El mayor error en la historia del BCE 2.0: ¿Hay riesgo de que Lagarde se marque un 'Trichet'?

La presidenta del BCE, Christine Lagarde.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde.

REUTERS/Kai Pfaffenbach

  • Con la quiebra de 3 bancos en EEUU en menos de una semana, y uno europeo, Credit Suisse, en la cuerda floja, el fantasma de la gran recesión vuelve a recorrer Europa, acompañado de la pregunta: ¿Hay riesgo de repetir errores cometidos en el pasado?
  • Como Trichet en 2008, el BCE se ha puesto la inflación entre ceja y ceja. El problema es hasta qué punto por cumplir su papel como valedor de la estabilidad monetaria podría desatender su rol como garante de la estabilidad bancaria.

El jueves pasado, mientras el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se reunía para tomar una difícil decisión en medio del caos bancario, Pablo R. Suanzes comentaba en El Mundo que a la presidenta del organismo, Christine Lagarde, se le estaba poniendo cara de Jean-Claude Trichet.  

Lo que horas antes era un apunte lúcido, se convirtió en un temor latente una vez el organismo anunció que seguía adelante con su plan para doblegar a la inflación, cueste lo que cueste. El BCE subiría tipos otro 0,5%, tal y como prometió en febrero, aunque ello implicara tensar la soga de la economía y alarmar (todavía más) a los mercados.

Entre otras cosas, porque eso fue precisamente lo que hizo el expresidente del BCE, Jean-Claude Trichet, en lo que se ha calificado como el mayor error en la historia del BCE. En julio de 2008, Trichet subió tipos de interés del 4% al 4,25%.

La decisión de Trichet vino motivada por una inflación que ha alcanzado cotas históricas en el Viejo Continente. Contenerla, además de ser el gran objetivo de la entidad, se había convertido en un reto. Tres meses después, quebró Lehman Brothers; pistoletazo de salida para la gran crisis financiera y de la deuda que arrasó con las economías europeas durante un lustro. 

Ahora, con la quiebra de 3 bancos en EEUU en menos de una semana, y uno europeo, Credit Suisse, en la cuerda floja, el fantasma de la gran recesión vuelve a recorrer Europa, acompañado de la pregunta: ¿Hay riesgo de repetir errores cometidos en el pasado? O, en otras palabras, ¿Puede Lagarde marcarse un Trichet?

"Creo que sí que existe ese riesgo. Para mí la han fastidiado y tendremos que tener suerte", apunta Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía en la Universidad de Barcelona. 

Estabilidad de precios vs. estabilidad bancaria

Como Trichet en 2008, el BCE se ha puesto la inflación entre ceja y ceja. El problema es hasta qué punto por cumplir su papel como valedor de la estabilidad monetaria podría desatender su rol como garante de la estabilidad bancaria. 

"Parece que, aunque la estabilidad bancaria también entra dentro de sus competencias, le está dando menos importancia en favor de la inflación, a pesar de que claramente está a la baja por el abaratamiento de la energía", señala Bernardos.

En julio de 2008, ya había crisis bancaria. Un año antes, varias entidades habían quebrado en cuestión de días en EEUU, pero Trichet subió los tipos para frenar una inflación generada por la crisis del petróleo. Escogió inflación, y el resultado fue crisis:

Subir tipos encareció el dinero, y fue como echar un jarro de agua fría sobre una economía aparentemente caliente, pero cuyo motor (la demanda) ya estaba bajo cero.

Ilustración de inflación o de escalada de precios

"Ahora es un poco diferente, porque el tipo de error puede ser en 2 sentidos: pueden equivocarse con la inflación, pero también evaluando el riesgo bancario", apunta Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis.

Como en 2008, la crisis actual de precios viene motivada por una escalada de costes, y no por una fuerte demanda, pero Lagarde escuda su jarro de agua fría en una inflación subyacente que bate récord sobre récord en la zona euro y en su objetivo de estabilizar los precios en el 2% (casi un tercio por debajo de los niveles actuales); y no opina que el sector bancario sea un problema ahora mismo.

El Consejo de Supervisión del organismo se reunió el viernes de urgencia para evaluar el panorama del sector bancario europeo y concluyó que la banca europea es "sólida" y no hay ningún riesgo de contagio de las crisis de EEUU o de Credit Suisse.

Para Bernardos, sin embargo, no está tan claro que no haya riesgos: "Ellos confían mucho en la supervisión, pero yo aquí veo a 3 bancos con problemas: Société Générale, con un perfil de negocio muy parecido al de Credit Suisse; Monte dei Paschi, que ya lo rescataron cuando quebró Popular; y Commerzbank. Y esos problemas van a aumentar cuanto mayor sea el tipo de interés".

En el caso de Credit Suisse, el terremoto se ha calmado porque el Banco Nacional Suizo dijo que inyectará liquidez si hace falta, no porque se haya solucionado un problema de raíz. "Había un monstruo en Credit Suisse. Un problema enquistado que no acababa de solucionarse, que era que no tenía capital, y todo el mundo lo sabía", señala García-Herrero.

El colapso de los fondos Archegos y Greensill, dos grandes clientes que le generaban cientos de millones de euros en comisiones, dejó tiritando a Credit Suisse en 2021. Desde el año pasado, la entidad suiza arrastra 123.200 millones de francos suizos (126.000 millones de euros) en retiradas de fondos, que le llevaron a registrar pérdidas por 7.400 millones de euros en 2022.

Ese problema, coincide Bernardos, "no ha acabado. Entre otras cosas, porque dando liquidez no aumentas la solvencia".

Un mensaje demasiado ambiguo

Al no apreciar riesgos, el BCE no ha creído necesario lanzar ningún mecanismo concreto de liquidez para bancos, más allá de enviar un mensaje impreciso de que estará preparado para reaccionar. Junto a la subida de tipos del jueves, anunció que "está preparado para responder como resulte necesario a fin de mantener la estabilidad de precios y la estabilidad financiera en la zona del euro".

Para García-Herrero, el error está ahí. "Yo no creo que hayan hecho mal en subir los tipos en 50 puntos básicos, pero deberían haber anunciado medidas de liquidez más concretas a la vez. Da la impresión de que les ha pillado el toro y no han tenido tiempo de reaccionar", señala.

"Si las entidades europeas tienen problemas de liquidez porque tienen posiciones muy grandes, porque la mitad de sus balances están fuera, o porque las entidades de otras regiones no les quieren prestar por miedo, podemos tener un auténtico problema. El BCE puede decir misa con las subidas. Ahora lo que está en riesgo es el sector bancario europeo", añade García-Herrero.

Tanto Bernardos como García-Herrero coinciden en la diferencia respecto a la respuesta de la Reserva Federal (Fed), en Estados Unidos (aunque allí ya van 3 quiebras, todo sea dicho). Tras la crisis bancaria de los últimos días, la Fed anunció que protegerá el 100% de los depósitos afectados y una línea de liquidez para bancos con dificultades de financiación.

"La Fed ha estado fantástica en el rescate. El movimiento va a asegurar a la mayoría de los bancos que tengan problemas", diagnostica Bernardos. 

Foto de Credit Suisse

 No tropezar en la misma piedra


Para García-Herrero, lo que ahora los reguladores deberían hacer es recalibrar las reglas del sistema, por ejemplo, prohibiendo el short selling, y habilitando líneas de liquidez. Pero, sea cual sea la respuesta, insiste, hace falta que sea una solución coordinada y rápida.  

"Estamos ante una crisis transfronteriza. El problema es que unos hagan una cosa y, otros, otra. Si esto sigue así, habrá una reunión de emergencia entre los reguladores de EEUU, Europa y Asia, y las consecuencias serán menores si los reguladores hacen algún tipo de anuncio", añade. 

Es lo que se ha hecho en episodios anteriores de la historia, y no hace falta irse muy lejos: "llevamos ya tantas crisis... En marzo de 2020 el anuncio de las líneas de financiación calmó rápidamente al mercado. Todo eso que hicieron, lo pueden volver a hacer, pero lo tenemos que escuchar rapidito". 

La buena noticia en esta ocasión es la que dan precisamente los errores pasados. "La ventaja que tenemos respecto a 2008 es que estamos acostumbrados a un rescate y conocemos los errores. Ahora es más difícil fallar".

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Próximos pasos del BCE

Que el BCE termine tropezando o no en la misma piedra dependerá de los próximos pasos que dé. 

"Los altos niveles de inflación subyacente y las crecientes demandas salariales respaldan la actual postura del BCE. Que se repitan los pasos del pasado depende de cómo actúe el BCE en el futuro. Actualmente esperamos una ralentización significativa de las subidas de tipos por parte del BCE en 2023", explica Eiko Sievert, director de calificaciones soberanas de Scope Ratings.

Para Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, la situación actual está lejos de parecerse a la de 2008: 

"Hoy en día, la inflación de la UE es el doble de la que Trichet tenía que afrontar en 2008, y los tipos de interés actuales siguen siendo más bajos. Estos factores dieron margen al BCE para una última gran subida, y la inestabilidad del sector financiero esta semana ayudará al BCE, ya que la economía y la inflación se enfriarán. Esto también ha creado más margen para recortar los tipos de interés en el futuro si fuera necesario".

La gran pregunta, ahora, es ¿hasta qué punto lo sucedido en los últimos días puede alterar la hoja de ruta de la política monetaria? Embridar la inflación continúa siendo el principal objetivo del BCE, pero hacerlo a costa de poner en riesgo la estabilidad bancaria europea sería un roto para un descosido.

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