origen del coronavirus: "La Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos no sabe exactamente dónde, cuándo o cómo se transmitió inicialmente el virus Covid-19", ha admitido Amanda J. Schoch, portavoz de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, en una nota de prensa este jueves.

Este origen ha estado vinculado sobre todo a dos escenarios: la procedencia por contacto humano con un animal infectado, teoría a la que apuntó la OMS, aunque dejando varios interrogantes, o la fuga del virus de un laboratorio chino, que niega el propio laboratorio pero no descartan expertos internacionales.

En su comunicado de este miércoles, Biden restringe también las posibilidades a ambas teorías a partir de las investigaciones de la Inteligencia estadounidense, pero habla de una "confianza baja o moderada" en los dos casos.

"Al día de hoy, la Comunidad de Inteligencia (CI) de EE. UU. se ha 'unido en torno a dos escenarios probables', pero no ha llegado a una conclusión definitiva sobre esta cuestión. Aquí está su posición actual: 'Mientras que dos elementos en el CI se inclinan hacia el primer escenario y uno se inclina más hacia el segundo, cada uno con una confianza baja o moderada, la mayoría de los elementos no creen que haya suficiente información para evaluar que uno sea más probable que el otro'", explica en el mensaje.

De ahí el plazo de 90 días que da el presidente para continuar con la investigación que, sin embargo, podría volver a resultar insuficiente: algunos funcionarios actuales y anteriores han expresado su cautela de que se pueda recopilar mucha más información en esos tres meses, por lo que, aunque se entregue dicho informe antes del verano, lo más probable es que la investigación se tenga que ampliar, recoge New York Times.

Así, el mensaje de Biden se interpreta desde una triple vertiente: hacia el interior, para mostrar que intensificará su propia investigación; hacia los países aliados, para que se sumen a la causa de buscar nueva información a través de sus fuentes, sin descartar la teoría de la fuga del virus —hacia la que algunos como Reino Unido se han mostrado escépticos—; y hacia China, para presionar y a la vez llamar a la cooperación.

"Estados Unidos también seguirá trabajando con socios de ideas afines en todo el mundo para presionar a China para que participe en una investigación internacional completa, transparente y basada en pruebas y para proporcionar acceso a todos los datos y pruebas relevantes", concluye Biden en el comunicado.

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