Los 'zeta' creen que se relacionan mejor con el dinero que sus padres: "No tenían a nadie con educación financiera que se lo transmitiera"

Una mujer joven preocupada hablando por teléfono.

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  • Los jóvenes que cobran menos del salario mínimo y sufren la mayor tasa de paro juvenil de Europa reivindican sus conocimientos financieros.
  • "Mis padres no tenían la necesidad, ni a nadie con cultura financiera o educación financiera que se lo transmitiera", defiende un joven de la generación Z.

La generación Z cree que se relaciona mejor que sus padres con el dinero por necesidad

La familia no les han enseñado a cómo gestionar su dinero, pero los zeta han aprendido algo de su valor a golpe de "ya no hay tantos juguetes como antes" cuando la crisis del 2008, o al ver que los ahorros o el sueldo de sus padres (si llega) se va a pagar sus estudios y su "independencia". 

"Mis padres me pasan una cantidad de dinero al mes y yo me lo voy administrando cada semana. Cuando llegué a Madrid no tenía ni idea. Al principio me lo gastaba todo y no sabía cómo llegar a fin de mes. Ahora, si no me llega, trabajo como azafata y ese dinero lo ahorro y, luego, lo gasto en lo que me apetece hacer", cuenta Sofía Barbeito (2002). 

"Ellos cuando estaban en la carrera no se habrían puesto a trabajar. Ni siquiera salieron fuera a estudiar. Así no tenían la misma mentalidad que tengo yo ahora", añade.

"En mi casa siempre han intentado hacer que sea consciente del valor del dinero. Pero, claro, trabajando aprendes mucho más viendo cuánto cuesta una hora de tu trabajo", explica Llara Almajano (1999), una joven de la generación Z que realiza ahora sus primeras prácticas.

Javier Brenes (1999) recuerda que los padres de su generación en sus 20 años ya se planteaban formar una familia o comprarse una casa. 

"Nuestros padres se iban de casa súper jóvenes. Si eso ahora no ocurre no es porque la gente no quiera, sino porque estamos en una situación donde hay muchísimo paro, el coste de la vida sube y no los salarios. No se pueden tener hijos aunque quieras, no te puedes ir de casa aunque quieras... Estamos muchos más restringidos a un determinado nivel económico", señala Brenes.

El número de jóvenes en paro menores de 25 años subió en 11.600 personas en 2022, lo que supone un 2,5% más que en 2021. La tasa de paro juvenil se situó en el 29,26%, que si bien es un 1,4 menos que en 2021 y la más baja desde 2008, fue 1,7 puntos más que en el tercer trimestre de 2022.

El 86% de este grupo cobra por debajo del salario mínimo, con lo que su riqueza es inferior a la de hace 20 años, tal y como había informado Inma Benedito en Business Insider España.

Con estas cifras, el alquiler máximo que podría pagar un joven de entre 16 y 34 años son 321 euros al mes. Pero, ¿dónde encuentran alquileres a ese precio en ciudades donde hay oportunidades de empleo (un requisito imprescindible para emanciparse)?

El coste medio real de una vivienda en alquiler ronda los 850 euros. Es decir, más del 80% de los jóvenes menores de 29 años no podía emanciparse en 2021 si no fuese con ayuda de sus tutores.

"Me fui diferenciando de mis padres con el dinero, porque ellos no tenían esa necesidad"

Brenes no se crió en una familia pobre, pero sí humilde. Y recuerda que cuando se dio cuenta de que algo no estaba yendo bien fue cuando "los juguetes que pedía ya no se podían comprar".

"Me di cuenta de que ya no vivíamos como antes. Juguetes que antes pedía y tenía, ya no podían comprarse. En mi adolescencia lo tenía claro y ya me decía: 'yo quiero tener una vida lo más cómoda que pueda dentro de lo posible'", recuerda.  

Los expertos creen que no hay un gran cambio generacional, pero reconocen que la educación financiera que se tiene en España ahora mismo ha evolucionado mucho desde los niveles de 2008.

"La crisis probablemente ha marcado un antes y un después en la educación financiera de este país", contextualizaba Alberte Santos, CEO de Evercom, en el evento sobre invertir en tiempos de inflación Money Insider. "Y hay una nueva generación que no tiene tampoco los mismos puntos de encuentro con al información que teníamos las generaciones que les antecedemos", añade. 

"A día de hoy, toda la información que tenemos a nuestro alcance, en los medios y en Internet, las posibilidades que nos dan nuestros intermediarios financieros, nuestros bancos a la hora de poder invertir, las herramientas que tienen, es algo que antes no teníamos", coincide Enrique Castellanos, director del Instituto de Bolsas y Mercados Españoles (BME). 

Lo que faltaba era la consciencia de la necesidad de ahorro, que es cuando realmente "te pones manos a la obra y buscas qué puedes hacer con tus ahorros", defiende Castellanos. Y fue precisamente lo que le pasó a Brenes. 

"Me he ido diferenciando de mis padres (en la gestión del dinero) porque ellos no sintieron esa necesidad, ni tenían a nadie con cultura financiera o educación financiera que se lo transmitiera. Ellos sí que saben que no tienen que gastar más de lo que ingresan, pero poco más. Y eso, que es lo básico, mucha gente no lo cumple", continúa Brenes.

 

Las facilidades para acceder al crédito (que se han endurecido con la subida de tipos de interés) y para financiar cualquier compra, no le dice a nadie que tiene que esforzarse por ahorrar.

"El ahorro es la falta de apreciación. Porque mi abuela, que era una persona con una formación muy básica, ahorraba mucho y no se compraba algo si no tenía el dinero. Eso es lo que le falta a la gente ahora. ¿Cuántos coches de 50.000 euros vemos en Madrid? ¿Y cuántos sueldos que lo puedan mantener?", señala el director del Instituto BME. 

Ahora bien, los expertos conservan la esperanza y defienden que, dentro de lo que cabe, estamos yendo por buen camino para tener una mejor educación financiera. Ya hay jóvenes esperando ese primer sueldo para gestionar su propio dinero —y con algunas nociones de qué tienen que hacer—. 

Elena Vaquero (2002), que está realizando sus prácticas mientras termina sus estudios, no ve el momento en el que llegue esa paga —incluso siendo consciente de que no cobrará mucho más que el salario mínimo— para ahorrar el 10% que sus progenitores le han recomendado, y hacerse "un plan básico con lo que va a tener que cubrir". 

"A partir de ahí, lo que me sobre, me lo puedo gastar en lo que más me apetezca. Es importante dejar una parte del sueldo en ocio, porque sin eso puedes desarrollar otro tipo de problemas, como el estrés", señala. 

Este es otro de los puntos en los que la generación Z más difiere de sus padres: la salud mental. Estos jóvenes son más conscientes de que sin un manejo de sus emociones, su situación laboral y financiera puede empeorar significativamente. 

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