Vivir con un animal es la mejor receta para conservar tu cerebro joven, según este estudio

Mascotas y personas mayores

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  • Una investigación de la Universidad de Michigan comprueba que los adultos mayores que conviven con un animal tienen una mejor memoria cognitiva, conservando el cerebro más joven. 
  • Vivir con un gato o perro también es bueno para el corazón, la salud intestinal, el alivio de la soledad y el estrés crónico o la actividad física frecuente.

Su amor incondicional, su compañía inigualable y los buenos ratos diarios que proporcionan hacen de los animales domésticos los mejores compañeros de vida para millones de personas. No solo ahuyentan la soledad, son un antídoto contra la ansiedad o previenen la depresión, sino que las mascotas también contribuyen a mantener joven tu cerebro, tal y como muestra un nuevo estudio.

Vivir con un animal está relacionado con beneficios tanto físicos como mentales. De hecho, el mero gesto de acariciar un perro activa una región del cerebro encargada de la memoria y de procesos sociales y emocionales, según otra investigación anterior. 

Además, compartir tu existencia con un peludo es clave para mejorar tu salud cardiovascular: existe una relación entre vivir con un perro y tener unos mejores niveles de presión arterial, de colesterol y una menor incidencia de obesidad. "Convivir con un perro favorece la práctica de actividad física", destaca la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

El reciente informe, publicado en la revista Journal of Aging and Health, apunta a que los adultos estadounidenses mayores de 50 años que han tenido un animal de compañía durante más de 5  años obtienen mejores resultados en pruebas de memoria cognitiva que los que viven sin animales en casa.

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El denominado efecto mascota podría ser un importante factor para prevenir el envejecimiento cerebral, junto con otros hábitos como una dieta rica en flavonoides y antioxidantes, la práctica regular de ejercicio o dormir la cantidad adecuada de horas diarias.

Para llegar a la conclusión del estudio, los investigadores de la Universidad de Michigan se basaron en una encuesta representativa a nivel nacional llevada a cabo entre 2010 y 2016 con preguntas a más de 20.000 adultos mayores de 50 años sobre el estado de sus mascotas. Durante el período de prueba de 6 años, quienes vivían con mascotas mostraron interesantes diferencias.

El efecto solamente resultó evidente en los participantes mayores de 65 años, una edad a partir de la cual pueden empezar a manifestarse los primeros síntomas del alzhéimer y de la demencia. La memoria a corto y largo plazo fue mejor en quienes tenían mascota, incluso a medida que envejecían.

El estudio tiene un carácter observacional y no causal. También puede ser a la inversa: que aquellas personas con una mejor función cognitiva tengan más papeletas de una tenencia prolongada de mascotas.

Felicidad, bacterias buenas y deporte

Abuelo con perro

Eugene Zhyvchik/Unsplash

Quienes viven con perro se mueven más y practican una actividad regular de paseo, aumentando el número de pasos que caminan cada día. El movimiento y la actividad física constante también guardan relación con la longevidad y la salud cerebral. 

Otras investigaciones destacan que los animales también aportan nuevas bacterias a la circulación doméstica, lo que podría mejorar nuestra salud intestinal, el sistema inmune y la microbiota. La ciencia también ha encontrado vínculos entre introducir una mascota en tu vida y el alivio del estrés crónico. 

 

Repasando los factores de riesgo habituales de la demencia figuran el sedentarismo o inactividad física, el aislamiento, las enfermedades cardiovasculares, la depresión/ansiedad y el estrés crónico. Vivir con un gato o con un perro —u otro animal de compañía— puede ayudar con todos estos aspectos, previniendo el deterioro cognitivo. 

Los científicos de Michigan subrayan la importancia de centrarse en los estudios en los efectos de convivir con animales a largo plazo, y no en interacciones puntuales con mascotas desconocidas. Como bien dice el refrán, Roma no se hizo en un día.

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