Después de cuatro vuelos de larga distancia, he jurado no volver a llevar leggings en un avión

Cuando se trata de volar, los vaqueros son un absoluto no para mí, no me plantearía llevar pantalones cortos, e incluso los leggings no son mi elección preferida cuando estoy en un avión. 

Para un vuelo de larga distancia, lo único que llevo son pantalones fluidos. 

En los vuelos de larga distancia, la comodidad es la clave

No soy nueva en esto de los vuelos de larga distancia. El año pasado volé 13 horas desde y hasta Auckland (Nueva Zelanda). Este año he hecho otros cuatro vuelos de larga distancia.

Si algo he aprendido de estos vuelos de más de ocho horas es que haría cualquier cosa por un poco de comodidad.

Meter en la maleta varios pares de auriculares merece la pena para que no me duelan los oídos mientras veo películas, escucho podcasts o playlists durante horas y horas. Siempre compruebo que he metido un cepillo de dientes en el equipaje de mano. Y siempre hay sitio para mi botella de agua, ya que mantenerme hidratada me ayuda a combatir el jet lag.

Este año, sin embargo, me he dado cuenta de que necesitaba reevaluar mi vestuario para viajar en avión y maximizar la comodidad.

He volado en clase business por primera vez: me sorprendió que mi ropa me hiciera sentir tan incómoda

Antes de 2023, llevaba principalmente leggings en los vuelos. Pensaba que el tejido deportivo era más cómodo que unos vaqueros, y los leggings me abrigaban más si el vuelo era frío.

Pero a finales del año pasado, desembarqué de un vuelo de cuatro horas harta de los leggings. Tenía hendiduras profundas donde habían estado las costuras, me daban calambres en el estómago después de estar apretada durante horas y tenía las piernas asfixiadas por el tejido elástico negro.

Decidí cambiar de atuendo y optar por algo nuevo.

Mientras buscaba otras opciones en mi armario, vi unos pantalones cortos holgados. Me planteé mi opinión sobre el dilema de los pantalones cortos en el avión y consideré que llevarlos significaba que mis piernas entrarían en contacto con todas las superficies del avión. Mi fobia a los gérmenes los descartó. 

Entonces vi unos pantalones de pijama. Los pantalones de algodón eran lo que soñaba llevar en un avión: serían cómodos y abrigarían. Pero, por muy tentadores que fueran, no me iba a subir a un avión en pijama. 

Seguí rebuscando en mi armario y me di cuenta de que tenía unos cuantos pares de pantalones holgados que eran prácticamente pijamas. Después de un exitoso vuelo con un par de pantalones verde bosque de Amour Vert, se convirtieron en mi nuevo básico de armario. 

Los pantalones holgados satisfacen todas mis necesidades en el avión

A principios de este año, estaba sentada en un asiento de ventanilla esperando a que despegara mi avión. Tenía por delante un vuelo de 12 horas y, mientras esperaba a que todo el mundo embarcara en el avión, en la cabina hacía calor. Mucho calor.

El aire acondicionado aún no se había encendido y, antes de que mi frente empezara a brillar, me quité la sudadera. Todavía hacía calor, pero me alegré de llevar unos pantalones vaporosos. Podía subirme los pantalones hasta los muslos y dejar que mis piernas respiraran.

Afortunadamente, mi cuerpo pudo refrescarse. Más tarde, cuando el aire acondicionado estaba a tope, volví a bajármelos para entrar en calor.

Además de la capacidad del pantalón para adaptarse a las temperaturas, su cintura elástica hace que nunca me sienta apretada.

Después de cuatro vuelos de larga distancia utilizando pantalones fluidos, no tengo ninguna queja sobre mi nuevo vestuario de viaje. Y no tengo pensado cambiar los pantalones por vaqueros, pantalones cortos o leggings en un futuro próximo.