El lácteo aliado de tus huesos que te ayuda con el peso: contiene 4 veces más proteínas que la leche y menos grasas que la mayoría de los quesos

Para cuidar de tus huesos es posible que recurras a los lácteos. Su fama como fuente de calcio les precede, aunque están lejos de ser los únicos alimentos que aportan este imprescindible mineral. Aquí se engloban leche, quesos y yogures. Todos ellos recomendables si se toman con moderación y se sabe escoger aquellos que no son ultraprocesados.

Dicho lo cual hay uno que podría estar pasándote inadvertido a pesar de sus muchas ventajas nutricionales. Aporta calcio, por lo que cuida de tu salud osea, pero es bajo en grasa así que no compromete el peso. Además es altamente rico en proteínas de calidad.

Se trata del requesón. Un lácteo que se obtiene a partir del suero de la leche sobrante de la elaboración de los quesos. El cual se fermenta gracias a la acción de unas bacterias lácticas denominadas lactobacillus. Después se caliente hasta obtener una masa mantecosa, de consistencia blanda y color blanco.

Su sabor y consistencia hace que se adapte sin problemas tanto a platos salados como dulces. Puede acompañarse con miel, frutos secos y fruta o avena como parte de un desayuno saludable. También en ensaladas, aperitivos o solo con algo de pimienta o un chorrito de aceite.

Beneficios del requesón

El requesón es una importante fuente proteica ya que contiene 4 veces más proteínas que la leche. Además, matiza la Fundación Española de Nutrición (FEN), sus proteínas (lactoglobulina y lactoalbúmina) son de mayor valor biológico que las presentes en mayor cantidad en otros lácteos (caseína). Es decir que aporta los aminoácidos esenciales y tu cuerpo las absorbe mejor que de otras fuentes.

Las proteínas son un alimento fundamental para cuidar de tu masa muscular, la cual se pierde a medida que envejeces. Son también adecuadas para controlar el peso pues tienen un efecto saciante notable.

Si te preocupa tu silueta, el requesón es también una opción adecuada dentro de los lácteos, ya que su contenido graso es menor que el de la mayoría de los quesos. Con 4 gramos de grasa por cada 100 gramos "contiene la tercera parte de la grasa que el queso de Burgos y casi 8 veces menos que un queso semicurado, un Roquefort o un Cabrales, lo que le convierte en un alimento apropiado para incluir en una dieta de control de peso", aconseja la FEN.

Su aporte en grasas saturadas es también bastante menor, por lo que se incluye dentro de los quesos que se pueden consumir si se tiene el colesterol alto, siempre que sea con moderación.

También ayuda a conseguir tu aporte diario de calcio, clave para prevenir la osteoporosis. Aunque ofrece la mitad que la leche, sus 60 gramos por cada 100 no son despreciables. Acompañado de frutos secos o en una tosta junto a espinacas puedes aumentar fácilmente esta cantidad.