Mi 'cónyuge de trabajo' y yo tuvimos una aventura sentimental: nuestra amistad era tan estrecha que molestó a nuestras verdaderas parejas

Samuel D.
| Traducido por: 
Tuve una aventura con mi 'cónyuge del trabajo'.

Ada daSilva/Getty Images

  • Mi relación con mi 'cónyuge del trabajo' acabó derivando en una estrecha amistad: empezamos a discutir e incluso a flirtear.
  • Nos enviábamos mensajes a altas horas de la noche y manteníamos conversaciones profundas y emotivas.
  • Mi compañera dijo que sospechaba de la relación, y eso creó una cuña entre nosotros.

Nota del editor: El nombre completo del autor no se identifica para proteger la identidad de las personas mencionadas en la historia.

Recibí un mensaje a través de Instagram de mi amiga del trabajo. Era casi medianoche y me estaba poniendo al día de las últimas noticias de su relación. 

Durante meses, nuestra relación había crecido exponencialmente: discutíamos, nos apoyábamos mutuamente y nos desahogábamos sobre temas laborales y no laborales. Éramos lo que muchos llaman "cónyuges de trabajo".

Al menos, nuestra dinámica empezó como cónyuges de trabajo, esa inapropiada etiqueta que suele usarse para describirse a las amistades dentro del trabajo. Y eso es lo que mi compañera y yo éramos: amigos.

Nuestra amistad se basaba la mayor parte del tiempo en ayudarnos mutuamente con tareas relacionadas con el trabajo, pero también nos enviábamos GIFs en Zoom y hablábamos de nuestras vidas personales. Pero era la típica conversación entre compañeros: planes de fin de semana, recomendaciones de Netflix y el hecho de que sus padres vivían cerca de los míos.

Sin embargo, después de casi seis meses, algo cambió. No sé exactamente qué fue. Quizá me sentía muy unido a ella. Tal vez toda la idea del "cónyuge de trabajo" era una especie de profecía autocumplida. En otras palabras, cuando etiquetas a un colega como una especie de "cónyuge", es probable que se acabe transformando en aquello con lo que lo nombras.

En cualquier caso, lo que empezó como una amistad ideal con una compañera empezó a convertirse en algo más profundo.

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Todo cambió cuando empezamos a hablar sin parar

Ella y yo sacamos nuestras conversaciones del chat del trabajo y las migramos a Instagram. Fue entonces cuando nuestra dinámica empezó a cambiar.

Para empezar, empezamos a tener conversaciones nocturnas y a hablar de temas más profundos y personales, como nuestras relaciones sentimentales con nuestras respectivas parejas; de ahí el mensaje que recibí una noche a las 12 de la noche sobre su pareja.

Percibí que nuestra dinámica evolucionaba, y creo que ella también. Lo que empezó como una conexión platónica entre dos compañeros se convirtió en un flirteo íntimo. No nos inmutó el hecho de que ambos tuviéramos pareja. Nuestras emotivas conversaciones de Instagram pasaron a ser nocturnas, y nuestros chats se llenaron de coqueteos abiertos y bromas juguetonas.

Con el tiempo cambié de trabajo por motivos ajenos, así que mi "mujer del trabajo" y yo ya no trabajábamos juntos. Eso no impidió que mantuviéramos el mismo nivel de contacto.

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No intenté ocultar con mi pareja la intimidad que tenía con mi "cónyuge de trabajo" 

Mi pareja sabía lo de mi cónyuge de trabajo. Al principio, a mi pareja no le importaban los coqueteos; creía que era natural sentirse atraído por otra persona y tenía su propia cuota de coqueteos casuales.

Pero a medida que mi compañera del trabajo y yo nos enviábamos mensajes de texto con más frecuencia, mi pareja empezó a preocuparse por la palpable conexión emocional que había en juego. Básicamente, pensó –y quizá tenía razón– que mi flirteo con mi "cónyuge" se estaba convirtiendo en algo más que algo casual.

Mi pareja empezó a dudar de mis sentimientos por ella, pensando que prefería lanzarme a una relación con mi antigua compañera de trabajo.

Decidimos tener una cita doble

Este pseudo triángulo amoroso –más bien, rectángulo amoroso, ya que no puedo olvidarme de la pareja de mi compañera de trabajo– llegó a su clímax cuando los cuatro tuvimos una cita doble. Fue un intento desacertado de demostrarle a mi pareja que mi "cónyuge del trabajo" y yo éramos solo amigos.

En retrospectiva, creo que tal vez intentaba convencerme a mí mismo de eso.

La cita doble no fue tan bien. Mi antigua compañera y yo discutimos durante la salida. Esto provocó que nuestras parejas pusieran los ojos en blanco y se sintieran incómodos.

Al final, mi pareja expresó irritada su preocupación por la cantidad abrumadora de tiempo que pasábamos enviándonos mensajes de texto a altas horas de la noche. Los ojos de la pareja de mi compañera del trabajo se abrieron de par en par, como si fuera la primera vez que lo oía.

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En cuanto llegamos a casa, mi pareja me dijo que no le gustaba ella y que la situación la incomodaba. Era de esperar, ya que se veía amenazada por la conexión que tenía con mi compañera de trabajo y yo no ayudé a la situación coqueteando con ella.

Después de esa cena, mi excompañera y yo nos enviamos algunos mensajes de texto más, pero finalmente nuestro contacto se disipó. Por fin me di cuenta de que me había pasado de la raya.

En los meses siguientes, mi pareja me perdonó y trabajamos en nuestra propia relación para superar el incidente. Aunque todavía saca a coalición de vez en cuando a mi "excónyuge del trabajo" para recordarme que me pasé de la raya con una compañera.

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