España no se quedará sin gas, pero lo pagará a precio de oro: por qué nuestro sistema energético está blindado ante un corte de suministro ruso

cocina de gas antigua

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Europa se prepara para lo peor: un invierno gélido en temperaturas, unas economías ardiendo por la inflación y la amenaza de un corte en el suministro de gas ruso.

Que Rusia corte el grifo puede arrastrar a media Europa a un problema de abastecimiento de gas en un momento crítico, en pleno invierno. Pero España no está en las quinielas. 

"Para España no hay ninguna amenaza en ese tema. Tenemos las reservas más altas de Europa y además la mayor capacidad de regasificacion de GNL (gas natural licuado) de Europa. Nosotros no vamos a tener problemas de suministros, sino de precios", resume Enrique Ayala, analista especializado en energía de la Fundación Alternativas.

Eso, sin embargo, no significa que España esté libre de peligro, ni mucho menos. "Si Alemania entrara en recesión por falta de gas, eso nos afectaría a todos, claro", aclara Ayala.

La Comisión Europea ya "está trabajando con el peor escenario posible", en la preparación de un plan de emergencia de cara al invierno, dijo esta semana el Comisario de Presupuesto y Administración, Johannes Hahn.

Ese escenario sería que Rusia cortara el suministro de gas con el Viejo Continente. Actualmente, alrededor del 40% del gas que se consume en Europa viene de Rusia. Pero el Kremlin se está ocupando de obstaculizar dicho suministro, como respuesta contra las sanciones europeas por su invasión de Ucrania.

"Rusia nos está haciendo chantaje, está utilizando el gas como arma", criticó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Esta semana, la gasística estatal rusa, Gazprom, avisó de que no puede garantizar el suministro por circunstancias "extraordinarias" y hace días que interrumpió los flujos de gas en el principal gasoducto del centro de Europa, el Nord Stream 1, que conecta Alemania y Rusia, alegando trabajos de mantenimiento.

Un cierre total prolongado del gas ruso golpearía con fuerza en el continente. Según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), los países más vulnerables de Europa central y oriental podrían enfrentar una escasez total de gas y sufrir pérdidas del Producto Interior Bruto (PIB) de hasta un 6%. En el caso de España, en cambio, el impacto sería menor, del 1%.

Un cierre total del gas ruso dejaría a Europa con graves problemas de suministro de energía: así afectaría a cada país, según el FMI

Plan de emergencia en Europa: recortes en el consumo de gas

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Bruselas ya cuenta con que Putin podría dejar a Europa sin gas este invierno y se ha puesto manos a la obra elaborando un plan de emergencia. 

La Comisión propuso ayer a los Estados miembros que empiecen a racionar el consumo de gas. El Ejecutivo comunitario ha pedido a los países que recorten un 15% su consumo de gas de forma voluntaria de aquí a la primavera de 2023.

Además, ha planteado una nueva regulación por la que podría declarar una alerta de seguridad en caso de escasez o alta demanda, e imponer reducciones obligatorias a los países, previa consulta con los Estados. 

El Fondo Monetario Internacional advirtió en un informe publicado esta semana de que el almacenamiento de gas estuvo en mínimos históricos en Europa durante el invierno de 2022. Sin embargo, "la acumulación de almacenamiento desde abril ha sido rápida", de manera que, a finales de junio, las reservas estaban al 58% de su capacidad.

Sin embargo, avisaba , hay grandes diferencias entre países. Algunos, como Austria, tienen muchas reservas y gran capacidad de almacenamiento, pero otros tienen pocas reservas en relación al consumo anual de gas. Es el caso de España.

"Las reservas de gas como porcentaje del consumo anual son muy bajas en los países que están bien conectados con los mercados internacionales de GNL (es decir, Reino Unido, Bélgica, Portugal y España)", señala el FMI.

¿Significa esto que el suministro de gas peligra en España? No. A pesar de que España tiene menor capacidad de almacenamiento de gas que Alemania o Austria, cuenta con una ventaja competitiva muy relevante.

"Tendremos gas este invierno": por qué España resistirá a un corte de gas ruso

Gaseoducto propiedad de Gazprom en Svobodny (Rusia).
Gaseoducto propiedad de Gazprom en Svobodny (Rusia).

Reuters

"España tendrá gas este invierno. No habrá racionamiento, pero veremos una destrucción de la demanda de energía, porque el precio seguirá aumentando", explica Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano.

El FMI sitúa a España entre los 6 países europeos con menor dependencia de Rusia: "Estos países podrían adaptarse a tal interrupción del suministro", añade.

España casi no depende de los hidrocarburos rusos, apenas un 2% de sus importaciones de petróleo y menos del 6% de las de gas, con datos de Cores de enero de 2022. La mayoría se lo compra a EEUU (37%) y países de África (46%). Aunque, en las últimas semanas, las compras a Rusia han aumentado esa cuota.

Lo que durante años había sido un talón de Aquiles para España, su condición de isla energética, hoy se revela como gran fortaleza. España, además de tener poca capacidad de almacenamiento, cuenta con una red de gas pésimamente conectada con el resto de Europa, y lejos del gasoducto ruso, la principal fuente de alimentación para el resto de países.

España tiene poca capacidad de almacenamiento de gas. En países con grandes cavidades, como Austria, lo que normalmente se ha hecho es fusionar esa capacidad de almacenamiento con tubos, de manera que, en caso de que te corten el gas, vas tirando de reservas. 

El problema es que, por mucho almacenaje que tenga Austria, su elevada dependencia de Rusia hace que, si se produce un corte de suministro, después de un año esas reservas se agoten. "Esta estrategia de almacenar no le va a funcionar a Austria", añade Escribano.

Una isla energética: de 'talón de Aquiles' a gran fortaleza de España

Planta de gas natural licuado.
Planta de gas natural licuado.

Reuters

Durante años, la estrategia energética española se ha centrado en poner remedio a su condición de isla energética. 

"No teníamos gran capacidad de almacenamiento, ni interconexiones gasistas con Francia. Apenas contábamos con el gasoducto con Argelia a través de Marruecos", señala Escribano. Sólo un tubo para recibir el gas, y venía de una región con tensiones geopolíticas. 

Por razones geopolíticas, España no podía permitirse el riesgo de que el suministro de energía dependiera íntegramente del norte de África. Esto llevó al Gobierno a aprobar una ley que prohibía importar de un único suministrador el 50% de nuestro gas. "Fue una buena política. Si el resto de Europa hubiera hecho lo mismo, no estaríamos como ahora", afirma Escribano.

Paralelamente, España compró seguridad. Si no había dónde almacenar, ni tampoco grandes conexiones, tocaba invertir. El Gobierno apostó por la instalación de 7 plantas de gas natural licuado (GNL) y se convirtió en el mayor importador de GNL de la Unión Europea, con la mayor red de regasificadoras. Sólo España tiene un tercio de la capacidad de almacenar GNL de toda la UE.

El GNL es un tipo de gas natural que se ha enfriado para llevarlo a estado líquido. Esto permite que ocupe hasta 600 veces menos y que se transporte más fácilmente. 

¿Qué es el GNL y por qué España puede almacenarlo?

El único problema (y principal razón por la que otros países que no lo necesitaban no han invertido en ello) es su elevado coste. Sólo la construcción de la regasificadora de Musel (que además estuvo paralizada) costó casi 400 millones de euros.

"Ahora se muestra lo acertado de esa decisión. Durante años, hemos tenido plantas funcionando al 25%. Todos decíamos: 'qué caras'. Pero ahora, cuando Alemania está pensando en racionar gas y quemando carbón, e Italia mendigando migajas de gas, nosotros estamos en posición de ventaja", añade Escribano.

España no tiene grandes reservas de gas, pero tiene la flexibilidad que brinda el GNL: "Para qué vas a querer tener gas bajo tierra comprimido cuando lo puedes traer en semanas de muchos mercados".

Además, la falta de integración energética (de la que Francia se ha cuidado de obstaculizar durante años), hoy se vuelve un bumerán para otros países, y como otra ventaja más para España: "Como no tenemos capacidad de exportar gas a otros países, porque los tubos que conectan con Francia son muy pequeños, será difícil que tengamos problemas de desabastecimiento o racionamiento".

La propia Comisión Europea, de hecho, ha aclarado que aquellos países con dificultades para exportar gas a regiones con problemas de suministro no tendrán por qué ceñirse a la reducción del 15% en el consumo de gas, sino a una menor.

España tendrá gas, pero lo pagará a precio de oro

Pero que no vaya a haber un problema de suministro no significa que el invierno sea un caminito de rosas para España. España tendrá gas, pero lo pagará a precio de oro.

"El problema del GNL es que, al ser tan escaso, veremos una subida de precios. España tendrá gas, no habrá racionamiento, pero tendremos una destrucción de la demanda, porque seguirá aumentando el precio", avisa Escribano.

Hasta ahora, el precio del gas está limitado. El Gobierno aprobó un control de precios con la llamada excepción ibérica, que pone tope al precio del gas en el mercado mayorista eléctrico. Esto se traduce en una rebaja en la factura de la luz que después pagan los consumidores. 

Sin embargo, esta excepción no durará siempre, y menos cuando el precio del gas se dispare como consecuencia de la escasez de GNL, la alta demanda en pleno invierno y las dificultades para acceder a flujos de gas de otros países. "Hasta ahora el precio lo tenemos limitado pero, ¿hasta qué cantidad aguantará?", se pregunta Escribano.

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