Cuando las barbas de la Fed veas cortar, pon las tuyas a remojar… pero, ¿y si es demasiado tarde para el BCE?

La presidenta del BCE, Christine Lagarde.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde.

REUTERS/Kai Pfaffenbach

  • El BCE ha decidido esperar a junio antes de bajar tipos. Pero los analistas avisan de que Europa debería tener más prisa que EEUU a la hora de mover ficha.
  • No es la primera vez que el BCE espera a que la Fed mueva ficha. Pero, ¿y si esta vez Europa tuviera más prisa? ¿Y si, para cuando EEUU los baje, es demasiado tarde? 

Cuando las barbas de tu vecino veas cortar... pon las tuyas a remojar. Pero, ¿quién dijo que hubiera que esperar a que el vecino se corte la barba?

El Banco Central Europeo (BCE) no bajó ayer los tipos de interés (sorpresa para nadie). Los analistas lo daban por descontado. En parte porque la última reunión del Consejo de Gobierno fue hace nada y la propia presidenta, Christine Lagarde, ya insinuó entonces que la bajada tendría lugar en junio; en parte porque hay que esperar a la actualización de previsiones económicas, inflación y salarios. 

Pero hay quien dice que, mientras Lagarde mira con un ojo los datos de inflación y salarios en Europa, con el otro ojo mira al otro lado del charco: a ver qué hace Estados Unidos.

"La cuestión de si el BCE empezará a recortar los tipos de interés suele estar condicionada por las medidas que pueda tomar la Reserva Federal estadounidense (Fed)", explica Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM (Natixis IM).

No es la primera ver que el organismo ha esperado que EEUU moviera ficha para, después, hacer lo mismo. Ya en 2007 y 2008 el BCE copió la senda marcada por la Fed. Pero, ¿y si esta vez Europa tuviera más prisa? ¿Y si, para cuando EEUU los baje, es demasiado tarde? 

"Con la debilidad de la economía europea y la caída de la inflación, los recortes de los tipos de interés están justificados y son necesarios en Europa. No ocurre lo mismo en EE UU, donde el excepcionalismo del crecimiento económico mantiene la inflación incómodamente alta, lo que pone en duda que la Reserva Federal pueda recortar los tipos este año", resume Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro.

Europa se ha convertido en uno de los territorios que más está sufriendo el impacto de las subidas de tipos, tal y como advirtió recientemente la OCDE. Desde 2022, el BCE ha pisado el acelerador de los tipos 10 veces, dejando el precio del dinero en su nivel más alto en más de dos décadas. 

¿El resultado? Europa está al borde de la recesión. En el último trimestre de 2023, el PIB de la zona euro cayó un 0,1%. En EEUU, en cambio, la economía creció un 0,4%, que no es una locura, pero sí desafía las expectativas del mercado, que pronosticaba una desaceleración que no termina de llegar. 

Desde el final de la pandemia, hay una diferencia de 2 puntos en el PIB de una y otra región. Desde el verano de 2022, el PIB de la zona euro está estancado, mientras que en Estados Unidos registra un fuerte aumento. ¿Tenemos la impresión de que la zona euro y Estados Unidos siguen el mismo ciclo económico, con la misma dinámica y las mismas limitaciones? "Desde luego que no", contesta Waechter, y avisa:

"El crecimiento ha sido demasiado débil durante demasiado tiempo en la zona euro como para aplazar un nuevo estímulo de la actividad. El BCE tiene esta capacidad. Debe hacerlo para garantizar que el mercado laboral siga siendo boyante y no se vea penalizado por un ritmo de actividad demasiado débil a largo plazo".

En la reunión de ayer, sin embargo, aunque había voces que se inclinaban por esa pronta bajada, los halcones terminaron haciéndose oír por encima de las palomas: "aunque algunos miembros del Consejo de Gobierno ya querían recortar, la mayoría prefirió esperar", recuerda Martin Wolburg, economista senior en Genrali AM, parte del ecosistema de Generali Investments. 

Pero, ¿esperar a qué precio? Para Waechter, "la zona euro necesita reforzar su autonomía en una economía mundial cada vez más polarizada; y debe hacerlo antes que la Fed, porque allí el crecimiento es robusto y la relajación de las restricciones para favorecer la expansión no es una fuente de incentivos para una política monetaria acomodaticia".

La presidenta del BCE, Christine Lagarde

Hay una frase mítica que dice que si algo funciona, no lo cambies. Pero, a veces, algo que ha funcionado en el pasado no tiene por qué salir bien si cambian las condiciones.

Durante la crisis financiera global de 2008, tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco Central Europeo tomaron una serie de medidas para hacer frente a la recesión y estabilizar los mercados financieros. Entre esas medidas, bajaron los tipos de interés.

La Fed anunció su primer bajón en septiembre de 2007, y después varias veces en 2008. El BCE copió la estrategia, pero tardó en reaccionar: en lugar de bajar, primero subió los tipos en verano de 2008, y no empezó a recoger cable hasta unos meses más tarde, después de la quiebra de Lehman Brothers.

Ahora, la situación económica en EEUU y en Europa es diferente. "El crecimiento es mucho menor en Europa que en EEUU, el riesgo inflacionario es inferior, y de hecho, la inflación actual ya es menor en Europa", confirma Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano. 

Mientras que la eurozona cerró con una inflación en el 2,4% en marzo, en EEUU no termina de despegarse del 3%. Las presiones siguen siendo fuertes en el lado estadounidense, mientras que son menos marcadas en la zona euro debido al estancamiento de la actividad observado en los últimos 18 meses.

"A la vista de este indicador, la Fed no tiene motivos para precipitarse, mientras que el BCE tiene más prisa. La necesidad de estímulo en la zona euro es aún mayor en la medida en que la política fiscal no es procíclica", observa Waechter.

Alguien podría decir que, en realidad, las tasas de inflación de uno y otro mercado son comparables. Pero lo que desde luego no es el escenario macroeconómico, apunta Waechter: "El débil crecimiento de 2023 y el ligero repunte previsto para 2024 no permitirán a la zona euro mantener un mercado laboral dinámico. Por ello, el BCE debe actuar con rapidez. Y debe hacerlo antes que la Fed".

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