La historia de Soraya del Portillo, fundadora de BeChiara y de The Speak App: "Firmaba solo con mi inicial, me di cuenta de que sonaba a hombre y traía menos problemas"

Soraya del Portillo, CEO y fundadora de BeChiara y The Speak App
  • Soraya del Portillo es la CEO y fundadora de BeChiara y de The Speak App, un proyecto que hace menos de un mes le valió el galardón de  Mejor Emprendedora 2023 en la gala de la XIII edición del Premio Emprendedoras, celebrado por el Ayuntamiento de Madrid
  • A pesar de sentirse atraída desde joven por al ingeniería, fue víctima de los prejuicios que pesan sobre las mujeres en el sector.
  • Esta entrevista forma parte del espacio que Business Insider España dedica al liderazgo de las mujeres. Puedes leer más en Fundadoras.

“El otro día estaba con mi sobrina de 9 años. Tenía un juego nuevo para construir un barco. Siempre me ha gustado crear cosas. Empezamos a seguir las instrucciones e instalamos el motor. Sin embargo, al darle al interruptor, no funcionaba”.

 “Vamos a volver a leer las instrucciones porque en algo nos hemos equivocado”, le dijo Soraya del Portillo, emprendedora de 47 años, a su sobrina. De fondo, escuchó la voz de su padre, ya abuelo: “Es mejor que lo dejéis y esperéis a que venga Rubén –hermano de Soraya y padre de la pequeña–,  él sí va a saber”. 

Soraya destaca que ese fue el comentario de un hombre que la adora a ella y a su nieta, sin embargo: “En ese momento me di cuenta de cómo, aún sin mala intención, nuestro entorno está lleno de mensajes que a las mujeres nos hacen pequeñitas. Lamentablemente, lo que te dicen es lo que acabas creyendo que eres”.

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Del Portillo es la CEO y fundadora de BeChiara y de The Speak App, un proyecto que hace menos de un mes le valió el galardón de Mejor Emprendedora 2023 en la gala de la XIII edición del Premio Emprendedoras, celebrado por el Ayuntamiento de Madrid

A lo largo de su carrera, que abarca más de 15 años, Soraya admite que siempre había pensado que no era una mujer especialmente inteligente. Estaba convencida de que no sentía presión precisamente porque nadie esperaba que llegara lejos: “Desde niña, mi interés por la ingeniería se vio frustrado por la creencia de que no era lo suficientemente capaz, y en su lugar opté por la psicología”.

No obstante, la vida le ha acabado demostrando que se equivocaba. Su camino la ha llevado a emprender en el sector tecnológico, a darse cuenta de que sí podía y de que su perfil humanístico no era obstáculo, sino impulsor

Alcanzó el break even en 10 meses

Fundó BeChiara en 2018, una startup que consigue mejorar las capacidades de oratoria y de liderazgo a través de la realidad virtual y la IA En definitiva, acaba con lo que se conoce como glosofobia, un término que significa “miedo a hablar en público” y un problema que afecta al 80% de la población en España. 

El proyecto tardó solamente 10 meses en alcanzar el break even. Desde entonces la empresa es completamente rentable y reinvierten sus ganancias en el desarrollo de las diferentes soluciones que ofrecen. 

Actualmente se distribuye en más de 16 países de habla hispana e inglesa. Entre sus clientes se encuentran compañías del IBEX 35 y otras internacionales como KPMG y Accenture, así como muchas de las grandes farmacéuticas

El camino no ha sido fácil, especialmente, y como ella misma destaca: “Siendo una mujer no tecnóloga y emprendiendo en un sector que, al principio, resultó ser un infierno".

“Firmaba con mi inicial porque sonaba a hombre”

Soraya del Portillo creó su primera empresa en 2006 con un socio 13 años mayor. Se trataba de una consultora de Recursos Humanos llamada Team Trainning Consulting y que posteriormente esta se convertiría en la matriz que alumbró a BeChiara. 

Recuerda que, cuando firmaba documentos,  lo hacía sin poner su nombre, solo con su inicial: “S. del Portillo sonaba a hombre y me tomaban más en serio, me traía menos problemas para cerrar acuerdos y contratos”. 

Pronto empezaron a llegar los grandes proyectos, aunque hay uno en concreto no es capaz de olvidar por muchos años que paseN. Era un cliente importente e internacional, razón por la que del Portillo asegura que estuvo trabajando duro para demostrar lo que valía. Sin embargo, cuando le tocó comenzar el periodo de formación, la responsable le pidió que lo impartiera su socio en lugar de ella. 

“No sé si fue por motivo de género o de edad, pero lo más impactante es que quien me lo pidió fue una mujer”. 

En el año 2015, del Portillo se quedó como socia única de la empresa. Explica que fueron años complicados y de crisis. Empezó a sentir mucha frustración porque las empresas ya no invertían tanto en formación. Fue entonces cuando buscó la forma para mejorar y modernizar la experiencia que ofrecía. 

En 2016 estuvo a punto de tirar la toalla porque no encontraba la forma de desarrollar el proyecto y el riesgo era muy alto: “Soy consciente de que podría haberme tirado a la piscina y no haber conseguido absolutamente nada. Invertí casi medio millón de euros propios. No quería meter a mi familia y no quería ayuda porque no estaba segura de que fuera a funcionar”. 

“Quería conseguir que el alumno se enfrentara a un entorno real, sin avatares y sin muñecos, que viesen personas. Para que fuese efectivo necesitaba engañar al cerebro con realidad virtual y lo conseguí”. 

En 2018 lanzó al mercado un MVP que medía 25 KPIs relacionados con la oratoria. Para ella nunca fueron suficientes a pesar de que el producto fue un éxito. Desde entonces, Soraya ha seguido trabajando para conseguir medir la gestualidad e, incluso, conseguir interactividad mediante la IA.

"¿Tienes hijos?"

Hasta ahora la emprendedora madrileña ha preferido crecer despacio y sin rondas, según explica a Business Insider España, porque su foco está en el desarrollo y en el perfeccionamiento del producto. 

No obstante, decide no cerrarse puertas y ha mantenido reuniones con varios inversores. Recuerda uno en concreto que solo le hizo una pregunta: “¿Tienes hijos?”. 

“Después de todo lo que he hecho, que lo único que le importara fuera eso me enfadó. Es una pregunta que no deberían hacerle a ninguna mujer, menos aún en un entorno laboral, y por supuesto, tampoco como criterio para invertir o no en un proyecto”.

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