¿Qué pasa con el dinero de la renta básica universal a nivel global? La mayoría de los beneficiarios gastan el dinero de forma inteligente

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Boonchai Wedmakawand/Getty Images
  • El interés por la renta básica universal (RBU) ha crecido debido a la pandemia, la inflación o la desaparición de puestos de trabajo por las nuevas tecnologías. 
  • Los expertos y las pruebas iniciales sugieren que la gente sobre todo se gasta el dinero en bienes esenciales como comida y vivienda. 

La renta básica universal (RBU) es una medida que acapara la atención de forma recurrente. La pandemia, la inflación provocada por la guerra de Ucrania o la desaparición de puestos de trabajo por la inteligencia artificial han devuelto este concepto al centro del debate político y social en todo el mundo. Estas disrupciones merman el presupuesto de familias y personas, que cada vez se ven con menos dinero en el bolsillo para afrontar los gastos. 

La renta básica es un pago recurrente en efectivo a todos los adultos de una determinada población, independientemente de su riqueza y situación laboral. Tampoco impone restricciones sobre cómo debe gastarse ese dinero.

Este método se ha considerado una red de seguridad en caso de que la gente pierda su empleo o no pueda trabajar; una ayuda para la salud mental, ya que alivia las preocupaciones financieras; un amortiguador que permite a la gente ser más selectiva a la hora de elegir un trabajo; una herramienta para combatir la pobreza, la desigualdad y el desempleo; y una forma de reconocer el valor del trabajo doméstico, como el cuidado de niños y ancianos. 

La renta básica universal se suele presentar junto con un sistema fiscal progresivo que garantiza que los beneficiarios ricos sean perdedores netos del programa, ya que pagan más por financiarlo que lo que reciben de él. 

Sin embargo, hay una pregunta que sigue sin resolverse: 

¿Cómo utiliza la gente los fondos de la renta básica universal?

Los primeros datos de los ensayos analizados apuntan a que la gente utiliza los fondos de la RBU principalmente para cubrir gastos básicos como la comida, la vivienda y el transporte, en lugar de caer en vicios como la bebida, el juego y las drogas.

Karl Widerquist, profesor de filosofía de la Universidad de Georgetown (Qatar) y autor de varios libros sobre la renta básica universal, explica a Business Insider que es probable que los beneficiarios netos de la RBU sean personas que luchan por salir adelante, por lo que es lógico que gasten la mayor parte del dinero en lo esencial.

Los defensores de esta renta básica universal afirman que impulsa la economía al animar a los desempleados a buscar trabajo porque no pierden sus prestaciones, y mejoran la salud mental y la felicidad de las personas.

Pero "si los perceptores no destinan sus ingresos a cubrir necesidades básicas, a desarrollar capital humano o a ahorrar para el futuro, sino que los malgastan, eso sí sería preocupante", afirma Fabian Wendt, profesor adjunto del departamento de Ciencias Políticas de Virginia Tech.

El panel de control de programas piloto de renta mínima garantizada, un proyecto conjunto del Laboratorio de Renta Básica de Stanford y el Centro de Investigación sobre Renta Garantizada, reúne datos de más de 30 programas piloto en Estados Unidos con cerca de 8.300 participantes.

Muestra que alrededor del 36% de los fondos de la renta básica se gastaron en ventas al por menor y servicios; el 32%, en alimentos y comestibles; el 9%, en transporte; el 9%, en vivienda y servicios públicos; el 6%, en transacciones financieras como ahorro e inversión; el 4%, en viajes, ocio y entretenimiento; el 2%, en atención sanitaria y gastos médicos; el 1,5%, en gastos diversos; y el 0,6%, en gastos de educación.

El desglose puede deberse a que los ensayos sobre la RBU se centran sobre todo en las poblaciones más pobres, que suelen utilizar el dinero para cubrir los gastos básicos y pagar sus facturas, y les queda poco para ahorrar o invertir.

Experimentos similares han arrojado resultados parecidos:

  • Rebecca Hasdell, asesora de investigación del Laboratorio de Renta Básica de Stanford, realizó recientemente una revisión general de 16 estudios y descubrió que los beneficiarios gastaban más en alimentos y activos, como ganado, en los países más pobres. Sin embargo, el aumento de sus compras de herramientas de mejora de la productividad era menor, y el impacto en el ahorro y la inversión era desigual.
  • GiveDirectly, una organización sin ánimo de lucro, está proporcionando una renta básica universal a 20.000 personas en unas 200 aldeas reales de Kenia a lo largo de 12 años. Dos años después, se ha registrado una mejora del ahorro familiar y empresarial, y los beneficiarios ahorran y financian proyectos de mayor envergadura a través de bancos y asociaciones de crédito.
  • UpTogether entregó 5.200 dólares a 1.000 personas y familias de San Antonio (Texas) durante un periodo de unos 25 meses. Los beneficiarios dijeron sentirse más orgullosos de cubrir sus facturas, pagar la comida, la vivienda y el transporte, pagar deudas y ahorrar, y cubrir facturas médicas.
  • Por ejemplo, Monique González dijo que el dinero le ayudó a comprar zapatos, material escolar, regalos de Navidad e inscribir a uno de sus hijos en softball.
  • Otra participante, Stephanie Hendon, pudo salir de un centro de acogida con sus cuatro hijos y alquilar un apartamento de tres dormitorios. También compró un coche nuevo, ropa nueva para sus hijos y consiguió un nuevo trabajo, preparándose para el éxito en el futuro.

Por qué puede no importar el gasto

Según los expertos, la preocupación porque los perceptores de rentas más bajas malgasten el subsidio de desempleo puede ser exagerada.

"Hay pruebas fehacientes de que las personas con rentas bajas no consumen drogas, alcohol o tabaco en mayor proporción que las personas con rentas altas", afirma Widerqist, quien añade que la depresión y otras formas de enfermedad mental son los principales factores de consumo de drogas.

"En la medida en que la RBU saque a la gente de la pobreza, deberíamos esperar que disminuyera el gasto en vicios", afirmó.

"Algunas personas caen en malos hábitos de gasto, pero eso no tiene nada que ver con la procedencia de sus ingresos", afirma Matt Bruenig, fundador de un think tank People's Policy Project. 

"Mucha gente que recibe ingresos de sus nóminas se los gasta en drogas o juego", subraya. "¿Nos dice eso que hay algún problema con nuestro sistema de pagar dinero a la gente por trabajar? Obviamente, sería una tontería".  

Douglas MacKay, profesor asociado de política pública en UNC-Chapel Hill, coincide en que las redes de seguridad social no deberían obligar a los beneficiarios a tomar "buenas decisiones", sino mostrarles respeto, tratándoles como adultos capaces de tomar sus propias decisiones.

"Creo que hay buenas razones para dar dinero en efectivo a la gente, aunque a veces lo gasten de forma que otros consideren 'imprudente'", afirma MacKay. 

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