Es oficial: el teletrabajo asfixia la innovación

Aki Ito
| Traducido por: 
Una ilustración de dos personas trabajando presencialmente y otra a distancia.

Andrea Chronopoulos/Business Insider

  • Un nuevo estudio a gran escala aporta datos sorprendentes sobre la irrupción del teletrabajo.
  • Un análisis de 24 millones de artículos científicos y patentes revela que la era del trabajo a distancia no ha afectado tanto a la productividad como a la innovación.

Antes de la pandemia, la mayoría de los directivos daban por sentado que trabajar desde casa mermaba la productividad. Pensaban que, sin la disciplina de una oficina, los empleados se quedarían en pijama, se darían un atracón de series en Netflix y no harían nada.

Después de tres años y medio de trabajo híbrido y a distancia, ahora sabemos que esta suposición era errónea. Algunos estudios, de hecho, han descubierto que trabajar desde casa permite a los profesionales de cuello blanco rendir más, no menos.

Pero la productividad solo es una de las métricas del trabajo y además es una métrica limitada. La cantidad de trabajo que la gente realiza cada día es muy distinta a la calidad de ese mismo trabajo. La producción por hora no nos dice nada, por ejemplo, sobre la innovación, es decir, si a los equipos se les ocurren nuevas ideas que pueden convertirse en productos y servicios revolucionarios. La productividad es importante para gestionar una empresa a corto plazo. La innovación determina la capacidad de una compañía para sobrevivir y prosperar en una economía en constante cambio.

Entonces, ¿trabajar desde casa ahoga la colaboración y obstaculiza la innovación? Muchos ejecutivos creen que sí, pero no hay muchos estudios que lo demuestren. Al fin y al cabo, el teletrabajo no se había generalizado hasta el año 2020 y las nuevas ideas tardan años, o incluso décadas, en convertirse en aplicaciones reales. Es difícil medir algo que todavía no ha sucedido.

Ahora, sin embargo, un enorme estudio publicado en la revista Nature ha arrojado algo luz sobre el efecto del trabajo a distancia en la innovación. El análisis se centra en una ingeniosa solución. Aunque el teletrabajo es relativamente nuevo en las empresas, los científicos e inventores llevan décadas colaborando a distancia. Así que, varios investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Pittsburgh han analizado 20 millones de estudios científicos y 4 millones de solicitudes de patentes de todo el mundo durante el último medio siglo. ¿Quién ha conseguido mejores avances: los equipos que trabajan a distancia o los que colaboran en persona?

El fin del teletrabajo está provocando la fuga de talento en las empresas.

Los resultados de los investigadores son sorprendentes y tienen grandes implicaciones para las compañías, especialmente en Silicon Valley, donde las empresas pueden perder relevancia en un abrir y cerrar de ojos. Según el análisis, la colaboración en persona produce más avances que el trabajo a distancia. Y, cuanto más lejos estuviesen los miembros de un equipo (aunque estuviesen en la misma zona horaria), menos posibilidades tenían de producir un trabajo innovador. Los equipos situados en la misma ciudad, por ejemplo, tenían un 22% más de probabilidades de producir patentes innovadoras y un 27% más de producir ideas pioneras en artículos científicos que los equipos separados por varios cientos de kilómetros. El trabajo presencial gana por goleada al trabajo a distancia.

"Yo no diría que todas las compañías deberían volver a trabajar totalmente in situ", afirma Carl Benedikt Frey, economista de Oxford y coautor del estudio. "Pero, si lo pensamos desde el punto de vista del desarrollo de tecnologías innovadoras, probablemente deberíamos trabajar presencialmente todo lo posible".

El estudio no ha sido fácil de llevar a cabo. En primer lugar, Frey y sus compañeros han tenido que determinar el grado de innovación de cada uno de los 20 millones de estudios y 4 millones de patentes. Podría parecer un juicio totalmente subjetivo, pero los investigadores han utilizado una técnica inteligente para medirlo: han observado la frecuencia con la que los artículos y las patentes posteriores han citado dicho trabajo, pero no los muchos otros estudios sobre ese mismo tema que lo precedieron. Si el trabajo se citaba junto con sus predecesores, obtenía una puntuación negativa de perturbación, suponiendo que no era más que uno de los muchos estudios que se basan en conocimientos anteriores. Pero, si el trabajo era tan innovador que eclipsaba toda mención de estudios anteriores, obtenía una puntuación D positiva. Por ejemplo, el trabajo seminal de Watson y Crick de 1953, que descubrió la estructura de doble hélice del ADN, recibió una puntuación D (excepcionalmente alta).

A continuación, los investigadores combinaron esas puntuaciones D con la ubicación de los colaboradores en cada artículo y patente. Esto les permitió calcular la probabilidad de que un conjunto de colaboradores produjese un trabajo innovador en función de la distancia a la que se encontraban unos de otros. Cuanto más cerca estaba el equipo, más innovador era.

Hombre en teletrabajo

La gran pregunta es por qué. Si preguntamos a los directivos que exigen que sus trabajadores vuelvan a la oficina a tiempo completo, probablemente opinarán sobre la misteriosa cualidad de las conversaciones junto a la máquina de café que, de alguna manera, hacen que todos sean más creativos.

Y parece que, más o menos, tienen razón. Frey y sus coautores analizaron sus datos sobre artículos científicos para ver qué podían aprender sobre las contribuciones específicas de cada colaborador. Entre los equipos que trabajaban en persona, muchos de los colaboradores participaban en las fases iniciales de concepción de la investigación. En cambio, en los equipos a distancia, los colaboradores más veteranos solían concebir la idea original por su cuenta. Luego delegaban las tareas técnicas del estudio en sus compañeros menos experimentados. Por lo visto, una interacción mejor y más colaborativa sobre las primeras ideas generales —todos reunidos en torno a la máquina de café, por así decirlo— hace que los equipos persigan ideas más novedosas.

Esta diferencia entre el teletrabajo y la colaboración en persona probablemente tenga sentido para cualquiera que haya intentado articular una idea a medias en Slack. Cuando te propones escribir un artículo, dice Frey, "la primera conversación que tienes al respecto no suele ser tan nítida. Es un poco embarazosa. Si estás sentado en la misma habitación que alguien y se te ocurre algo, lo más probable es que te des la vuelta y le hagas una pregunta para que te dé su opinión. Pero si requiere que cojas el teléfono o envíes un correo electrónico, entonces puede que ni te molestes".

Científicos trabajando en la Universidad de Duke, Estados Unidos, en 1964.
Científicos trabajando en la Universidad de Duke, Estados Unidos, en 1964.

Heritage Images/Getty

Ahora bien, antes de que las empresas se apresuren a reorganizar sus políticas laborales basándose en este único estudio, conviene hacer algunas advertencias. Para empezar, el trabajo de los científicos e inventores es muy distinto del de un empleado de oficina normal. Y el hecho de que la colaboración a distancia no funcionase para la innovación en el pasado no significa necesariamente que no vaya a funcionar en el futuro. Nuestras herramientas de colaboración a distancia han mejorado mucho en los últimos años y mejorarán aún más en los próximos, ahora que hay un mercado mucho mayor de mecanismos que facilitan el trabajo a distancia e híbrido.

Aun así, las conclusiones del estudio, dada la notable amplitud de los datos examinados, sugieren algunas orientaciones para que las compañías afronten la irrupción del teletrabajo. En primer lugar, antes de empezar a llevar a tus trabajadores de vuelta a la oficina, debes averiguar en qué medida tu empresa se basa en la innovación frente a las mejoras incrementales. ¿Tu éxito se basa en la revolución o en la evolución? La inmensa mayoría de los trabajos profesionales son constantes y poco llamativos, y eso no tiene nada de malo. "Si eres un actor establecido que ya produce un producto", apunta Frey, "entonces te beneficia más invertir en tecnologías que apoyen la escala y las mejoras incrementales".

Además, incluso en las compañías tecnológicas más pioneras, no todos los empleados participan en el núcleo innovador de la empresa, es decir, la parte de la operación que trata de idear cosas nuevas y emocionantes. Sí, es probable que los equipos de producto descubran mejores ideas si están juntos en persona, pero las personas que desempeñan funciones como contabilidad, recursos humanos e informática están ahí para apoyar a los innovadores, no para innovar por sí mismos. Por tanto, no deberían tener problemas para trabajar desde casa. Esta es una de las razones por las que la vuelta obligatoria a la oficina no tiene mucho sentido. Las organizaciones serían más inteligentes si aplicasen políticas basadas en equipos y funciones específicas, en lugar de tratar a todos por igual.

 

Incluso para las compañías que quieren que toda su plantilla trabaje desde casa, las conclusiones del estudio ofrecen algunas pistas sobre cómo evitar perder la innovación. En lugar de dejar que los jefes más veteranos propongan ideas para que las ejecuten sus subordinados, pueden buscar formas de que todos participen en la lluvia de ideas, de crear una versión remota de la máquina de café de la oficina. La gente puede ser tímida a la hora de compartir sus disparatadas ideas a través de Zoom, pero puede que algunas de esas ideas resulten ser geniales. El objetivo es obtener lo mejor de ambos mundos: el ahorro de costes y las ventajas de contratación del teletrabajo, y el carácter innovador de una oficina presencial.

Lograr ese equilibrio es vital, no solo para las empresas, sino para todos nosotros. Sin duda, las mejoras lentas y constantes son las que hacen que nuestra economía funcione día a día, pero, para mejorar significativamente nuestro nivel de vida con el paso del tiempo, necesitamos que se produzcan descubrimientos revolucionarios de vez en cuando. Por eso los economistas están tan obsesionados con la tecnología y por eso muchos de ellos están preocupados por la reciente ralentización de la productividad. Los pesimistas sostienen que la humanidad se ha quedado sin buenas ideas, pero el estudio de Frey sugiere que el aumento del trabajo a distancia —facilitado, irónicamente, por todos los avances en las tecnologías de la comunicación de las últimas décadas— podría ser en parte el culpable de nuestra caída en la innovación tecnológica. Cuanto más separados trabajamos, más lejos estamos de inventar la próxima gran innovación.

"Podemos mejorar un coche de caballos todo lo que queramos", asegura el coautor del estudio publicado en la revista Nature, "pero, a menos que construyamos un automóvil, no revolucionaremos el transporte personalizado. Realmente necesitamos estos avances radicales y no los estamos consiguiendo lo suficiente".

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