La Universidad de Oxford está desarrollando una vacuna contra el coronavirus y podría obtener sus primeros resultados en junio

El pinchazo de la aguja de una vacuna
Cintillo especial Coronavirus

Para vencer definitivamente al coronavirus será necesaria una vacuna, ya que es el único método seguro para alcanzar la inmunidad de rebaño. De lo contrario, antes de alcanzar esta etapa muchas personas vulnerables terminarían falleciendo.

Sin embargo, el desarrollo de una vacuna puede ocupar un período que oscila entre los 12 y los 18 meses, si es que no aparecen obstáculos en la investigación. Bill Gates, cofundador de Microsoft, está financiando algunas de ellas, y cree que la más prometedora podría estar preparada en 9 meses,aunque también advierte de un escenario más pesmisita en el que la vacuna tardaría 2 años en llegar.

Actualmente, hay 70 proyectos en desarrollo en todo el mundo. Uno de ellos, el que está trabajando la farmacéutica norteamericana Moderna Inc, ha firmado ya un acuerdo para fabricar 1.000 millones de dosis que estén listas para el próximo otoño.

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La Universidad de Oxford es otra de las instituciones que está desarrollando su propio proyecto de vacuna. Uno de los científicos que están trabajando en ello ha asegurado en unas declaraciones a NBC que la investigación está avanzando a un gran ritmo, y que podrían demostrar la eficacia de la vacuna en el próximo mes de junio.

John Bell, profesor de medicina en la Universidad de Oxford, afirma en estas mismas declaraciones que las perspectivas son muy positivas: "A medida que pasan los días, las probabilidades de éxito aumentan".

Aunque los primeros resultados podrían publicarse en junio, Bell también advierte que la prioridad a la hora de desarrollar la vacuna es la seguridad, y que si este parámetro no se cumple es posible que surjan atrasos.

Este grupo de investigación de la Universidad de Oxford ya ha realizado estudios preclínicos en primates, y se ha demostrado que la vacuna es capaz de generar una rápida respuesta de anticuerpos.

Una de las principales ambiciones del equipo que lidera el profesor John Bell es que, si la vacuna funciona y es segura de utilizar, pueda llegar a un amplio espectro de la población, incluido en los países en desarrollo, donde la propagación del COVID-19 podría tener consecuencias aún más desastrosas.

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