El 'shock' de la pandemia rompe un equilibrio histórico entre ingresos y empleados en el sector hotelero: NH, Barceló, RIU, Meliá e Iberostar, ante el desafío de recuperar la productividad perdida

hotel empleados

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  • Business Insider España ha analizado la evolución de la productividad de las grandes cadenas hoteleras españolas en los últimos años, entendida como los ingresos que generan por empleado.
  • Las cifras revelan el gran impacto que ha tenido la pandemia de COVID-19 sobre este sector, que se congeló cuando los viajes frenaron en seco.
  • Varios expertos explican por qué el indicador es tan estable en el caso de NH, Barceló, RIU, Meliá o Iberostar y qué tiene que ocurrir para que se rompa ese equilibrio.
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Si 2020 fue el peor año de la historia del turismo, 2021 no se quedó atrás, según reflejan las cifras oficiales de la Organización Mundial del Turismo (OMT). 

Aunque se pusieron muchas esperanzas en que todo iba a ir a mejor, el año pasado fue testigo de una recuperación parcial del sector. Y la incertidumbre ha vuelto a dispararse tras la invasión de Ucrania, que amenaza el despegue de la industria en 2022.

Pese a haber sido gravemente impactado por todo lo sucedido en los últimos 2 años, el turismo defiende su carácter estructural, como evidencia su aportación al Producto Interior Bruto (PIB) y a las cifras de empleo de nuestro país.

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Para calibrar cómo ha sido la evolución en los últimos años y los efectos de la pandemia, Business Insider España ha analizado la productividad de las principales cadenas hoteleras españolas —RIU, NH, Barceló, Iberostar y Meliá—, entendida como los ingresos que se generan por empleado, desde los años previos a la pandemia hasta 2021, pasando por 2020, el año que lo cambió todo. 

En el caso del sector hotelero, este indicador es estable a lo largo del tiempo, salvo en muy contadas excepciones.

Una fotografía que prácticamente permanece inalterable

La ambidiestría en la organización define 2 capacidades dinámicas para generar valor y plantea un equilibrio entre ellas: explorar recursos o explotar recursos, explica Fernando Castelló, investigador de ESIC y consultor estratégico, a Business Insider España.

La teoría dice que las compañías con mayor ambidiestría son capaces de pivotar hacia un lado u otro en función de lo que necesiten, como ocurre durante una crisis.

"Hay sectores donde la capacidad de exploración es más relevante que la de explotación a la hora de crecer, al ser más elásticos con menos recursos de explotación. Por ejemplo el de la biotecnología, al contrario que ocurre con el hotelero", indica el profesor.

Sonia Prieto, vicepresidenta de Ventas y Marketing del grupo hotelero Hesperia, apunta que la clave de esta estabilidad es que se trata de servicios. 

"El número de manos que atiende este negocio es proporcional a lo que produce. Esto les diferencia de, por ejemplo, las telecomunicaciones, donde no es proporcional a las manos que lo manipulan y donde el alcance es mucho más exponencial", añade Prieto, que señala que lo preocupante quizás sería que se rompiera ese equilibrio. 

"Aunque incorporemos mucha tecnología y formas de seguir creciendo como sector, esto va de personas, por lo que ese crecimiento siempre irá ligado a un buen servicio por parte de esas personas",
indica. "Sería sorprendente que el ratio no fuera sostenible en el tiempo. Si creces dentro del sector servicios, el ratio de empleados también tiene que crecer".

Antonio Fajardo, inversor privado, coincide en que las hoteleras tienen la productividad limitada, pues el tope está en cuando se alcanza el 100% de capacidad y se alcanza el máximo que pueden ofrecer. 

Pese a ello, matiza, a largo plazo sí hay formas de mejorar la productividad a través de inversiones en la mejora de las instalaciones o con servicios adicionales que aumenten los precios mientras se mantiene estable el volumen de empleados.

"Los hoteles son negocios muy estables, no tanto en facturación al ser estacionales, pero sí en previsión. Esta ventaja permite saber cuánto personal contratar o durante cuántas horas. Así, la productividad por empleado se mantiene. ¿Cuándo se puede perder? Solo cuando ocurre algo sobrevenido, como el COVID-19", señala a Business Insider España.

"Otra cuestión es la externalización. Si no se incluye a esos empleados en la cifra de plantilla, la productividad parece superior, pero en realidad es una mejora ficticia y solo sobre el papel", añade Fajardo.

2019: el año antes de que todo cambiara

Las cifras presentadas año tras año por las hoteleras eran un fiel reflejo de la fortaleza de la industria.

Antes del estallido de la pandemia, las principales cadenas hoteleras en España podían, en líneas generales, presumir de sus buenos resultados.

En lo que a productividad se refiere, destacaban Barceló y NH. En 2019, la primera reportó una cifra de negocio de 4.779 millones de euros, con 33.708 trabajadores. Es decir, su productividad durante el año previo a la crisis sanitaria alcanzó los casi 142.000 euros por empleado.

Por su parte, la cadena que dirige Ramón Aragonés ingresó 1.718 millones de euros y tenía una plantilla a nivel mundial de 13.105 empleados. Su productividad por empleado era de unos 131.000 euros.

Tampoco se quedaban atrás RIU o Iberostar, que presentaron cifras muy similares: RIU ingresó 2.240 millones de euros con 31.270 empleados, mientras que la compañía liderada por Sabina Fluxà ingresó 2.353 millones y contaba con 34.000 empleados.

Meliá, a cuyo frente está Gabriel Escarrer, facturó 1.801 millones y sus empleados superaban los 45.000 —lo que supone algo más de 39.000 euros por trabajador—.

2020: el año en que los viajes frenaron en seco y la productividad perdió su inquebrantable estabilidad

La irrupción de la pandemia de COVID-19 en nuestras vidas durante el primer trimestre de 2020 tuvo un impacto significativo y nunca antes visto en la cuenta de resultados de las grandes cadenas hoteleras y, en general, de todo el sector turístico y otras industrias.

La productividad de todas la compañías hoteleras cayó en picado. El negocio quedó bloqueado, los  ingresos se redujeron a la mínima expresión y muchas tuvieron que ejecutar ajustes temporales de empleo (ERTE), que afectaron a gran parte de su plantilla.

"Por variaciones normales, como que en Semana Santa haya un poco de caída o subida de ocupación, no hay problema, porque se puede ir ajustando la plantilla en función de las reservas que se conocen con antelación. El problema es cuando viene un shock de demanda inesperado que suponga cancelaciones masivas. A los hoteles no les da tiempo a ajustar la plantilla", señala Fajardo en relación a lo que ocurrió en 2020.

La productividad de RIU disminuyó un 52,8% interanual —ingresó 826 millones de euros y tuvo 24.425 empleados—, la de Barceló un 55,7%1.484 millones y 23.617 trabajadores—, la de NH cayó casi un 67%540 millones y 12.850 empleados—, mientras que la de Meliá descendió un 40,56%528 millones y 22.571 trabajadores—. 

Barceló, Iberostar y NH, a la cabeza en ingresos por empleado

Desde 2015, fecha que se ha tomado como referencia para analizar estos datos, hay 3 compañías que han ido mejorando casi año a año su productividad durante los años de bonanza del sector.

A excepción de una leve caída en 2018 debido al aumento de empleados y a unos ingresos estables, Barceló ha progresado paulatinamente.

Iberostar también siguió este camino hasta caer levemente en 2019, mientras que NH ha aumentado significativamente su productividad casi cada año debido, en parte, a la progresiva reducción de su plantilla desde 2018 al tiempo que los ingresos seguían creciendo.

2021 refleja el progreso de la recuperación

Iberostar tomó la decisión de no comunicar sus resultados al cierre de 2020 y no ha dado tampoco cifras para 2021. 

Tres de las hoteleras que sí que han publicado datos de 2021 han mejorado sus números respecto a 2020. RIU ha elevado su productividad un 45% respecto a 2020. En el caso de Meliá, el incremento ha sido del 64%, frente al 71% de NH.

Mientras, la productividad de Barceló se ha mantenido casi intacta respecto al año anterior con una pequeña caída del 2%.

Pese al avance, la productividad en todas las cadenas sigue por debajo de 2019. 

Jaime Trabuchelli, formador especialista en CESAE Business & Tourism School, cree que, debido a que "los hoteles ahora mismo están muy estresados", a corto plazo no va a mejorar la productividad. 

Lo achaca, entre otros factores, a que la inflación hace que los costes energéticos y de materias primas hayan subido mucho y los hoteles no podrán repercutir estos incrementos al 100% en sus precios. 

Preguntado sobre qué anticipa en términos de productividad, Trabuchelli considera que se trata de un reto mayúsculo: "En comparación con otras alternativas residenciales, los hoteles tienen que aportar un mayor valor añadido y es difícil reducir los costes y, por lo tanto, aumentar la productividad por empleado, pero va a tener que seguir ese camino".

Para aportar mayor mayor añadido, el experto pone el foco en las soluciones tecnológicas, que van a jugar un papel fundamental. 

Por el contrario, Castelló argumenta que la innovación en el sector turístico tiene un valor elevado, pero de manera agregada, "no se puede llegar a apreciar cómo esas innovaciones disparan los ingresos por trabajador".

"Es muy complicado porque esto nos ha golpeado muy fuerte y lleva 2 años zarandeando al sector. Es posible que el equilibrio cambie un poco, pero no porque el servicio se menoscabe, sino porque los procedimientos que utilicemos o la propuesta de valor sea otra", apunta Prieto.

La visibilidad, no obstante, es muy limitada. Sobre todo ahora, en plena escalada bélica en Europa.

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