Luz, gasolina, calefacción, transporte y aceite: 5 gráficos que muestran el descenso de los productos que inflamaban los precios

Vivienda España

Reuters

  • La inflación comenzó prendiéndole fuego al bolsillo de los hogares por la factura de la luz, el gas, la gasolina o el aceite. Ahora, el precio de estos productos da tregua.
  • El problema es que los alimentos han tomado el relevo de las subidas y en octubre se encarecen a la mayor tasa nunca vista.

Todo comenzó con una sorpresa en la factura de la luz. La inflación prendió fuego al bolsillo de los hogares a mediados de 2021 y, desde entonces, han sido varios los productos que han inflamado los precios. Después de la electricidad y el gas vinieron el aceite y la gasolina, que a su vez contagió el precio del transporte. 

Hoy, más de un año después de que la inflación iniciara su ascenso imparable hasta cotas no vistas en los últimos 40 años, parece que los precios empiezan a dar algo de tregua: la inflación siguió subiendo en octubre, pero lo hizo un 7,3%, menos que en septiembre y también menos que en agosto.

Después de 3 meses seguidos con subidas por encima del 10%, la inflación se frenó septiembre. Los precios subieron un 10,8% en julio y un 10,5% en agosto para atenuar el alza al 8,9% en septiembre y al 7,3% de octubre.

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Esto significa que la inflación podría empezar a tocar techo. "Aunque esto todavía supone que los precios van avanzando a un ritmo relativamente elevado, las noticias son muy buenas", apunta Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research. 

La causa detrás de esta desaceleración de los precios, explica Cardoso, "tiene que ver con la caída en el coste de producción de la electricidad y la reducción en el coste del combustible".

Si, a pesar de eso, la cesta de la compra continúa encareciéndose, ahora se debe al precio de los alimentos, que en octubre se disparó un 15,4% y alcanzó máximos históricos. En cambio, los 5 productos que más han disparado precios desde 2021 son los que ahora inician una senda de descenso. 

En Business Insider España analizamos con gráficos cómo ha caído el precio de aquellas partidas que inflamaron la economía:

La factura de la luz y el gas

Todo comenzó con el precio de la luz. En junio de 2021, cuando el Índice de Precios al Consumo (IPC) estaba en el 2,7% y todavía no poblaba los titulares, la factura de la luz alcanzó un máximo histórico.

Entonces, todavía no había guerra en Ucrania. Si el mercado energético estaba al rojo vivo era principalmente por 3 razones: el aumento de la demanda de energía por parte de hogares y empresas tras el fin de las restricciones; la falta de inversión en energías fósiles, que ha desembocado en una menor oferta; y el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 de las empresas.

Desde entonces, la inflación empezó a dispararse, y en septiembre superó el 4% de subida, empujada por la electricidad y el gas, que se encarecieron más de un 40%. Ese mes, el Gobierno decidió cortar por lo sano y aprobó el primer plan de choque para rebajar el precio de la electricidad

El Ejecutivo calculaba que, con las medidas aprobadas, la factura de la luz se reduciría un 30%. La rebaja del IVA de la luz se notó en la factura, pero la escalada de precios continuó. En octubre, la inflación subió un 5,4%, la tasa más alta desde los años 90.

En el caso del gas, aunque los precios han continuado disparados en los mercados energéticos, debido a los cortes de suministro de Rusia, las medidas de control de precios y la menor dependencia de España del gas ruso, que han mantenido más controlado el precio del gas.

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De la electricidad a la gasolina

La cesta de la compra se moderó en abril y mayo, pero los precios volvieron a estallar en junio, y en julio alcanzaron la mayor tasa vista desde 1984, con una fuerte subida del 10,8%. Según datos del Ejecutivo, sin las medidas anunciadas, la inflación habría escalado por encima del 13%.

En julio, de hecho, ya no era la electricidad la que tiraba de precios, sino los combustibles (gasolina y gas, en máximos), y otras partidas contagiadas por meses de alza de costes, como los hoteles o los alimentos.

El elevado coste de los combustibles terminó contagiando al transporte de pasajeros, tensando los precios de los viajes durante los últimos meses. Estas subidas se produjeron en un verano clave para el turismo, cuando el sector regresaba a la normalidad, tras un 2020 marcado por las restricciones de movimientos por la pandemia del COVID-19. 

Igual que ocurrió con la electricidad y el gas, medidas lanzadas por el Gobierno para amortiguar el mordisco de la inflación en el bolsillo de hogares y empresas, como la rebaja a los combustibles o el abono transporte gratuito, han contribuido a mitigar el precio de la gasolina, el diésel y el transporte en los últimos meses.

El aceite y alimentos

Más allá de los componentes relacionados con la energía y combustibles, el aceite fue otro de los productos que dinamitó la cesta de la compra

Antes de que estallara la guerra, Ucrania era el mayor proveedor de aceite girasol para España. Aproximadamente el 63% del aceite de girasol que España compraba a otros países venía de este país, según datos de Cesfac.

La previsión de dificultades en el suministro de aceite disparó los precios, que en abril llegaron al 96,2%, y hasta ahora no han comenzado a moderarse, aunque continúa con una subida de más del 50% en octubre.

El problema es que, ahora, son los alimentos los que se encarecen más que nunca. Su tasa avanzó un punto, hasta el 15,4%, la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994. Destaca, especialmente, el encarecimiento de las legumbres y hortalizas, la carne, y la leche, el queso y los huevos.

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