Llegué a ganar hasta 130.000 euros en puestos tecnológicos, pero los empleos parecían falsos: algunas startups contratan para parecer más fuertes antes de vender

Ananya Vahal
| Traducido por: 
Las startups contratan a gente para construir una marca y después les despiden.

 Cortesía de Celia Arias

  • Celia Arias asegura que ha tenido 2 empleos en empresas tecnológicas donde los puestos parecían falsos. En uno de ellos ganaba 130.000 euros.
  • Para ella, algunas startups solo contratan a grandes profesionales para dar nombre y hacer marca de la empresa para luego acabar vendiéndola y despidiendo a esos mismos trabajadores. 

Este artículo se basa en una entrevista con Celia Arias, una coach empresarial de 42 años y antigua empleada del sector tecnológico en Nueva York. El texto ha sido editado por motivos de extensión y claridad.

Soy jefa de mi propia compañía y experta en operaciones empresariales. Durante muchos años de mi carrera profesional trabajé en el sector tecnológico y durante una época tuve 2 empleos que parecían falsos.

En primer lugar, empecé en una startup financiada con capital riesgo. Creía tanto en su producto que decidí solicitar un puesto de desarrollo de negocio en la empresa. No conseguí el trabajo, pero sobre el papel mi candidatura encajaba a la perfección, así que crearon un nuevo puesto para mí.

No era el puesto que buscaba

Tenía un máster en administración y dirección de empresas y era elocuente. Me pedían que hiciera presentaciones y diera charlas en eventos. No era el trabajo que buscaba como antigua fundadora, pero encontré la manera de trabajar en una empresa que tenía un producto en el que creía.

Al cabo de un año, la empresa pasó por una reestructuración interna y me seleccionaron para un nuevo puesto. Era el tipo de trabajo que buscaba inicialmente y aprendí que se me daban muy bien las operaciones empresariales.

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Mis ideas nunca se llevaron a cabo y las cosas empezaron a desmoronarse

Creé un nuevo proceso para que el departamento de diseño trabajara con el de fabricación, pero mis ideas nunca se llegaron a aplicar. 

Durante la reestructuración, también contrataron a mucha gente nueva que no entendía cómo funcionaba la empresa con el único fin de que sobre el papel pareciese una compañía mucho más estructurada, llena de grandes profesionales. 

Parecía que les importaba más el aspecto de las cosas, así que pronto todo empezó a desmoronarse. Un día, fui a trabajar y me encontré con que todo mi equipo estaba despedido. Llevaba un año y medio en la empresa, y aunque había indicios de que las cosas no iban bien, en ningún momento nos dijeron qué esperar

Después de ese trabajo, encontré un puesto para otra empresa tecnológica de capital riesgo

Quería que la siguiente empresa tecnológica me contratara para un puesto ejecutivo específico, pero en la compañía en la que caí no creyeron que necesitaran ese puesto. En su lugar, me contrataron para otro trabajo con un salario anual de unos 130.000 euros.

Sin embargo, una vez que entré en la empresa, empecé a hacer trabajos relacionados con las operaciones. Era una startup joven y necesitaba mucha estructura, así que al final, el director general me dio el puesto que había solicitado en un principio.

Me di cuenta de que la empresa gastaba todos sus recursos en crear y comercializar productos y mercancías que no estaban relacionados con el producto principal. Intenté que se centraran en mejorar el producto principal, pero cuanto más trabajo hacía, más frustrada me sentía al ver que no se escuchaban ninguna de mis ideas.

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Parecía un trabajo falso

Durante casi 3 años, intenté trabajar con el equipo de desarrollo para mejorar el producto, pero parecía que no escuchaban nada de lo que yo decía.

La empresa quería que me centrara en su imagen y que hiciera presentaciones para posibles compradores. Cuando ejecutaba mis presentaciones, me decían que no hablara de las mejoras que podían introducirse en el producto. Solo querían que diera una buena imagen de marca a los compradores.

Al cabo de un tiempo, la empresa se vendió y fue cuando me di cuenta de la tendencia que se había apoderado de las startups tecnológicas. Algunas de ellas, especialmente las que eran de capital riesgo, establecían una compañía con el único propósito de crear una marca lo suficientemente buena como para vendérsela a un comprador. Es la causa de la burbuja tecnológica del capital riesgo.

Para ello, las empresas creaban puestos de trabajo falsos que parecían buenos sobre el papel para atraer al talento mientras creaban productos o servicios inferiores. Luego despedían a todo el mundo y vendían la empresa al mejor postor. Hablé con otros colegas y personas con trabajos similares en el sector y todos compartieron experiencias parecidas.

Ahora, tengo mi propio negocio de coaching

Me encontraba entre la espada y la pared. Quería hacer mi trabajo, pero no podía porque sentía que la junta directiva y el fundador me colocaban en una posición incómoda. Dejé el trabajo antes de que me despidieran y no he vuelto a mirar atrás.

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Ahora tengo mi propio negocio de coaching llamado The Grown-Ass Business, con el que ayudo a las empresas a enfocar y desarrollar sus productos o servicios sin tener que depender de fondos de capital riesgo. También imparto formación a coaches empresariales sobre cómo asesorar a sus clientes.

Aunque los trabajos que tuve eran "falsos" o de postureo, aprendí muchas cosas y adquirí nuevas habilidades que ahora utilizo para ayudar a otras empresas. También aprendí que había otra forma de hacer las cosas y lo apliqué a mi propio negocio.

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