La paradoja de la inflación en vacaciones: España se encamina hacia un verano histórico en gasto a pesar de las alertas de recesión

Playa El Arenal en Mallorca

Reuters

"Nos dicen, un día sí y otro también, que vamos a entrar en una situación de crisis. Que hay recesión, que la guerra, que después del verano vamos a saber qué pasa... ¡Que se vayan a hacer puñetas! ¡Vamos a disfrutar del verano! Que no nos quiten lo que nos hemos ganado".

Lo dijo el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, la semana pasada, y a juzgar por las previsiones turísticas de este verano, parece que resume bastante bien el sentimiento de muchos ciudadanos.

Cada vez son más las voces que alertan de que Europa está a las puertas de una recesión, golpeada a un lado por la amenaza de un corte de gas ruso y, al otro, por una inflación galopante que desangra desde hace meses el bolsillo de los hogares. 

En España, la cesta de la compra se disparó un 10,2% en junio, la mayor subida de precios experimentada desde mediados de los 80, cuando la crisis del petróleo prendió fuego a la economía.

Todo apunta a un invierno en llamas y, sin embargo... Carpe diem: El gasto de los turistas españoles batirá récords históricos este verano, las reservas de hoteles ya superan los niveles de 2019, los aviones llenan sus naves con tantos viajeros como antes de la pandemia, Renfe bate récords de pasajeros...

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"Este es un verano muy esperado. Hay una sensación muy fuerte de FOMO (Fear of missing out), muchas ganas de vivir, y el sentimiento de que, como viene un otoño complicado, 'disfrutemos mientras podamos", diagnostica Paco Lorente, profesor de ESIC Business School y experto en tendencias de consumo.

Los datos respaldan esta tesis. Según las estimaciones de gasto con tarjetas de crédito de BBVA Research, la demanda nacional está en números récord este verano, y el consumo en partidas clave del sector turístico, como alojamiento, ya han recuperado los niveles prepandemia.

"Hay miedo de que pueden venir cosas que nos dejen en casa o no se pueda disfrutar. La filosofía es: si ahora lo puedo hacer, lo voy a hacer", añade Lorente.

Y todo ello a pesar de que estas vacaciones van a salir especialmente caras. "Los precios están por encima de lo que teníamos hace 3 años", avisa Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

Las empresas del sector, añade Cardoso, "están trasladando todo a los precios". Por un lado, que no quedan plazas disponibles, que no hay coches para alquilar ni entradas para espectáculos. Y, por otro, también trasladan parte del incremento de costes derivado de la inflación.

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¿La gente gasta más cuando menos tiene?

Es contraintuitivo pensar que, ahora que es más difícil llegar a fin de mes, los consumidores estén dispuestos a desembolsar más dinero en sus vacaciones. Pero no es la primera vez que un shock externo lleva a la población a tomar decisiones absurdas.

"Este año la gente está dejando de lado los precios y está gastando. No les importa que les ofrezcan un precio que hace 3 años era mayor", afirma Cardoso.

Hay varias razones que lo explican. La primera es irracional, y tiene que ver con el sentimiento ilustrado por Pepe Álvarez: estamos cansados.

"El consumidor está muy cansado. Llevamos acumulando muchos sucesos desde la pandemia", coincide Lorente. El de 2022 es, además, el primer verano sin restricciones desde 2019, hace ya 3 años.

La segunda razón también está relacionada con la pandemia. Entre confinamiento y restricciones, los hogares no podían gastar dinero como antes, y desde 2020 han ido acumulando una bolsa de ahorro que alcanzó cotas históricas, superando los 80.000 millones de euros, según estimaciones de BBVA Research.

En ese sentido, "muchos hogares están pagando el consumo de verano con los ahorros del confinamiento", añade Cardoso.

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Es cierto que ese ahorro acumulado ha ido reduciéndose como consecuencia de la subida de precios, y que el mordisco de la inflación ya ha llevado a la mayoría a hacer recortes en sus gastos. Según un informe de Kantar, sólo uno de cada 10 hogares en España no ha recortado gastos ante la subida de precios.

Hacer un sudoku en la playa... pero con tus vacaciones

Playa

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En última instancia, se trata de recortar en algunas partidas para poder gastar en otras. Hacer un sudoku, pero para poder irte de vacaciones.

"La gente está dejando de comprar algunos artículos que fueron importantes durante la pandemia y los destina a la compra de servicios. Hace 2 años, todo el mundo renovamos la casa, la televisión, artículos de decoración... Esas compras no se están dando este año y se han redirigido", añade Cardoso.

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El aumento generalizado de precios y un mayor gasto en verano llevará a su vez a otros cambios en el consumo. "El consumidor nota la subida en energía y productos de alimentación, así que quizás veamos un repunte de marcas blancas para controlar el gasto, y optimizar el gasto en energía", coincide Lorente.

Según datos de Kantar, uno de cada 2 consumidores se está decantando por comprar marcas blancas, algo que no ocurría en estos niveles desde 2012-2013, en plena crisis.

Víctimas de la inflación en verano: la hostelería y los 'souvenirs'

Nadie quiere quedarse sin vacaciones en 2022, pero si hay una víctima de la inflación este verano, serán la hostelería y los gastos de última hora.

Franc Carreras, profesor asociado adjunto de marketing digital en Esade, resume el sentimiento: "La gran compra ya está hecha, no lo vamos a cancelar, pero si nos podemos ahorrar una noche, un gasto superfluo, un souvenir... Nos lo ahorraremos".

"Aunque solemos comprar mucho a última hora, esa actitud es más propia de épocas en las que cunde el optimismo. En los últimos meses, en cambio, algunos ya se están dando cuenta de que el panorama se complica, y consumen algo menos de lo que esperábamos", añade Carreras.

Este cambio de comportamiento se observará en que el consumidor optará por salir menos a cenar fuera, o en sacrificar compras superfluas, como un souvenir: "Las compras de último minuto se verán penalizadas".

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El miedo a lo que vendrá después: ¿un otoño en llamas?

Para los economistas, la preocupación ahora está en lo que vendrá después. 

"De cara al último trimestre del año se espera una contracción de la demanda. Todo el mundo está preocupadísimo por la cuesta de septiembre, porque hemos consumido una parte importante de nuestros ingresos disponibles y eso va a provocar que tengamos que apretar más", apunta Carreras.

Cardoso, por su parte, centra el foco en los precios del sector. Ve insostenible que la industria turística mantenga los niveles de precios actuales durante los próximos meses:

"Mi miedo con este ajuste en precio tiene que ver con qué es lo que va a pasar a final de año, cuando te sigan pidiendo en Navidad un precio de hace 3-4 años. A finales de año podríamos tener un ajuste importante del gasto, y puede haber problemas".

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