Slow life: la filosofía de moda para bajar el ritmo y ser más feliz

Enrique Luque de Gregorio
Slow life: la filosofía de moda para bajar el ritmo y ser más feliz

Hay ocasiones en las que el ritmo de la vida moderna puede ser agotador. El trabajo, los estudios, la familia, la pareja, los compromisos sociales… algunas veces parece imposible no sentir que estás practicando una carrera hacia no se sabe muy bien dónde. 

Quizá por esa razón mucha gente apuesta cada día más por una filosofía conocida como slow life, y que ha ganado popularidad a raíz de que famosos youtubers e influencers se hayan pasado a ella

¿En qué consiste esta práctica y cuánto tienes de beneficioso y cuánto de postureo? ¿Realmente es posible en el mundo real?

¿Qué es la filosofía slow life?

Slow life, o vida lenta, parte de una idea bastante sencilla: buscar tomarse las cosas con calma, aprendiendo a disfrutar de cada pequeña experiencia, sin dejarse arrastrar por el ajetreado estrés de la rutina.

Para ponerla en práctica, es imprescindible partir de la base de ser plenamente consciente de cómo utilizas tu tiempo, dedicando atención a las actividades diarias y permitiéndonos disfrutar de momentos sin la presión constante de la prisa. Esta filosofía busca equilibrar las demandas modernas con la necesidad fundamental de bienestar y satisfacción personal.

Pero el slow life no consiste en aprovechar cada instante, o no solamente trata de eso. Por el contrario, se basaría en algo así como anteponer calidad a cantidad o, en este caso más concreto a velocidad

Esto también incluiría prestar atención a la comida que se consume y la forma en la que de una forma u otra te conectas con la naturaleza. Fomentar la simplicidad, la sostenibilidad y la autenticidad en todos los aspectos de la vida también son aspectos esenciales del slow life. 

Beneficios de practicar el slow life

Todos aquellos que deciden apostar por una rutina slow life intentan, más que nada, reducir el estrés, mejorar la salud mental y fortalecer las relaciones personales. Porque tampoco hay que olvidar que muchas veces la velocidad a la que se vive impide disfrutar de los demás con la calma y detenimiento que tendría que hacerse. 

Aunque no puede decirse que el slow life tenga unos principios férreos, sí podría hablarse de una vida contemplativa, hasta cierto punto. Es decir, que es natural que mucha gente lo compagine en ocasiones con otras maneras de relajarse, como le meditación o el yoga.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.

Etiquetas: