Estas son las recetas de los países europeos para apagar el fuego de la inflación: de rebajas a la gasolina a cheques para rentas bajas, abono transporte o topes en la factura eléctrica

Cesta de la compra supermercados

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Frenar a toda costa una inflación galopante o, por lo menos, aliviar el agujero que ésta ha abierto en la economía de hogares y empresas. Este se ha convertido en el quebradero de cabeza que ocupa desde hace meses a gobiernos de todo el mundo.

La semana pasada, durante el debate del estado de la nación, el presidente Pedro Sánchez anunció un nuevo paquete de medidas para contrarrestar los efectos de la subida de precios, y lo cierto es que muchas de estas iniciativas ya han sido anunciadas por países vecinos. 

"La mayor parte de los países está aplicando medidas parecidas, que afectan de forma muy directa sobre la inflación", resume José García Montalvo, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Pompeu Fabra.

Los planes de choque se suceden de forma escalonada a lo largo y ancho del Viejo Continente, la región más golpeada por la guerra en Ucrania y sus implicaciones sobre el precio de la energía. Pero observando las medidas aprobadas, la sensación es que se trata de versiones más o menos extendidas y mejoradas de un mismo plan.

Basta con recordar cómo, en enero de 2021, el precio de la luz se disparó al doble en cuestión de una semana, cuando la inflación apenas estaba en el 0,5%. 

España fue uno de los primeros países en los que la inflación prendió fuego a la economía, por su mayor dependencia energética, pero poco a poco la escalada ha ido contagiando al resto, hasta tocar máximos históricos en los países del euro. 

En Business Insider España analizamos las recetas para apagar el incendio anunciadas por las principales economías. 

En lo que también coinciden es en el enorme desembolso que va a suponer para unas arcas públicas ya de por sí diezmadas por el esfuerzo elefantiásico de gasto público tras la pandemia. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presume de que España es el país que más fondos está destinando a amortiguar el impacto de la inflación: 30.000 millones de euros desde septiembre. Alemania, por su parte, ha gastado más de 20.000 millones, con la diferencia de que parte de una posición de deuda mucho más saneada que España. 

Ahora que el Banco Central Europeo (BCE) va a subir los tipos de interés, endeudarse saldrá más caro, y las primas de riesgo ya han empezado a subir para economías que, como España, son percibidas por el mercado como menos solventes. "La Unión Europea ya ha avisado a los países que lleven cuidado con la expansión de su política fiscal", recuerda Montalvo.

La mayoría se decanta por 4 grupos de medidas, según el análisis de Funcas: las fiscales que rebajan el precio de los combustibles, reformas que alteran el mercado (de la electricidad, por ejemplo), ayudas a colectivos vulnerables o sectores afectados y acciones destinadas a ahorrar energía.

Descuento en combustibles: un bálsamo para el malestar

Varios coches en una gasolinera.

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La medida estrella de la mayoría de gobiernos ha sido la famosa rebaja en el precio de los carburantes

"Consiste en aplicar un descuento en el momento de repostar en la gasolinera, que va de 20 céntimos por litro de combustible en España a 30 en Alemania e Italia, o incluso 35 céntimos para el gasóleo en Francia", apuntan desde Funcas. Portugal también aprobó una rebaja similar, de 40 céntimos.

"Lo que más enerva a la gente son los cambios en el precio de productos energéticos y del transporte", apunta Montalvo. El temor a una ola de malestar social similar a la Primavera de Chile, en 2019, o a los chalecos amarillos, en Francia, movilizó rápidamente a los gobiernos para tomar esta medida, a pesar de que no es redistributiva, ni progresiva, y que incluso premia a quien más contamina.

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Otras ayudas al transporte: subvenciones y abonos de tren

Pero el descuento de las gasolineras está pasando factura pronto. El elevado coste que tiene para la tesorería pública (a Francia, por ejemplo, le cuesta unos 800 millones de euros al mes), sumado a las numerosas externalidades ya comentadas, está llevando a algunos gobiernos a replantear la medida. 

El presidente Emmanuel Macron por ejemplo, ya ha anunciado que la subvención irá disminuyendo, desde los 18 céntimos actuales, hasta 6 céntimos en noviembre, y terminará siendo sustituida por una ayuda selectiva para empleados que necesitan hacer uso de su vehículo para trabajar y que formen parte del 50% de la población con menores ingresos.

Alemania va en la misma línea: ha anunciado un aumento de los gastos que los trabajadores pueden deducirse. Por ejemplo, el coste del combustible que afrontan aquellos trabajadores que recorran más de 21 kilómetros en coche en desplazamientos de casa al trabajo. 

El país germano también aprobó un abono de transporte público (metro, tranvía y tren), que tendrá un coste de 9 euros al mes entre junio y agosto. Una medida que, sin duda, ha inspirado a España: Sánchez anunció que desde septiembre el abono de cercanías y media distancia será completamente gratuito.

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Suspensión de impuestos energéticos

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"La mayoría de medidas atacan a lo que ha sido el germen de la inflación, que no es sino un shock de oferta energético. La escalada inflacionaria surgió por la presión de los precios de la energía, aunque luego se ha ido extendiendo a otros productos", diagnostica María Romero, responsable de Economía de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

"Otra medida que se ha generalizado es la reducción del IVA sobre los productos energéticos y de otros impuestos indirectos y recargos sobre el suministro de electricidad", añaden desde Funcas.

Alemania, por ejemplo, ha eliminado su gravamen especial a los precios de la energía. En el caso de España, el Gobierno ya anunció en 2021 la reducción del IVA de la luz, que pasó de un 21% al reducido del 10%, y en 2022 todavía lo ha rebajado más: al tipo súper reducido del 5%. 

España también aprobó la suspensión del Impuesto sobre la producción eléctrica y la rebaja al 0,5% del gravamen especial a la electricidad. Por su parte, Portugal introdujo la suspensión del aumento del Impuesto al Carbono.

Tope a la factura de la luz

En Francia, por ejemplo, no se optó por rebajas fiscales en energía. En su lugar, el Gobierno de Emmanuel Macron obligó a su gigante eléctrico EDF a limitar los aumentos de las facturas al 4% este año. Eso significa que, cuando el coste de producción aumenta por encima de ese umbral, es el operador público el que lo soporta.

El ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire, atribuye a este "escudo de tarifas" el hecho de que Francia haya conseguido ser el país con la tasa de inflación más baja de la zona euro (5,8 % en junio).

Reino Unido es otro ejemplo que sí ha regulado cuánto se puede cobrar a los consumidores por la energía.

España y Portugal, por su parte, han optado por la denominada excepción ibérica. La Comisión Europea ha dado permiso a estos dos países para que limiten el precio del gas en el mercado mayorista de la electricidad. Esto permitirá abaratar la factura de la luz de hogares y empresas.

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Rebajas fiscales generalizadas

Otros países, como Polonia, Italia o Irlanda, han optado por rebajas fiscales generalizadas más allá del sector energético. Polonia, por ejemplo, uno de los países más golpeados de cerca por el conflicto en Ucrania, anunció a principios de febrero una bajada histórica de impuestos.

Alemania, por su parte, ha aumentado en 363 euros el umbral de renta libre de impuestos. Eso significa que los ciudadanos que ganen menos de 10.347 euros al año no tendrán que pagar impuestos sobre la renta.

En Francia, el gobierno galo ha puesto el foco en el canon audiovisual de casi 140 euros que pagan 23 millones de hogares, y que sirve para costear la radio y televisión públicas. 

Control de alquileres: límite a la actualización de rentas

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Más allá de la energía y el transporte, hay otras medidas para inyectar algo de oxígeno en las economías de los hogares con mayores dificultades.

Tanto España como Francia han aprobado limitaciones a la actualización anual de los contratos de alquiler. En el caso de Francia, la subida anual de los alquileres queda limitada al 3,5%. En España, el límite está en un 2%.

En España, la ley permite a los propietarios que puedan subir el precio de la vivienda que tengan alquilada conforme a la subida de la inflación. Sin embargo, desde el pasado mes de abril, los propietarios de pisos alquilados no pueden subir el precio del alquiler de contratos de arrendamiento vigentes más de un 2%.

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Ayudas directas a colectivos vulnerables y sectores golpeados

Las medidas también pretenden limitar los efectos de la inflación en los grupos vulnerables. "Los hogares con bajos ingresos y escaso colchón de ahorro se enfrentan a grandes dificultades para llegar a fin de mes, alimentando el malestar social", apuntan desde Funcas.

En Alemania, desde julio aquellos hogares de menor renta con menores a cargo recibirán una ayuda de 20 euros al mes. En el caso de los desempleados también hay una ayuda de hasta 200 euros, en el caso de parados de larga duración. Además, los hogares desfavorecidos están exentos de pagar la factura de la luz.

Francia, por su parte, ha anunciado a partir de septiembre una ayuda de 100 euros para familias con bajos ingresos, a la que se suman 50 euros más por hijo a cargo. También ha anunciado un aumento del 4% en la cuantía de las becas para estudiantes y rebajas en el comedor. 

Italia cuenta con otro bono energético de 200 euros para hogares con rentas inferiores a los 35.000 euros anuales, y España ha anunciado la renovación automática del bono social eléctrico, una extensión de los beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital, un cheque de 200 euros para hogares vulnerables y una ayuda complementaria de 100 euros para estudiantes becados.

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También hay ayudas a empresas, ya sea en el sector del transporte, pesca, sectores electrointensivos o pequeñas empresas en general. La única excepción es Alemania, que no concede ayudas específicas a las empresas.

Entre las principales iniciativas, destaca la reducción del 20% de la factura energética para las industrias electrointensivas italianas que registren un incremento del precio superior al 30%. Se trata de un mecanismo de compensación similar al que se aplicó en su momento durante la pandemia para los sectores afectados por las restricciones de actividad.

Subidas de impuestos

Pero no sólo hay rebajas fiscales. Varios gobiernos han anunciado también subidas de impuestos que servirán, precisamente, para sufragar el coste del plan de choque.

En el caso de España, por ejemplo, la semana pasada Sánchez anunció 2 grandes impuestos extraordinarios: a las empresas energéticas y a las financieras.

El primero, se trata de una nueva tasa con la que el Gobierno espera recaudar 2.000 millones de euros cada año, y que gravará "los beneficios obtenidos en 2022 por grupos dominantes del sector gasista, eléctrico y petrolífero". Este impuesto extraordinario entrará en vigor en 2023 y 2024.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, precisó que este impuesto irá dirigido a empresas energéticas que facturen más de 1.000 millones de euros al año. Es decir: Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol y Cepsa.

Tanto Reino Unido como Italia, Grecia y Bélgica han anunciado en los últimos meses figuras similares para gravar los denominados beneficios caídos del cielo, las ganancias extra que obtienen las energéticas como consecuencia de la subida de los precios de la electricidad y el gas. 

En segundo lugar, Sánchez anunció un gravamen temporal para grandes entidades financieras, "que se están empezando a beneficiar de las subidas de tipos de interés". Se trata de una tasa temporal que estará en vigor 2 años, durante los cuales el Gobierno espera ingresar 1.500 millones de euros al año.

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En Italia, por ejemplo, el Gobierno de Mario Draghi aprobó un gravamen especial para los beneficios extraordinarios de las compañías de energía con un tipo impositivo del 25%, y ahora baraja extenderlo también a los beneficios de bancos ligados al sector energético. 

En Reino Unido, el gravamen especial para las empresas energéticas también se encuentra en el 25%, pero sólo se aplica a petroleras y gasísticas, no eléctricas.

En cuanto a impuestos a la banca, sólo Hungría ha puesto en marcha una fiscalidad especial para este sector, por los beneficios caídos del cielo.

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