Soy una millennial que evitaba los cruceros porque pensaba que estaban llenos de gérmenes y niños: mi primera experiencia me demostró lo contrario

Sophie Katzman
| Traducido por: 
Izquierda: Virgin Voyages Scarlet Lady; derecha: Eliza Green y su marido en el crucero Dominican Daze.
Izquierda: Virgin Voyages Scarlet Lady; derecha: Eliza Green y su marido en el crucero Dominican Daze.

Izda: Rachel Hosie/Business Insider, Dcha: Eliza Green

  • Eliza Green evitaba los cruceros porque le resultaban infestados de gérmenes y llenos de niños. Una amiga le propuso un crucero sorpresa en el barco sin niños de Virgin y Green aceptó con cierto recelo. 
  • Le encantó la experiencia del barco, con habitaciones grandes y actividades divertidas, pero el ritmo del viaje fue demasiado rápido para ella.

Este es un artículo basado en una conversación con Eliza Green, una millennial que realizó sus primeras vacaciones en crucero con Virgin Voyages. La conversación ha sido editada por motivos de extensión y claridad.

Siempre pensé que los cruceros eran un lugar para coger gérmenes de la gente, especialmente de los niños. Había oído historias espantosas de gente que enfermaba, hacinamiento y comida en mal estado. Pero cuando unos amigos nos propusieron a mi marido y a mí ir para celebrar nuestro 40 cumpleaños, estaba dispuesta a intentarlo.

Mi amigo, viajero frecuente de cruceros, nos dio un par de opciones. Virgin Voyages sonaba especialmente interesante. Las habitaciones eran asequibles, con balcón y sin niños. Además, para ser la primera vez que viajaba en crucero, la duración de cinco noches me parecía manejable.

En octubre de 2023, otras dos parejas, mi marido y yo nos embarcamos en el Scarlet Lady Dominican Daze de Virgin Voyage. Salimos del puerto de Miami para hacer dos escalas en Puerto Plata (República Dominicana) y Bimini (Bahamas). El alojamiento y la comida para dos costaron 3.234 dólares (3.034 euros).

Aún escéptica, fui con pocas expectativas y solo la esperanza de pasar un buen rato con amigos.

La comida del crucero fue mejor que la de un resort con todo incluido

La comida fue una agradable sorpresa, mucho mejor que las opciones de bufé que había imaginado en otros cruceros. Era nuestro primer crucero, pero eran nuestras segundas vacaciones con todo incluido. Comparado con el todo incluido de Jamaica, el crucero tenía una mayor variedad de cocinas.

Para un barco que tenía que servir a miles de personas, el nivel de la comida y las opciones superaron mis expectativas. Nunca comí dos veces lo mismo. La comida estaba incluida en nuestra tarifa, así que no tuvimos que sacar la cartera a la hora de comer ni enseñar la pulsera del crucero.

5.250 litros de cerveza, 42.000 huevos y 2.100 kilos de carne de cerdo: así se llena la despensa de un crucero de 6.500 personas durante una semana

Había restaurantes, puestos de comida para llevar y comedores grandes tipo salón. Hicimos reservas antes de nuestro viaje, ya que éramos un grupo grande y las mesas se llenaban rápidamente. Sin embargo, se podía acceder a los restaurantes sin reserva o hacerlo al embarcar a través de la aplicación.

Había platos premium por un coste extra, como langosta o wagyu, pero no los necesitábamos porque ya había mucha comida. Aunque el alcohol suponía un coste adicional, la opción de prepago nos daba dinero extra para las bebidas, lo que era una buena opción.

El camarote fue un alivio necesario

Antes de viajar en crucero, había oído hablar de camarotes sin ventanas y espacios estrechos. Durante el viaje, disfruté pasando tiempo en mi camarote, cosa que no esperaba.

También me preocupaba el mareo en un espacio reducido sobre el agua. Fui preparada con remedios contra el mareo, pero nunca me afectó.

El camarote era grande y más bonito que muchos hoteles en los que me he alojado en tierra. El camarote me pareció enorme comparado con el hotel en el que me alojé en Miami antes de embarcar.

Teníamos una cama, asientos y un amplio armario, así como un baño decente. Nunca me sentí apretada o como si estuviera tropezando con mi marido.

Como introvertida que soy, el camarote fue un buen respiro. Cuando quería tiempo para recargar pilas, la hamaca del balcón era un lugar estupendo para leer y me permitía evadirme, lo que hacía que el viaje fuera más relajante.

La animación no fue tan cursi como esperaba

No había planeado participar en muchas de las actividades de entretenimiento porque suponía que serían cursis.

La calidad de los espectáculos y actividades superó mis expectativas. Disfrutamos de un concurso de puzzles una noche, y otra noche, cuando nos topamos con un espectáculo de entretenimiento; la actuación fue impresionante y bien producida con artistas brillantes.

Virgin hizo un buen trabajo a la hora de dar a cada viajero su propia experiencia a pesar de estar en el mismo barco.

La disposición del barco hizo que no escucháramos el ruido de las fiestas nocturnas más ruidosas. Me gustó poder pasar tiempo con nuestros amigos en el crucero y también buscar nuestras propias experiencias.

El uso de la tecnología resultó un acierto

Todas las ofertas se compartían en una app, a la que podíamos acceder fácilmente a bordo desde nuestros móviles. Además, el uso de una pulsera para las bebidas y no tener que mostrar una tarjeta de camarote para la cena hicieron que no tuviéramos que pensar en nada. Realmente nos sentimos como si estuviéramos de vacaciones.

El personal era amable y el servicio impresionante. Además, la distribución del barco facilitaba la orientación. Aprovechamos el servicio de lavandería por un módico precio, ya que era razonable e hizo nuestro viaje más cómodo.

Además, el barco ofrecía otros servicios, como gimnasio, zonas de juego, spa y tiendas. Incluso tenían un salón de tatuajes a bordo y un spa de grado médico que ofrecía bótox. Aunque no llegamos a utilizar estos servicios adicionales, fue agradable saber que estaban disponibles.

Podríamos haber pasado más tiempo en los destinos

Irónicamente, los destinos fueron la parte más decepcionante de nuestra experiencia. El crucero hizo escala en Puerto Plata y Bimini. Como cada una de ellas duraba unas seis horas, incluyendo el desembarque y el embarque, no pudimos disfrutar tanto de la cultura como nos hubiera gustado.

Dicho esto, disfrutamos de una excursión a una cascada en la República Dominicana que habíamos reservado con antelación y que pagamos aparte. Bimini nos pareció una extensión del crucero porque paramos un día en un club de playa propiedad de Virgin. Fue divertido, pero nos hubiera gustado ver más de la cultura de la isla.

A pesar de ello, nos pareció que el crucero estaba bien de precio. 

La calidad de la comida y del camarote ya merecían la pena. Además, el barco era una forma estupenda de viajar con amigos. En el futuro, volveríamos a hacer un crucero, sobre todo si podemos disponer de más tiempo en cada parada para mejorar la experiencia.

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